misfit ー nomin

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 ❝Si quieres que me quede, no me dejes esperando. 

No podemos cambiar las cosas que no podemos controlar. 

Es verano en alguna parte, por lo que no deberías ser tan frío. 

Pero no puedes siquiera mirarme a los ojos si lo intentas. 

Oh, podemos intentarlo. 

Nos veo bailando solos, nos vemos mejor sin nadie alrededor. 

Solo tú en mi imaginación, sí, en mi imaginación.❞

Imagination — Foster The People

¿Qué sería del amor, sin el dolor? Sin la separación, sin las lágrimas, sin el dolor. Solamente sería un sentimiento nimio, sin mayor intensidad, tan insípido como un plato sin sazón. Y aunque parezca masoquismo, el dolor tiene que ocurrir para poder amar finalmente, manifestándose en muchas formas, en rupturas, en errores, en distanciamiento. Pero de lo que sí estamos seguros, es de que si el destino ha decidido juntar dos almas apenadas, no habrá error, ni tormenta, ni catástrofe que pueda romper su hilo, solo para recompensarlos con el amor por el que tanto se luchó.

Pisó el acelerador, sin pensar en volver a buscarlo luego, o siquiera escucharlo. Ya no iba a hacerlo, no valía la pena. Después de todo, Jaemin siempre pensó en sí mismo, jamás le importó nada más que su propio bien. Era un egoísta que jamás empatizaba con el dolor ajeno.

Llevaba esperando bastante tiempo, pero ya se hartó. ¿De qué servía seguir insistiendo si siempre iba a terminar siendo rechazado? Ya ni siquiera valía la pena seguir luchando por algo que ya no era correspondido.

Estaba dolido. Sus palabras habían sido duras, como una estaca en el pecho que terminó por hacerlo enojar. Jaemin lo sabía, había sido testigo y él mismo le contó acerca de las traiciones que vivió, de que su vida siempre había sido terminada por una traición, y aun así tuvo la audacia para decir que él no sabía lo que una traición significaba. Como si todo lo que le dijo en esas noches íntimas no hubiesen valido nada.

Condujo hasta el muelle escabulléndose por calles pequeñas. No estaba seguro de si la policía estaba cerca aún, por lo que prefirió asegurarse. Pensó en cómo iría Jaemin a arreglárselas ahora que no tenía el coche y estaban lejos de casa, pero le restó importancia. Si volvía o no, no tendría por qué ser su problema.

Se estacionó en la calle y caminó hasta que encontró un espacio alejado de la gente en donde poder pararse frente a la baranda y fumar a gusto. El atardecer había comenzado, y la brisa fría hizo presencia, revolviéndole los cabellos. Apoyó sus brazos sobre el metal y sintió el tabaco pasar por su boca a sus pulmones, simplemente una sensación exquisita. Quiso mantenerse relajado, pero la imagen de la discusión no se esfumaba de su cabeza.

Empezó a sentirse algo mal al darse cuenta de que no le había dado la oportunidad de hablar. De que le escupió todo sin tapujos por haberse dejado llevar por la ira.

Tiró el cigarro al suelo y lo pisoteó, sintiéndose frustrado de pronto.

—Agh, mierda, fui un idiota —masculló, dándose cuenta finalmente de lo que había provocado por sus impulsos.

Recién se daba cuenta del error que había cometido. ¿Por qué tenía que estar sintiendo arrepentimiento? Antes no lo hacía, jamás se arrepentía de ninguna de sus acciones, pero ahora sí, y estaba seguro de que era la peor sensación que alguna vez haya experimentado.