9.- Cuestionamientos futuros

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Antoni 

Besarla se siente tan bien.

La sensación de sus labios contra los míos, la manera en la que se apega a mí como si necesitara más, va a volverme loco.

El cuerpo de Sally se desliza por el sillón, este es lo suficientemente grande como para permitirme deslizarme sobre su cuerpo, con el suficiente espacio como para no caer.

—Antoni —mi nombre brota de sus labios en un jadeo.

—Sally —sonrío antes de apoderarme de sus labios otra vez.

Anoche tuve que contener todos mis deseos de llevarla a la cama porque sabía que el alcohol no me estaba dejando pensar con claridad, pero ahora, ahora estoy completamente sobrio, o casi.

Y siento la misma necesidad de tenerla así, contra mi cuerpo, de recorrer cada zona, cada centímetro.

Mis manos viajan por debajo de su blusa, contorneando la cintura perfecta mientras siendo el calor emanar de su piel. Soy consciente de la manera en la que su cuerpo se tensa, como cada músculo se pone rígido ante mi toque.

—No puedo darte solo sexo —dice contra mis labios, su respiración es entrecortada, su pecho sube y baja como si le costara respirar—. Eres el hermano de mi jefe, no puedo darte solo sexo, yo no...

—Shht —planto mis labios sobre los de ella, gozando del silencio que se produce— no voy a pedirte solo sexo.

Mis manos se deslizan hacia arriba, la calidez de su piel me hace sonreír. Sally se remueve contra mi cuerpo y un jadeo brota de ella cuando mis labios recorren la zona del cuello. El aroma a dulce vuelve a envolverme.

—Antoni, no...—me aparto, sus manos me empujan con ligereza hacia atrás—. No.

Me aparto de su cuerpo, tomo una inhalación cuando reconozco la mirada que me lanza. Me aclaro la garganta, ella se incorpora y soy consciente del sonrojo en su rostro.

—Lo siento —me disculpo porque podré ser muchas cosas, pero sé respetar una negativa.

—No puedo darte solo sexo —repite—. No puedo darte lo que buscas. Yo...eres muy apuesto y amable conmigo, yo...

Parece encogerse cuando la miro.

—No funciono con solo sexo.

—¿Quién dijo que quiero solo sexo contigo? —inquiero—. Sally, e intentado decirte esto desde anoche. No quiero solo sexo.

Se acomoda la ropa, sus hombros se elevan cuando toma una larga respiración y luego expulsa el aire.

—¿Qué es lo que quieres entonces? —cuestiona—Dime, ¿qué es lo que quieres?

—La verdad no tengo idea —me encojo de hombros— pero no es solo sexo, de eso estoy completamente seguro.

Una risa incrédula brota de sus labios.

—No hablas en serio.

—Hablo muy en serio, Dolcezzca.

Sacude la cabeza, arruga el rostro con confusión y me mira.

—Apenas y nos conocemos, no sabes nada sobre mí. Yo no sé nada sobre ti —masculla— ¿Cómo puedes saber que quieres algo más que sexo? Es ridículo.

—¿Crees que soy ridículo?

—¡No! ¡No tú! —exclama— Esto, lo que pretendes, el que me digas que no quieres solo sexo... yo me siento...confundida. No sé que es lo que esperas de mí.

Un desastre inevitable (SL #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora