Era hasta increíble la manera tan sencilla en la que dos demonios se disfrazaron de humanos para poder pasar desapercibidos. Y era aún más increíble, que estuviese funcionando.
Iban a cumplir casi dos semanas desde su llegada a Jeju, y desde entonces, incluso trabajando como meseros en un restaurant bastante concurrido, pasaban desapercibidos por todos. Incluso con las noticias reproduciendo sus perfiles en la enorme pantalla.
Eran conscientes del revuelo que estaban causando, sobre todo Jaemin quien, luego de haber llevado a cabo su plan, ha llevado al país a una crisis que, desde entonces, se ha ido manifestando a través de protestas, saqueos, y una baja drástica en la economía debido a la crisis que han enfrentado distintas empresas al ser revelados muchos de sus movimientos sucios. Innumerables eran las razones por las que el país luchaba en ese momento, y el culpable vivía tranquilamente en un pequeño departamento mientras servía de mesero todos los días en un restaurante pequeño en la isla paradisiaca de Jeju, junto a su enemigo, Lee Jeno, quien también habría contribuido a su crimen, además de haber cometido un par por su cuenta.
Pero acá, en esta pequeña isla, no ocurrían esas cosas. La gente no se manifestaba, y el único cambio aparentemente drástico que ha sufrido ha sido el alza de los precios. Y eso les hacía olvidarse, cuando no veían las noticias, de que eran realmente unos fugitivos, de que habían causado un problema de tal magnitud que, si eran atrapados, irían directamente tras las rejas con condena perpetua. Jaemin por haber sido el criminal, Jeno por haber sido cómplice, y también haber cometido otros crímenes.
Aunque solían ignorarlo. Preferían fingir que eran dos chicos nuevos en una isla desconocida para ellos. Preferían fingir que estaban viviendo una vida normal en vez de preocuparse totalmente a no ser atrapados. Y les estaba yendo bien... al menos a Jaemin, porque el caso de Jeno era diferente.
Él nunca había sido mucho de rutinas, y el hecho de vivir el mismo día por una semana completa le estaba drenando las energías. Sólo podía recargarlas cuando salía con Jaemin en las noches, después del trabajo, pero dentro del restaurant, corriendo de la cocina a las mesas y de las mesas a la barra o a la caja de manera casi automática, le estaba carcomiendo la cabeza y llenándola de estrés.
Sobre todo, porque Jaemin seguía siendo distante con él. Lo ha llevado a tres lugares en total: la feria, las rocas y la colina, y aunque su deseo al principio sólo era hacerlo disfrutar y conocer cosas que ambos no pudieron permitirse, sí tenía que admitir, que lo hacía también para poder recibir su perdón, para ablandarle el corazón un poco, y así quizás escucharía esas palabras de las que tan necesitado estaba de poder expresarle. Sin embargo, no estaba rindiendo frutos. Jaemin seguía actuando igual, y él, aunque intentase entenderlo, también perdía la paciencia. Aun así, seguía esperándolo, y seguiría haciéndolo el tiempo que fuese suficiente, o de eso intentaba convencerse.
—Las noticias cada vez hablan menos de nosotros... —dijo Jeno cuando Jaemin salió del baño frotándose el cabello con la toalla.
—Como no nos han encontrado, ya no saben qué decir más que pedir que aporten con la búsqueda. Si seguimos así pronto podremos irnos. —Colgó la toalla con la que se secó el cabello alrededor de su cuello. Pasó a la cocina de su nuevo apartamento para poder comer algo antes de dormir.
El lugar en el que se estaban quedando no tenía mayores lujos. Un salón y cocina pequeños, dos habitaciones, un baño. Lo justo y necesario para cubrir sus necesidades básicas. A un precio bastante razonable, porque claro, el dinero ahora era lo más importante para ellos que no tienen mayores ingresos que un sueldo común dentro de un restaurant, porque la fortuna que poseían estaba siempre con ellos, muy bien guardada o en la maleta del coche, o en el armario, pero siempre junto a ellos.

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misfit ー nomin
Fiksi PenggemarSe enamoraron, hasta que ambos corazones terminaron rotos por un solo error. Ahora son fugitivos en búsqueda de una libertad, de un perdón y la sanación de desgarradoras heridas. Pero que para lograrlo, deberán aprender de su propio pasado, de sus e...