La desconfianza en Jaemin parecía ser casi innata. Jamás ha confiado del todo en nadie, ni siquiera en Jeno, que hasta ahora, es la única persona en la que ha podido confiar casi plenamente, aparte de Sunghoon.
Sin embargo, esta era la primera vez que confiaba en un desconocido con solo saber su nombre.
La mujer que lo atendió en ese restaurante no solo se encargó de darle algo de comer, sino que también lo atendió cuando Jaemin sintió desmayar en el baño. Aún no estaba del todo seguro que lo que vio en la muñeca de Taeyeon haya sido lo que él creía que era porque no estaba en sus cinco sentidos, pero no pudo negar que un ligero vuelco dio en su corazón al verlo.
—Oh, chiquillo, realmente estás enfermo... —susurró ella con ternura—. Te dejaré descansar aquí, ¿sí? Veré si tengo algunas medicinas para darte.
Jaemin se dejó llevar cuando ella lo dirigió puertas adentro del restaurante, donde se encontró con una pequeña pero acogedora casa. Taeyeon lo dejó sobre el edredón, y lo tapó con una manta que posaba a los pies de la cama. Luego, se acercó a él y chequeó su temperatura con el dorso de su mano. El tatuaje seguía allí, no era parte de su imaginación, sin embargo, por la oscuridad de la habitación y su vista nublada no supo si era exactamente el mismo...
Aunque la rosa negra era casi inconfundible.
—Tienes fiebre... Te traeré más mantas y los medicamentos, ¿sí? No te preocupes, puedes descansar aquí hasta que te sientas mejor.
Y salió de la habitación, envolviendo a Jaemin en un profundo silencio. Cerró los ojos, su cabeza dolía, su garganta escocía. Seguramente era un resfriado común, sin embargo, un dato de Jaemin que solo era conocido por sus más cercanos, es que suele ser muy enfermizo. Al pasar estresado, lleno de trabajo y no comiendo lo suficiente por falta de tiempo, sus defensas eran pocas y, por lo tanto, un simple resfriado o descuido podía significar algo como esto.
No supo en qué momento sucedió, pero se quedó profundamente dormido. Sintió el paño frío sobre su frente y cuando abrió los ojos de nuevo, ya era de día otra vez.
Se incorporó en la cama con una sensación de relajo y descanso que nunca antes había sentido. Sus músculos parecían sentirse más blandos, sus ojos aún permanecían entornados al no poder despertar del todo. El paño, ya seco, cayó sobre su regazo y entonces Jaemin recordó todo lo que pasó la noche anterior, desde haber sido dejado en mitad de la carretera hasta haber caído rendido aquí en esta cama, con una fiebre que por poco lo dejaba delirando.
A diferencia de la mayoría de veces, no sintió la necesidad de huir. Revisó sus bolsillos, y luego recordó que nada de lo que le pertenecía lo traía consigo, además de un par de billetes que guardaba siempre en el bolsillo interior de su saco y que seguía allí, intacto. Nada había pasado, además de haber tenido el mejor sueño de su vida.
Sintió la garganta seca y decidió levantarse a por un vaso de agua y partir de vuelta a casa, pero no fue necesario, el vaso le esperaba en el buró junto a un frasco de pastillas y una nota pegada sobre ella diciendo «Iba a darte estas medicinas, pero cuando volví ya te habías dormido. ¡Espero que cuando leas esta nota al despertar te sientas mucho mejor!»
Jaemin sonrió ligeramente al leer la nota. Esta mujer era muy gentil.
Por fin se levantó de la cama y salió de la habitación. Lo primero con lo que se encontró fue con la sala de estar, que en aquel momento estaba vacía. La casa permanecía en silencio, y entonces Jaemin se dio el lujo de curiosear un poco sobre lo que había allí, aunque no fuese mucho. La mujer no tenía fotos con su familia o algún tipo de decoración que revelase un poco más sobre ella. Todo estaba vacío, el espacio en el que esta mujer vivía se sentía como una casa predeterminada, sin identidad.

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misfit ー nomin
FanfictionSe enamoraron, hasta que ambos corazones terminaron rotos por un solo error. Ahora son fugitivos en búsqueda de una libertad, de un perdón y la sanación de desgarradoras heridas. Pero que para lograrlo, deberán aprender de su propio pasado, de sus e...