misfit ー nomin

22

Tal parecía ser que cada palabra que Jaemin soltaba, hacía a su madre llorar aún más. Cuando le dijo que la había extrañado, ella explotó en lágrimas por enésima vez, y se aferró a él, como queriendo compensar más de veinte años de ausencia con un abrazo. Y Jaemin lo recibió, también con lágrimas, pero con un sabor diferente. Una mezcla que terminó siendo amarga.

Tristeza, emoción y enojo, tres emociones distintas que no sabía, hasta este momento, que podía sentirlas simultáneamente. Estaba triste por su madre, por haberla perdido y posteriormente encontrado a causa de una casualidad como esta, por lo que tuvo que pasar para escapar de las manos de su propio marido y ser libre, como así también era su deseo. Emoción, por haberla encontrado, por saber ahora, que no había sido traicionado, sino que su madre estaba aquí, viva, y al parecer, aún parecía quererle, a pesar de ni siquiera verlo crecer, sin siquiera saber quién era en un principio. Y enojo, por las dos emociones juntas, por no haberla encontrado antes, por sentirse herido, por no haber recibido ninguna explicación. Por haber sido dejado en ese infierno sin nadie a quien acudir más que sus hermanos, que yacen muertos.

—Si pudiera regresar el tiempo... Habría hecho todo lo posible por haber escapado junto a ustedes —dijo ella entre sollozos.

Y con un ardor en su pecho, le respondió:

—Hiciste lo que pudiste, mamá. Escapar de ahí por uno mismo ya es difícil, no habrías podido escapar con nosotros cuatro aun si lo hubieses intentado múltiples veces. —Las lágrimas le nublaban la vista. Quería llorar, su voz trémula lo delataba. Se dio una pausa para tomar aire y resistir un poco más—. Lo importante es que sigues con vida...

Un largo silencio se formó. Jaemin lloró en silencio, las lágrimas mojaron los cabellos de su madre. Y luego de un reconfortante y a la vez doloroso abrazo, ella fue la primera en separarse de su hijo para mirarlo. Tomó su rostro, y enjugó sus lágrimas para luego sonreír con tristeza y decir:

—Sé que eras muy pequeño como para recordarlo, pero, ¿qué creías que había pasado conmigo cuando yo no estuve?

El sonido calmo de su voz, su tacto cálido sobre su rostro, sus dedos limpiando sus lágrimas hizo remecer algo dentro suyo, una sensación de calma que no supo explicar.

—Mis hermanos... Te guardaban mucho rencor. A diferencia de mí, ellos sí sabían lo que habías hecho y supuse que decían la verdad. Que nos habías abandonado, que no nos amabas de verdad. —El dolor reflejado en los ojos de su madre le hizo apartar la vista y alejarse de ella para no hacerla llorar otra vez—. Recuerdo a Yuqi cuestionarse repetidas veces la razón por la que nos habían adoptado si no nos iban a querer como sus hijos, y yo le encontré razón. Empecé a cuestionarme lo mismo cuando crecí y me di cuenta de que mi padre solo nos tenía para su beneficio.

—Entonces, al igual que ellos... ¿Me odiabas?

Jaemin volvió a sentarse a la mesa, la comida ya se había enfriado. Su madre permaneció de pie, observando a su hijo con expectación.

No pudo decírselo, por lo que terminó afirmando con la cabeza.

—Pero ahora logro entender por qué lo hiciste. Porque tuve que escapar yo también para saber que no había otra manera sino que arriesgando nuestra vida.

—¿También buscabas escapar?

—Sí. Después de que Mark se aliara con mi padre, supe que no había manera en la que no saliese de aquí si no fuese derrocando esa mafia o arriesgando mi vida. Luché por ser el sucesor de mi padre, pero él dejó que Mark ganara y entonces... No tuve otra opción sino escapar luego de haber llevado a cabo mi plan para convencerlo.

—O sea que... Todo lo que hiciste que dejó el país patas arriba... ¿Fue por conseguir el puesto de tu padre? —preguntó a medida que se sentaba en la silla de enfrente.