11.- Un misterio, una sola verdad.

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Antoni.

Observo a Sally ir detrás de mi sobrina, la música infantil se escucha por las bocinas combinándose con las risas de los niños que corretean por todo el jardín.

Hoy es el primer cumpleaños de los trillizos, y parece ser que mi hermano ha decidido celebrar por todo lo grande. La casa está completamente llena de globos de colores, música alegra e innumerables niños corriendo por el jardín.

Sonrío levemente cuando Lía da un mal paso y cae sobre el césped, Sally se inclina para levantarla, pero no puede evitar reír.

Hace tres meses que hemos comenzado a salir, tres meses desde la cita en aquella acera que fue el momento en donde toco cambió, casi noventa días en donde he experimentado más cosas de las que si quiera fui capaz de imaginar.

Tuve que tolerar a mi hermano ser tan molesto como nadie todo el primer mes, luego pareció superar el hecho de que su hermano mayor estuviese saliendo con una chica y ahora, a pocos meses, decía que ya consideraba a Sally como de la familia.

Han sido tres meses tan revolucionarios para mí, poco más de noventa días en donde he descubierto una faceta que desconocía de mí mismo, una faceta que acaba de ver la luz y no planea esconderse nunca más.

—No la mires demasiado o vas a dejarte en evidencia —Ángelo me sonríe con diversión. Sostiene a Carina en brazos, la adorable bebé me regala una sonrisa encantadora que me hace extender los brazos hacia ella.

Mi hermano me la entrega, Cari lleva las manos hacia mi barba y se ríe cuando hago el ademán de morderle los dedos. Un bonito sonido brota de su pequeño cuerpo, una risa melódica que se contagia con escucharla unos pocos segundos.

—No creo poder dejarme más en evidencia de lo que ya estoy —objeto—ella me ha descubierto completo.

—Sabe como manejarte, eh —golpea su codo contra uno de mis costados y se ríe.

—Creo que lo mismo sucedió contigo, ¿o no?

Ángelo ríe a modo de respuesta, voltea fijando la atención en su esposa quien ha llegado a lado de Sally. Ella y Daphne siempre han sido amigas, pero parece que desde que Sally y yo comenzamos a salir, su amistad se ha intensificado un poco más.

Acomodo a Carina de una mejor forma entre mis brazos, parece demasiado entretenida con mi barba y cuando pasa las manos por la zona no evita reír.

—Tu hija es encantadora —murmuro hacia Ángelo —será mi sobrina favorita.

Mi hermano ríe un poco, extiende la mano para acariciar el cabello de su hija y luego me mira.

—¿Qué hay de ti? ¿Cuándo me darás el honor de ser tío?

—¿Qué acaso no tienes suficiente con tres sobrinas? —me burlo—¿Para qué quieres más?

—Oh, vamos, señor solitario —se queja—¿El tema de los hijos sigue siendo el mismo?

—Apenas llevamos tres meses saliendo —objeto—Cari dile a tu padre que deje de fastidiarme.

Mi sobrina emite un balbuceo a modo de respuesta y me rio.

—¿Lo ves? Ella está de acuerdo conmigo —pronuncio—deja de fastidiarme, hermanito.

Resopla, decido apartarme antes de que él pueda continuar con sus insistencias sobre ser tío otra vez y camino, aún con Carina en brazos, hacia el sitio en donde Sally se encuentra.

—Ahí estás —dice apenas me mira —y vienes con la encantadora princesa.

Mi sobrina lanza un grito emocionado cuando ve a Sally y cuando ella hace el ademán de tomarla, Lía reprocha.

Un desastre inevitable (SL #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora