Dentro del coche fluían pensamientos similares entre las únicas dos personas que se transportaban en él. Pensamientos de duda, de tristeza, de arrepentimiento, y una necesidad de hablar que ninguno podía resistir, pero que tampoco podían decir.
Muchas cosas pasaban entre ambos, pues sabían que algo había cambiado desde que Doyoung fue herido. La barrera que los separaba ya tenía una grieta significativa, que con cualquier acción mínimamente relevante podría derrumbarse. Sin embargo, el hecho de que la frontera se abra no traía, necesariamente, un beneficio para ellos. Y era esa incertidumbre, lo que los mantenía a raya. Mientras Taeyong ignoraba la grieta, Doyoung decidía dubitativo sobre si escoger el mazo para destruirlo o el cemento para repararlo.
Distracciones había de por medio que aplazaban su decisión, como la principal razón por la que estaban ahora en esta isla, cosa que, en realidad, no debería ser considerada como una distracción.
—Aquí es —anunció Taeyong, deteniendo el coche. Doyoung observó el letrero del restaurante—. Es hora.
El detective lo siguió, con libreta y lápiz en mano. Al entrar se encontraron de inmediato con un chico joven de apariencia agradable y cabellos oscuros, quien los recibió con una sonrisa cordial: Chenle. Estuvo a punto de dirigirlos hacia una mesa, pero Taeyong le mostró su placa.
El rostro estupefacto del chico hizo a Taeyong explicarle la situación de inmediato.
—Solo venimos a hacer un par de preguntas. ¿Está el dueño aquí?
—S-sí... iré a buscarlo —titubeó, y corrió en dirección a la cocina—. ¡Padre!
—Negocio familiar... —comentó Taeyong.
Doyoung asintió en respuesta, observando el lugar con sumo detenimiento. La vez anterior no se percató de la mezcla de culturas china y coreana que se le hizo sumamente interesante. Por eso y por la comida que apenas y probó, supo que se trataba, o de una familia extranjera que inmigró a esta isla, o una familia con uno de los dos padres de nacionalidad extranjera.
Y no se equivocó, ya que al preguntarle, el hombre no tardó en darle toda la información que le preguntaron, entre ellas la que aseveraba que eran una familia china que inmigró a esta isla en búsqueda de un mejor estilo de vida.
—¿Cuánto tiempo estuvieron trabajando aquí? —preguntó Taeyong sin dejar de anotar en su libreta. Ya tenía la información de él, los nombres falsos con los que se presentaron, solamente le faltaba una información más—. ¿Tiene una copia de su currículum?
El hombre meneó la cabeza.
—Los contraté así nada más, no vi que fuese necesario... —Se rascó la cabeza en un notorio signo de incomodidad.
—¿Al menos sabe dónde vivían?
—No, lo siento. Jamás me lo dijeron. —Bajó la vista ante la evidente mirada de decepción de ambos policías.
—¿Qué tipo de relación tenían? —Su voz sonaba con un ligero rugido. Estaba irritado.
—Nos dijeron que llevaban un tiempo siendo novios, sin embargo, no sé el tiempo exacto...
—Yo sí sé dónde viven —saltó Chenle—. Lo sé porque les pregunté.
—¿Dónde? —Taeyong dio un paso hacia adelante, lo que lo intimido. Doyoung lo tomó de las ropas para mantener la distancia.
—Fuera del centro, en un departamento que está justamente al lado de una cafetería. No recuerdo el nombre de la calle, pero sí sé que vivían en el quinto piso —dijo. Su mirada inocente denotaba sinceridad.

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misfit ー nomin
FanfictionSe enamoraron, hasta que ambos corazones terminaron rotos por un solo error. Ahora son fugitivos en búsqueda de una libertad, de un perdón y la sanación de desgarradoras heridas. Pero que para lograrlo, deberán aprender de su propio pasado, de sus e...