Tan pronto como se es dada la vida, de la misma forma es quitada. Repentino, involuntario y arrebatado. Y lo más aterrador es la incertidumbre de cuándo y dónde será ese momento en que nuestra vida dará por terminada.
Porque Doyoung no pensó que su vida iría a terminar con una bala. Y por supuesto, tampoco se habría imaginado morir al defender al criminal que debía ser encarcelado bajo su mando.
Pero así fue. Un impulso lo hizo abalanzarse delante de Jaemin para que la bala no cayera sobre él, y entonces recibió el disparo en su estómago, haciéndolo desplomarse en el suelo, sin tardar en mancharlo con el carmesí de su sangre.
Había estado observando la escena desde que Taeyong llegó al lugar junto con Mark. Sus víctimas sedadas, vulnerables ante ellos sin poder defenderse, porque directamente estaban inconscientes. Ambos se dieron el lujo de tener tiempo para poder amarrarlos bien a la silla, sin el miedo de que alguien o algo llegase a interrumpir. Observó y oyó cada diálogo, acción e insulto que ocurrió allí dentro, y no pudo dejar de sentirse decepcionado de Taeyong, de su soberbia y necedad al creer que esto era una buena idea.
Ojalá el Taeyong de cinco años atrás pueda ver en lo que se ha convertido para evitarlo. Porque lo que ve ahora, no es ni un atisbo del Taeyong que conoció y se enamoró. De pronto el anillo escarlata que traía en su dedo anular ya no tenía significado para él, porque la persona que se lo dio no es la misma. Ha perdido todo su valor.
Por eso no le importó sacrificarse. Porque siempre había sido leal a su trabajo y sus métodos, que sin importar el tiempo o la dificultad, eran efectivos. Pero Taeyong dejó de creer en ello, y se vio cegado por la impaciencia y tentado por la corrupción de conseguir el mismo resultado en menos tiempo y con métodos incorrectos.
El dolor no tardó en canalizarse hacia todo su cuerpo. Era incapaz de pensar claramente, pero estaba seguro de que lo había hecho para bien. Quería a Jaemin vivo, tras las rejas. Muerto no le iría a servir de nada, y tanto Taeyong como él lo tenían bien claro.
Pero también estaba claro que de aquí al menos uno saldría sin vida. Y él era uno de ellos. Una misión cautelosa terminó siendo una misión suicida para él. Pero tenía el orgullo de decir, que siempre usó los métodos correctos.
—¡¿Doyoung?! —exclamó Taeyong al ver lo sucedido. No dudó ni un segundo en dejarlo todo y correr a su encuentro. Alterado, vio el estado en el que se encontraba y por unos segundos no supo qué hacer. La sangre había empapado su camisa blanca y las gotas caían en el suelo. Lentamente se iba formando un charco a su alrededor. Con sus manos temblorosas tocó el lugar herido y sus manos se vieron entintadas de rojo tan pronto como rozó su ropa. Y solo entonces cayó en cuenta que Doyoung estaba muriendo delante de él y atinó a hacer algo al respecto.
Despedazó sus ropas para poder usarlo como venda y presionó el lugar herido. Doyoung jadeaba cada vez con más dificultad, y Taeyong comenzó a desesperarse.
—¡¿Qué hiciste?! —le reprochó a Mark en un bramido.
—Él fue el que se cruzó. Yo le apunté a Jaemin —dijo con desinterés. Ni siquiera lo miraba, fumaba como si estuviese presenciando alguna cotidianeidad—. Bueno, de todas formas quería tener una última charla con mi hermanito antes de darlo por muerto. —Sonrió con cinismo.
Taeyong rugió como si aquello fuese a solucionar algo. Volvió su vista hacia su novio cuando sintió su temblorosa diestra posarse sobre su brazo. Entre sus dedos sostenía el anillo de rubí que le había dado cuando se comprometieron.
—Lo siento, creo que... creo que no podremos casarnos otra vez... —masculló. Su voz forzada se oía casi como un resuello.
—No, no digas eso mi amor —le dijo con desesperación. Las lágrimas inundaron sus ojos—. Vas a estar bien, ¿sí? Te llevaré con un médico y volverás a la normalidad... Solo resiste un poco más... Por favor...

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misfit ー nomin
FanfictionSe enamoraron, hasta que ambos corazones terminaron rotos por un solo error. Ahora son fugitivos en búsqueda de una libertad, de un perdón y la sanación de desgarradoras heridas. Pero que para lograrlo, deberán aprender de su propio pasado, de sus e...