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Al girarse y verlo delante de él, quedó petrificado. Juraría haberse vuelto loco de no ser porque a su lado posaba un chico que no conocía y que también parecía escudriñarlo con la mirada.

—¿Qué haces aquí? —Se sorprendió de que su voz no temblase, porque se había asustado de verdad—. ¿No estabas muerto?

—No puedo morir sabiendo que ustedes siguen viviendo. —La sonrisa no se iba de su rostro. Jeno divisó un hueco en una de sus muelas; el diente que le rompió—. ¿Querían hacerme sufrir dejándome agonizar? Bien, pues les salió mal —soltó una risita que lo hizo ver como un lunático.

Jeno tragó saliva. Este encuentro tan repentino definitivamente no se lo esperaba, y aunque odiase a Mark con todo lo que tenía, no podía negar que tenerlo frente a él, en ese estado de locura, le asustaba en cierto porcentaje.

—¿A qué viniste? —preguntó, a la defensiva.

—A buscarlos, claramente. —Sus ojos pétreos no combinaban en lo absoluto con su sonrisa vacilona.

El miedo fue disipándose en Jeno al verlo mejor. Estaba hecho mierda, casi de manera literal. Sus ropas visiblemente caras no podían ocultar la hinchazón de su rostro, tampoco las costras que se expandían como lunares por su barbilla y otras partes de su cuerpo por la paliza que le dio unas semanas atrás. Le costaba mantenerse de pie, notaba un ligero temblor en sus piernas al no estar con sus muletas que, en ese momento, el chico que estaba detrás de él sostenía. Mark no era rival para él. Quizás seguía vivo, pero al menos lo había dejado malherido y no podría molestarlo directamente.

Aunque, eso no quitaba el hecho de que podía llegar a ser alguien peligroso. Tenía dinero y contactos quienes fácilmente podrían deshacerse de ellos si no eran lo suficientemente perspicaces.

Fingió que su presencia no le importaba, y atrevió a reírse en su cara como si le hubiese contado un chiste.

—¿Y tú crees que yo voy a permitir siquiera que te acerques a nosotros? —Lo miró, desafiante.

Mark no pareció intimidado por su comentario, es más, su sonrisa, que ha permanecido durante toda la conversación, se ensanchó. Violó su espacio personal y se acercó para susurrarle al oído:

—Siempre estoy cerca, no te olvides.

—¡Siguiente! —oyeron ambos decir atrás.

Jeno sostuvo su mirada sobre él, con el rencor ramificándose en su interior. De pronto recordó todo lo que sucedió para llegar aquí, y pensar que todo fue culpa de Mark le hacía desear dejar todas las consecuencias a un lado y matarlo allí mismo. Kun, Haechan, Sunghoon. Todos dieron muerte por su culpa. Kun por haberse aliado a él, Haechan y Sunghoon por ser sus víctimas.

Pasó a la caja cuando fue llamado una segunda vez. Vio a Mark de reojo, aún le sostenía la mirada. Pagó sus cosas, y presa del miedo, huyó, no sin antes propagarle una mirada de odio, porque claramente esta conversación no había terminado.

Volvió al coche, con paso apresurado. No midió la fuerza con la que cerró la portezuela, lo que provocó que Jaemin despertase de un respingo.

Jeno dejó la bolsa de dulces sobre su regazo y guardó la cajetilla de cigarros dentro de la guantera luego de sacar uno para fumárselo en el camino. Le dio una mirada a la tienda, Mark seguía allí. Si se iban pronto probablemente lo perderían de vista, ojalá para siempre.

—Oh, estos son mis dulces favoritos... —balbuceó al ver la bolsa. Los ojos le brillaron de ilusión—. ¿Cómo sabías? —le preguntó.

Jeno desvió su vista a él cuando lo oyó. Sonrió en respuesta. Era casi una falta de respeto hacer esa pregunta cuando eran las únicas paletas que consumía.

misfit ー nominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora