12

692 81 48
                                        

A regañadientes, Jaemin tuvo que aceptar. Se sintió frustrado cuando estrechó su mano con la de Renjun, puesto que su idea jamás fue volver a ejercer este trabajo y esta vida que lo arruinó por completo, pero tenía que resignarse al verse entre la espada y la pared. Lamentablemente en este estado lujos no podía darse, por lo que, resignándose, tuvo que aceptar junto con Jeno quien, aparentemente, se veía más contento de lo que esperó.

Y así era, Jeno estaba satisfecho con la oportunidad que Renjun le había otorgado. No solo por el dinero que iría a recibir luego de comenzar con su trabajo, sino también por el trabajo en sí, que era lo que más le emocionaba; sentir era adrenalina que hace un tiempo que ya no siente con la misma intensidad. Esto sin duda para él sería una gran experiencia, pero para él, únicamente para él.

—Ya tengo las misiones para ustedes, mas no se las diré sino hasta que las llevemos a cabo —comentó Renjun mientras los dirigía a ambos hacia la salida—. Para mantenerlos con la intriga, ji, ji. —Sonrió travieso.

Finalmente, llegaron a lo que parecía ser una entrada. El pasillo por el que anduvieron era típico de un escondite, sin mayores lujos o decoraciones. Quizás Renjun tenía la misma costumbre de Jaemin de siempre esconderse en los lugares más andrajosos, pensó Jeno.

—¿Entonces cuándo vamos a empezar? —preguntó Jeno.

—Hey, espera. —Jaemin los detuvo a ambos antes de que Renjun les abriese la puerta—. No me iré hasta que nos digas cómo fue que nos encontraste. —Se cruzó de brazos y lo miró despectivamente.

Renjun pareció sorprenderse por lo tajante de sus palabras, pero se recompuso en un segundo.

—Ay... Se nota que no ves las noticias, ¿eh? —dijo con cierto tono burlón.

El ceño de Jaemin se frunció. Aquello no le causaba ninguna puta gracia. Renjun era tan insoportable y aún más que cuando conoció a Jeno meses atrás.

—No estoy para tus bromitas, respóndeme —espetó, dando un paso hacia adelante para enfrentarlo. Jeno lo detuvo tomándolo del hombro.

Renjun suspiró dramáticamente. Le dio una calada al cigarro que sostenía entre sus dedos antes de responder.

—Pues sus caras están en todas partes —dijo con ironía, la sonrisa en su rostro daba la impresión de que se estaba burlando de él—, por lo que, al saberlo, no dudé en mandar a alguien a buscarlos. Supe que eran ustedes, ya que Haechan solía mencionarlos a menudo. Los encontré hace unos días, mucho antes de que la policía los persiguiera. Mis hombres no fueron escogidos porque sí, no son cualquier persona. —La sonrisa de orgullo bailó sobre sus labios, acción que a Jaemin no le agradó en absoluto.

Si no fuese porque Jeno lo tenía bien sujeto, ya se habría abalanzado sobre él, pues poco le importaba que haya sido el mismísimo novio de su mejor amigo, para Jaemin solo era un contrincante más, un obstáculo que tenía que quitar de en medio porque le impedía continuar.

—Quiero saber específicamente el tipo de trabajo que haremos. —Su mirada determinada no intimidó a Renjun en lo absoluto. Al parecer nada lo hacía tener miedo, ya que sol se ha dedicado exclusivamente a reírse y actuar como un lunático todo el tiempo.

—No puedo decírselos... pero mañana lo sabrán, lo prometo. De hecho, mañana quiero que nos encontremos aquí mismo para que vean y se preparen para lo que están a punto de hacer.

—Dínoslo ahora —saltó el castaño.

—Jaemin, basta. Deberíamos irnos —susurró Jeno en su oído. Intentó detenerlo al tirar de su brazo para que se fuera con él, pero Jaemin se zafó de su mano de un tirón.

misfit ー nominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora