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Poco a poco este enorme departamento comenzaba a sentirse como un hogar. Lamentablemente Renjun venía incluido con él pero, a pesar de ser alguien más bien impredecible la mayoría del tiempo, cualidad que en muchas ocasiones llegaba a ser molesto, podían llegar a entenderse. Compartían un objetivo, después de todo: deshacerse de la persona que en cierto grado les ha arruinado parte de sus vidas.

Jaemin ha sido el primero en adaptarse, sorpresivamente, pues solía ser alguien que se ceñía a sus costumbres y estilo de vida. Este lugar para él era agradable, aprendía de a poco a no estar solo todo el tiempo y empezaba a acostumbrarse a esa compañía que Jeno le daba gran parte del día.

Ahora mismo volvían juntos luego de haber terminado el encargo que Renjun les había mandado, luego de unas... distracciones de por medio que les alentó su llegada a casa.

Ya que Renjun no les concedía su cama, debían buscar otros métodos. Y vaya, funcionó bien para ambos.

—¿Y ustedes? ¿Les fue bien que acaso vienen con la sonrisa pegada en la cara? —inquirió Renjun al verlos entrar a ambos tomados de la mano.

Jeno y Jaemin se dieron miradas sugerentes.

—Más que bien, de hecho —replicó Jeno esbozando una sonrisa picarona, y recibiendo un codazo por parte de su contrario.

—Aquí está lo que pediste, y más. —Jaemin dejó el bolso sobre la mesa de centro.

Los ojos de Renjun brillaron de tan solo ver lo lleno que estaba ese bolso. La boca se le aguó cuando lo abrió y los billetes verdes atraparon su vista.

—Maravilloso... —susurró, embelesado. Segundos después recobró la compostura y se volvió a ellos una vez aclaró su garganta—. Pero eso no es relevante en este momento, ya luego nos repartiremos el dinero.

Los invitó a tomar asiento y ellos lo hicieron sin reproches de por medio. Renjun apartó el bolso para evitar distracciones y adoptando un rostro serio y determinado, habló:

—El plan va tal cual como lo habíamos estipulado. Mark se está acercando a nosotros junto a su equipo.

—¿Equipo? —inquirió Jaemin.

—Esos dos policías que los han estado buscando desde que llegaron aquí. —Hizo una pausa antes de revelar lo importante—. Me han descubierto, al parecer, ya que me han informado que alguien sospechoso ha estado merodeando mi lugar de trabajo en el puerto.

—¿Qué tan bueno es eso? —preguntó Jeno esta vez.

—Demasiado bueno. Que descubran todo lo que quieran, que investiguen mi negocio. Porque como sea, vamos a ganar.

—¿Cuál es tu plan?

—Ser descubierto. —Y con los ojos inyectados en sangre, reflejando el resentimiento en ellos, agregó—. Y luego matarlo. A sangre fría.

—No podemos hacerlo así sin más —Jaemin se cruzó de brazos. Su mirada seria y determinada se asemejaba a ese Jaemin de hace un tiempo atrás, aquel que no le temía a nada, o más bien, aquel que aparentaba no temerle a nada—. Deberíamos idear una estrategia.

—¿Y crees que no la tengo? —Renjun enarcó una ceja—. No llevo toda mi vida dentro de este negocio para que un mafioso y dos policías ineptos e ilusos me lo quiten todo de una maniobra, no pienso permitirlo, a pesar de que ya me quitaron algo aún más valioso que todo lo que ahora poseo.

—¿Y cuál es tu plan? —inquirió Jeno.

Renjun se dio el tiempo para responder cómodamente. Se acomodó en el sofá, posó sus manos sobre los brazos de este y los miró a ambos con un rostro de ambición que sin duda denotaba sus intenciones. Estaba dispuesto a ganar, pasara lo que pasase.

misfit ー nominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora