misfit ー nomin

14

La sonrisa esbozada en el rostro de quien estaba sentado al otro lado de la mesa no le inspiró ningún tipo de confianza a Doyoung. Su forma de hablar, sus expresiones, su apariencia, denotaba que no se trataba de alguien que podría mantener negocios limpios, y no era mera intuición, había sido entrenado, y la misma experiencia le decía que gente como ella, que llegaba de improvisto y que parecía saberlo todo, no podía ser alguien confiable. Pero al parecer Taeyong había perdido la cordura, puesto que no estaba viendo los indicios que él sí.

No pareció refutar al oírlo decir aquella frase, y al advertir que estaba a punto de negociar con él, Doyoung intervino:

—No sé qué es lo que le hace pensar que tiene el derecho de intervenir en una conversación ajena, pero sea lo que sea, no estamos interesados en su oferta —dijo, y pateó la pierna de Taeyong bajo la mesa para que entendiera que tenía que seguirle la corriente.

Mas Taeyong prefirió ignorarlo.

—No puedo unirme a ti si no me dices a qué es lo que te dedicas —dijo, analizando su aspecto. Por el traje que usaba y su apariencia elegante le daba la impresión de ser alguien con mucho dinero.

Mark esbozó una sonrisa al oírlo.

—Si se lo digo perdería su gracia...

—Taeyong, no creo que esto sea...

—¿Cómo los conoces? A Jeno y Jaemin. —Lo ignoró de nuevo.

Doyoung bufó de frustración.

—Uno de ellos es más cercano a mí de lo que parece, el otro... Solo es un perro faldero, y un iluso. —Soltó una risita burlesca—. Pero ténganlo por seguro, que tengo el mismo deseo por atraparlos que ustedes.

Inquisitivo, Doyoung lo miró. Seguía sin poder fiarse de él. Era su aura, su apariencia, la que le decía que esto podría tratarse de una potencial trampa.

Mark le extendió una tarjeta a Taeyong antes de ponerse de pie.

—Si les interesa, pueden llamarme. Los estaré esperando. Ahora, si me disculpan, tengo que atender otros asuntos. —Y se fue del lugar sin esperar por una respuesta.

Jisung lo esperaba en el coche en la entrada. Al ver a Mark entrar en el coche, impaciente, tuvo que preguntarle lo que había sucedido.

—¿Cree usted que aceptarán?

Mark lo miró enarcando una ceja, como si no pudiese creer que realmente haya hecho esa pregunta.

—No lo habría hecho si supiese que van a rechazar la oferta. Hemos llegado en el momento correcto. 

—Joder, ¿puedes acelerar? —saltó Jeno, alterado.

—¡Hago lo que puedo! ¿Sí? ¡Tranquilízate! —bramó el otro—. Si hubiese sabido lo difícil que es conducir esta mierda no me habría ofrecido.

—Tendré que detenerlos yo —dijo entonces, y abrió la ventana mientras sacaba su arma del bolsillo. Se asomó y apuntó al primer coche que divisó. A la velocidad a la que iban le era difícil tener una buena puntería, pero eso no lo detuvo. Disparó apenas apuntó a una de las llantas, y por arte de suerte, dio en el blanco. El coche se desestabilizó y se estrelló contra el que iba a su lado, sin embargo, otra patrulla venía detrás, la cual los esquivó y los alcanzó con rapidez.

Jeno masculló un par de improperios al ver que el copiloto del coche también se asomaba para atacar, y se refugió dentro del coche para evitar ser herido.