Antoni
Ángelo me mira con intriga.
—¿Estás seguro? —inquiere —quiero decir, ¿seguro que ella lo vio?
—Fue lo que me dijo —respondo —y no dudo de su palabra.
Mi hermano se incorpora de su asiento. Coloca las manos en su cintura mientras toma una inhalación.
—Dijiste que ya le ha pasado antes —expresa —¿qué tal si solo creyó verlo?
—Maldición, Ángelo —espeto con molestia —ella está segura de que esta vez si lo vio.
—Entiendo que estés preocupado, pero los guardias no vieron a nadie —insiste —si hubiesen visto a alguien sospechoso, tienen ordenes de actuar. Ellos están pendientes de todo lo que ocurre cuando Sally sale con mis hijos. Sé que te preocupa, pero tal vez solo fue una ilusión.
Una punzada de molesta me atraviesa el pecho.
—¿Vas a ayudarme?
—¿A qué, Antoni? —inquiere —No sabes ni el nombre, ir con la policía ¿y que vamos a decirle? ¿Qué tu novia creyó ver a su ex pareja? ¿Qué cargos habrá en su contra?
—Ángelo...
—No van a creernos —sentencia —Sally necesita más que una declaración para afirmar que ese hombre la persigue. Está con los guardias todo el tiempo, la seguridad en la casa ha incrementado, si alguien estuviese siguiéndola, lo notaríamos.
—No le crees, ¿verdad?
Mi hermano suspira, se acomoda las mangas de la camisa y aparta la mirada. Una sonrisa irónica se cuela por mi rostro mientras me aparto.
—¿Sabes algo, Ángelo? —inquiero —Si fuese Daphne, si fueses tú quien viniera a mí a decir exactamente lo mismo, yo no hubiese dudado en ayudarte.
—Antoni...
—Gracias por nada, hermanito.
Me marcho de su estudio con la molestia creciendo en mi interior. Escucho a mi hermano llamarme una vez más pero no me detengo.
Atravieso la casa hasta la habitación que Sally ocupa y no me molesto en tocar para entrar.
Daphne se encuentra con ella, ambas se incorporan al verme entrar, Sally se limpia las lágrimas y Daph me lanza una mirada preocupada.
—¿Qué ha dicho Ángelo? —inquiere mi cuñada —¿Qué haremos?
—Nada —ella frunce las cejas —porque cree que Sally pudo no haberlo visto en realidad.
—Oh, ese idiota —exclama Daph —va a escucharme.
—Daph, no...—Sally intenta detenerla, pero Daphne ya ha conseguido escabullirse hacia el exterior.
Una mirada culpable es lanzada en mi dirección, Sally cierra los ojos por un par de segundos en los cuales me acerco hasta ella.
—No te sientas culpable —murmuro tomando su mentón para hacer que me mire —yo si te creo, Dolcezza. Y no me importa si Ángelo no lo cree, no lo necesito para protegerte.
—Él está aquí —dice con seguridad —juro que esta vez no fue solo mi mente.
—Lo sé —mis pulgares trazan una caricia en sus mejillas —Dolcezza, necesito el nombre.
—Antoni...
—Necesito el nombre para averiguar en donde está, para pedirle a mi equipo que lo encuentre. De lo contrario, no podré hacer nada para cuidar de ti.

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Un desastre inevitable (SL #2)
Любовные романыÉl es un millonario fiel a un principio, no comprometerse nunca, ella es la niñera de sus sobrinos que ha renunciado al amor romántico. Antoni Lombardi nunca sintió la necesidad de asumir un compromiso, hasta que la conoció. Sally Rizzo estaba har...