Sally
La puerta del departamento se abre y mi atención viaja rápidamente al hombre que ingresa con aire despreocupado.
—¡Te has vuelto loco! —mi grito lo sobresalta, Antoni voltea con alarma y parece demasiado sorprendido al verme —¡Hiciste lo único que te pedí que no hicieras!
Me acerco con rapidez hasta él, Antoni reacciona en pocos segundos y me atrapa antes de que consiga golpear su pecho con mis puños.
—¿Qué haces aquí? —inquiere mientras me sostiene por las muñecas con firmeza, pero no con la suficiente fuerza como para hacerme daño —quiero decir, ¿no deberías de estar trabajando?
—¿En serio? ¿Eso es lo único que vas a decirme? —reclamo.
—Creo que tu novia merece una explicación —Antoni me suelta en el segundo en el que escucha la voz de su hermano. Sus cejas están juntas mientras su mandíbula se cuadra por la fuerza que emplea.
—Claro que la merezco —llevo la mano hacia su mentón y lo obligo a mirarme —Fuiste detrás de él, ¿no es cierto?
—¿Le dijiste? —Ángelo resopla. Baja las escaleras despreocupado mientras observa a su hermano.
—¿Qué debía de hacer? —inquiere encogiéndose de hombros —alguien tiene que hacerte entrar en razón y ella es la mejor opción.
—No confíes demasiado en él, planea echarte a los lobos —dice Antoni con voz tensa. Me giro hacia Ángelo, una chispa de arrepentimiento cruza por sus ojos y sacude la cabeza.
—Estaba enojado y preocupado —dice acercándose —no podría echarte a los lobos, aunque quisiera. Mucho menos sabiendo que hay alguien que puede hacerte daño. Solo quería que este cabeza dura entrara en razón, aunque no lo conseguí.
Los labios de Antoni se crispan en una sonrisa torcida. No está del todo conforme con la respuesta de su hermano, pero hay un cierto aire de alivio en sus ojos.
—Bueno, no hablamos de mí —les recuerdo —hablamos de ti y de lo irresponsable que eres, si te digo que es peligroso es porque viví doce meses de mi vida bajo el mismo techo que él. Lo conozco a la perfección, sé de lo que es capaz.
Antoni pone los ojos en blanco mientras se aparta. Se quita el saco y mira a su hermano por un corto tiempo antes de volver a centrar su mirada en mí.
Sus ojos se suavizan y cuando se deshace de su saco se apoya contra el umbral que divide la sala de estar con las habitaciones.
—Theo Black está en Italia —mi cuerpo se tensa de inmediato. Una oleada de pánico me golpea mientras siento mi ritmo cardiaco aumentar en cuestión de segundos —está viviendo en una zona residencial de lujo, aunque no tiene demasiada seguridad.
—¿Te vio?
—Ni siquiera notó que estaba cerca —responde con seguridad. Un aire de alivio me invade cuando lo escucho decir aquello —solo fui a echar un vistazo, dolcezza. No tienes que preocuparte por mí.
Tenía motivos de sobra para estar preocupada, Theo no es alguien que tolerara las amenazas, si se sentía amenazado, se defendería con todo su poder.
Sé que los Lombardi son poderosos, son dueños de la cadena de casinos más reconocida en toda Italia, pertenecen a la Elite Italiana y se codean de personas importantes. Seguramente tienen millones de dólares en sus cuentas bancarias, pero no son monstruos.
No tienen la sangre fría de Theo, ellos jamás intentarían asesinar a sus esposas. La casa de Ángelo parece una guardería, hay niños correteando, risas y juegos. Y aunque la casa de Antoni es más fría, sé que es incapaz de dañar a alguien.
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Un desastre inevitable (SL #2)
RomanceÉl es un millonario fiel a un principio, no comprometerse nunca, ella es la niñera de sus sobrinos que ha renunciado al amor romántico. Antoni Lombardi nunca sintió la necesidad de asumir un compromiso, hasta que la conoció. Sally Rizzo estaba har...