Antoni
Sally está esperándome despierta cuando llego a casa de Ángelo. Ella y Daphne permanecen en la sala con un par de tazas de café entre ellas.
—Es tarde —Ángelo ingresa detrás de mí y le lanza una mirada a su esposa.
—Queríamos asegurarnos de que todo resultaría bien —dice Daph incorporándose —¿Cómo fue?
—Estuvo mejor de lo que esperamos —me encojo de hombros al responder.
—¿Vieron a Theo? —cuestiona mi chica. Ángelo y yo compartimos una mirada.
No solo lo vimos, sino que estuvimos con él casi toda la noche, hasta que decidió marcharse. Parecía tan relajado, disfrutando de la noche y de los juegos que casi estuvimos seguros que no estaba aquí por Sally.
Theo perfectamente podía estar actuando, así como nosotros. Ángelo se tomó el tiempo de observarlo, a simple vista parecía que no estaba interesado en saber del paradero de Sally, pero si él estaba buscándola, si él sabe quienes somos, tal vez está empleando la misma estrategia, fingir que no tiene idea de absolutamente nada.
—Sí —respondo quitándome el saco —no parece tener intenciones de ir detrás de ti.
Un alivio se instala en su rostro. Sus hombros bajan levemente y sonríe un poco.
—Pero no queremos confiarnos —Ángelo la mira por unos cortos segundos —bien podría estar empleando la misma estrategia, fingir que no nos conoce y acercarse.
—No podemos perder el tiempo —miro a Sally específicamente —si queremos librarte de él, debemos actuar.
—Sabemos que está en Italia y lo estará por al menos dos semanas más, Antoni me dijo que quieres divorciarte —mi hermano gira hacia mi chica —llamaré a Franco y puede tener listos los documentos en menos de veinticuatro horas, aunque claro, debemos esperar algunos días para que sea oficial. Pero no te preocupes, es muy bueno con la rama familiar.
—¿Menos de veinticuatro horas? —inquiere ella con un aire preocupado —es...quiero decir...de acuerdo.
—No tienes que verlo, podemos argumentar el maltrato para que no tengas que reunirte con él —Ángelo le sonríe con calidez —no te preocupes, ¿sí? Deja que nosotros nos encarguemos.
—¿Qué pasa si migración viene por mí? —una chispa de pánico explota en la mirada de Sally —No podré hacer nada para impedir que me hagan volver a California.
—Él no te hará volver a california, y retirará los cargos —las tres personas delante de mí me observan con intriga —firmará el divorcio sin inconvenientes, te lo aseguro.
—¿Cómo...?
—Tengo mis métodos —la interrumpo —como dijo Ángelo, no te preocupes, deja que nosotros resolvamos esto.
—Bueno, si todo está en orden, creo que es buena idea que vayamos a dormir —dice Daph —ya podrás dormir tranquila, Sally.
Daphne nos lanza una mirada y se despide antes de subir las escaleras. Ángelo me ofrece quedarme en la habitación que suelo ocupar en su casa, rehusándose a dejarme conducir de vuelta a casa tan tarde, sé que es capaz de pedirle a sus guardias de seguridad que ni siquiera me permitan salir, así que acepto pasar la noche aquí.
—Te alcanzo en un momento—digo hacia Sally cuando ella pregunta si la acompaño —tengo que hablar con Ángelo un segundo.
No pone objeción y termina marchándose, cuando me aseguro que está lo suficientemente lejos, me giro hacia mi hermano. Por la mirada que me dedica sé que sospecha que lo que diré no es precisamente algo bueno.
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Un desastre inevitable (SL #2)
RomansaÉl es un millonario fiel a un principio, no comprometerse nunca, ella es la niñera de sus sobrinos que ha renunciado al amor romántico. Antoni Lombardi nunca sintió la necesidad de asumir un compromiso, hasta que la conoció. Sally Rizzo estaba har...