Antoni Lombardi
Tres meses antes...
Soy el segundo de tres hijos, nacido de un matrimonio no muy ejemplar. Mi hermano mayor, Lucca, falleció hace cerca de cuatro años, así que, desde entonces, soy considerado el mayor de los Lombardi, un cargo que honestamente, desearía no llevar.
Vengo de una familia adinerada, posicionada dentro de la elite italiana gracias a los casinos familiares, todos esperaban que Lucca fuese el director, y cuando él se negó, la atención pasó a mí. Sin embargo, sabía lo que significaba ser el líder de un imperio familiar, así que decliné. Fue de esa manera que los casinos de mi familia, pasaron a manos de mi hermano menor, Ángelo.
Y sin duda creo que es la mejor decisión que pudimos haber tomado. No estoy interesado en el mundo de los juegos de azar, lo mío son los números, pero no esa clase de números. Cuando cumplí treinta años, desarrollé un software para celulares que resultó ser una innovación tecnológica, vendí el software a una empresa de comunicaciones reconocida a nivel mundial, y gracias a eso, desarrollo las actualizaciones semestrales, lo que me genera unas ganancias exponenciales.
Tengo varias empresas de publicidad digital, y soy el segundo accionista mayoritario de los casinos familiares. Así que, a mi parecer, no tengo de que quejarme.
O bueno, casi nada de que quejarme.
—¡No! —grito al teléfono—. ¡Una jodida actualización, Spencer!
Retengo la tentación de aventar el teléfono porque mis empleados pueden mirar a través del cristal.
—No me interesa la falla ni el sistema, mi actualización debe de estar lista dentro de siete días —advierto—. O alguien va a quedarse sin empleo.
Cuelgo el teléfono con brusquedad, suelto una palabrota mientras me dejo caer sobre la silla que está detrás del escritorio. Un suspiro pesado brota de mis labios mientras cierro los ojos en una fracción de tiempo, intentando tranquilizarme.
—¿Qué va mal? —elevo la vista ante la voz que se deja escuchar. Dexter, mi mejor amigo y socio me mira con una ceja arqueada.
—La actualización —informo y hace una mueca—. Lo sé, se supone que debería estar lista, pero hubo un error de sistema, me tomará días repararla y no puedo darme el lujo de pedir un aplazamiento en el tiempo de entrega.
—Habla con el equipo de sistemas —dice colocándose en el banco frente a mí—. Seguramente tienen una solución, tienes cinco días para solucionarlo y dos para pruebas —deja las carpetas que sostiene sobre el escritorio y sonríe— no te agobies, Antoni.
—Es imposible no agobiarse cuando prácticamente mi negocio se basa en esa actualización —le recuerdo.
Dexter sonríe. Se acomoda de manera despreocupada en el asiento y entrelaza los dedos.
—Si, bueno, siempre lo has solucionado en un tiempo récord —dice—. Confío en que esta no va a ser la excepción.
Vuelvo la mirada a la pantalla de la computadora, en donde se mostraban las fallas del software, probablemente me llevaría un par de días descubrir la causa de la falla y luego podría entregársela al equipo de sistemas para que se encargaran de corregirla.
Dios, es demasiado trabajo en poco tiempo. No podía darme el lujo de pedir tiempo extra, me caracterizo por siempre entregar en tiempo las actualizaciones, sin fallas ni contratiempos, esta no sería la excepción.
O al menos, eso esperaba.
—Bueno, parece que tienes mucho que hacer —dice mi amigo incorporándose—. Así que te dejo, si necesitas algo, no dudes en llamarme, veré que puedo hacer.

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Un desastre inevitable (SL #2)
Любовные романыÉl es un millonario fiel a un principio, no comprometerse nunca, ella es la niñera de sus sobrinos que ha renunciado al amor romántico. Antoni Lombardi nunca sintió la necesidad de asumir un compromiso, hasta que la conoció. Sally Rizzo estaba har...