Epílogo

3.1K 105 14
                                        

Narra Mia.

Corro. Corro sin aliento junto a Aurora. Estamos en Doha, la capital de Qatar. Una ciudad moderna, brillante, llena de contrastes. Aquí, todo parece hecho de lujo, como si el dinero brotara del suelo. Esta ciudad no duerme, y hoy es aún más especial: es la sede de la final del Mundial de fútbol.

Aurora y yo hemos estado paseando por el centro, pero entre tanta grandiosidad nos hemos desorientado. Y ahora, perdidas, corremos como dos locas sin rumbo fijo.

—¿Y si dejamos de correr ya? —pregunta Aurora, jadeando.

Nos detenemos por fin, con el corazón latiendo a mil por hora. Me doblo ligeramente, intentando recuperar el aliento.

—Lo mejor sería llamar a un taxi —respondo.

—¿Y si no encontramos ninguno?

Me encojo de hombros. Pero, como si el destino estuviera de nuestro lado, cinco minutos después aparece uno. Hacemos señas y se detiene. Subimos rápido, sin pensar en el precio. Lo importante es llegar.

Al bajar frente al estadio, echamos a correr otra vez, como si nuestra vida dependiera de ello.

—Parecéis recién salidas de una maratón —nos dice Belén, riendo.

—Podría llamarse así —contesta Aurora con ironía.

Pablo nos alarga unas botellas de agua. Bebo la mía de un solo trago. Estoy empapada de sudor, pero la emoción me mantiene en pie.

Cerca de nuestros asientos están Carla y Gabriela, las novias de Ferran y Pedri.

—¿Gavi sabe que estás aquí? —me pregunta Carla.

—No. Solo le he deseado suerte esta mañana, pero no le he dicho que venía.

Ha pasado un mes y medio desde la última vez que vi a Gavi. Y aunque pueda parecer poco, a mí se me ha hecho eterno. Estaba acostumbrada a compartir cada día con él. Menos mal que las videollamadas han hecho la distancia más llevadera.

—Le va a hacer mucha ilusión verte —dice Gabriela con una sonrisa.

—Gavi es titular —añade Aurora. Sonrío. Hoy es un gran día.

España ha llegado a la final. El camino hasta aquí ha sido una locura: hemos eliminado a grandes selecciones y demostrado que este equipo tiene alma. El rival de hoy es Francia, una potencia temible. Pero nosotros también lo somos.

En el minuto trece, Benzema adelanta a Francia. Suspiro. El primer tiempo termina con ellos arriba, pero aún hay esperanza.

Minuto setenta: Morata empata. Aurora y yo saltamos como si tuviéramos un resorte bajo el asiento. Gritamos, nos abrazamos, lloramos. España vuelve a respirar.

El partido se alarga a la prórroga. Y luego, inevitablemente, llegan los penaltis. Los malditos penaltis. Donde todo se decide.

—Lo va a tirar Gavi —dice Aurora, y siento que el corazón me da un vuelco.

Cierro los ojos, cruzo los dedos. No puedo ver. No he visto ninguno de los penaltis anteriores, no lo haré con este. El silencio me rompe... hasta que escucho:

—¡Gooooooooool, Mia!

Abro los ojos. Gavi está siendo abrazado por todos sus compañeros. Y cuando logra soltarse, corre hacia una cámara y forma una "M" con los dedos.

España es campeona del mundo.

Aurora y yo lloramos, los padres de Gavi no caben en sí de orgullo. Y yo... yo solo quiero abrazarlo.

—Vamos, Mia —dice Belén.

Bajamos al césped, y allí está él. Gavi. Se gira, me ve, y viene corriendo hacia mí.

—Has venido...

—¿Y perderme esto? —le susurro mientras se refugia en mi cuello.

—Todavía no me lo creo.

—Créetelo. Has hecho historia.

Se quita la medalla de campeón y me la pone.

—Esto también es tuyo.

—No —niego con la cabeza—. Es vuestro. Vosotros nos habéis hecho soñar.

Nos hacemos fotos: con la copa, con las medallas, con todos. Gavi tiene los ojos brillantes, llenos de emoción.

Más tarde, durante la cena con las familias y los jugadores, Gavi y yo salimos a un balcón. La noche en Doha brilla. Todo parece mágico.

—Eres lo mejor que me ha pasado —le digo.

—La vida son casualidades... y tú eres la más bonita de todas.

Y aunque el futuro sea incierto, sé que siempre diré que Gavi fue el amor de mi vida. Porque sin saberlo, me curó. Porque lo que siento por él es tan profundo que asusta, tan puro que no cabe en palabras.

—Te amo, Gavi.

—Y yo a ti, Mia. Más de lo que puedas imaginar.

CúrameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora