Narra Gavi.Domingo 28 de noviembre.
Hace un par de horas que terminó el partido en Villarreal. El encuentro ha salido bastante bien: hemos ganado 1 a 3, con goles de Frenkie,
Memphis y Coutinho de penalti. Tres puntos que nos llevamos para casa y noventa minutos que he jugado completos.Nos subimos al avión de regreso a Barcelona. Me acomodo junto a Nico, reviso los mensajes y me extraña que no tenga ninguno de Mia. Quizá ya esté dormida. No hablo con ella desde ayer por la mañana. Me dijo que iba a comer en casa de su amiga Patricia y que luego improvisarían, pero que vería el partido por la televisión. Y eso es justo lo que me inquieta: cuando juego fuera, Mía siempre es la primera en escribirme. Ganemos, perdamos o empatemos, nunca falta su mensaje.
- ¿No te ha escrito? - me pregunta Nico, mirándome de reojo.
Niego con la cabeza.
- No, y no sé por qué. ¿Le habrá pasado algo?
- Gavi, pero ¿qué le va a pasar? - responde, intentado quitarle hierro al asunto.
- No lo sé - digo, con ese nudo en el estómago que no sé cómo explicar.
- Seguro que está bien. Habrá visto el partido, ya te escribirá.
Asiento, aunque por dentro no me convence.
- Vamos a ver una película - dice Nico, colocando su iPad entre los dos.
Intento centrarme en la película, pero no dejo de pensar en Mia. Hay algo, algo que me dice que algo no está bien.
Cuando estamos aterrizando en Barcelona, noto alboroto a mi alrededor. Me distraigo, no entiendo qué pasa.
- Hay que contárselo - dice Pedri, en voz baja.
- ¡Qué no le contéis nada a Gavi todavía, hostia! - grita Eric.
- ¿El qué no me vais a contar? - pregunto, frunciendo el ceño. Nadie responde. - Nadie me dice nada, cojonudo - añado, enfadado.
- Toma, el móvil - dice Pedri, tendiéndome su teléfono. - Pero por favor ,Gavi, tranquilo.
- ¿Qué pasa? - pregunto, cada vez más agobiado.
- Es sobre Mía.
- ¿Qué le pasa a Mia? - pregunto, con el corazón cada vez más encogido.
- Está en el hospital - responde, pero no le entiendo bien.
- Repite. Repite, por favor.
- Mia está en el hospital.
Siento que el mundo se detiene. Niego con la cabeza, incrédulo. El teléfono vibra en mi mano: es Gabriela, su novia. Miro a Pedri, que asiente para que responda yo.
- Gabriela - digo al descolgar.
- Gavi - responde ella con la voz temblorosa.
- ¿Qué ha pasado? ¿Por qué esta en el hospital?
Nico me hace un gesto para que me calme un poco, pero no puedo.
- No es algo que te pueda contarte por teléfono... pero... tiene que ver con sus padres.
- ¿Ella está bien?
- No lo sabemos, Gavi - contesta, y me llevo las manos a la cara, frustrado.
Me cago en sus padres. Si Mía solo quiere ser libre, vivir su vida como cualquier joven ... ¿por qué no la dejan en paz?
El avión aterriza por fin, y nunca he tenido tantas ganas de bajarme tan rápido.
- Gavi, ven - me llama Xavi.
Me acerco. Me pone una mano en el hombro, comprensivo.
- Chaval, ya me he enterado. Va a venir un coche a llevaros a ti, Pedri, Eric y Nico al hospital.
- Gracias, míster.
Regreso con mis compañeros y me siento junto a Nico. Un claxon suena afuera. Miro al míster, que asiente. Es el coche.
- Vamos, Gavi - dice Eric.
Me levanto al instante, subo al coche y saludo al chófer. Pedri, Nico y Eric se acomodan detrás.
El camino hasta el hospital se me hace eterno. Cada semáforo, cada curva... todo parece ir a cámara lenta.
Por fin llegamos. Me bajo a toda prisa, pero Nico y Pedri me detienen.
- Gavi, tío, cálmate - me dice Pedri.
- Pedri, no puedo, necesito verla ya - respondo.
- Vamos, pero tranquilo - añade Nico.
Entramos al hospital. Por dentro sigo igual de nervioso, aunque el hecho de estar aquí ya me da una pizca de consuelo.
- Yo voy a preguntar - dice Eric, y todos asentimos.
Se acerca al mostrador mientras esperamos.
- ¿Qué han dicho? - pregunta Nico.
- Está en la UCI - responde Eric.
Siento cómo se me aprieta el pecho. Aprieto los puños, la mandíbula. No puede ser.
Subimos en el ascensor. En la sala de espera, vemos a Gabriela.
- Gabriela, amor - dice pedri y ella nos mira.
Tiene los ojos hinchados de tanto llorar. Tras abrazar a Pedri, me abraza a mí.
- Gavi... fue bastante duro - susurra. Y siento que me rompo.
Me desplomo en un asiento, con la cabeza entre las piernas. Nico me rodea con un brazo y me da unas palmaditas en la espalda.
- Gavi, ella va a salir de esta - me dice.
- Eso espero... porque si no, te juro que esos cabrones se cagan.
Pasamos una hora aquí, hasta que un médico se acerca.
- Solo puede quedarse una persona - nos informa.
- Me quedo yo - digo, sin dudar.
Todos asienten. Me despido de ellos y entro a la habitación.
Mía está conectada a un montón de cables. Tiene un golpe visible en la cabeza, y sé que, aunque el resto de su cuerpo esté cubierto por una sábana blanca, hay más heridas que no alcanzo ver.
No aguanto más y me echo a llorar.
Me siento junto a ella, en el sillón. Entonces suena mi móvil: son mis padres. Les cuento todo. Me dice que volarán mañana a Barcelona y se quedarán todo el tiempo que haga falta.
Les agradezco con la voz rota. Me acomodo como puedo, y aunque paso casi toda la noche en vela, esperando que Mía despierte, no lo hace.

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Cúrame
Fanfictionʟᴀ ᴠɪᴅᴀ ꜱᴏɴ ᴄᴀꜱᴜᴀʟɪᴅᴀᴅᴇꜱ ʏ ᴛú ᴇʀᴇꜱ ᴍɪ ᴍᴀʏᴏʀ ᴄᴀꜱᴜᴀʟɪᴅᴀᴅ. - " Qᴜɪᴇʀᴏ ᴛᴏᴅᴏ ᴅᴇ ᴛɪ" - " ꜱé qᴜᴇ ᴛᴜ ᴄᴏʀᴀᴢoɴ ᴠᴀ ᴀ ʟᴀᴛɪʀ ᴘᴏʀ ᴍɪ"