CAPÍTULO 14

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Son las tres y media y no he comido nada y la cafetería está cerrada, por supuesto. Por suerte, al lado de la piscina hay un 24 horas. Sí, yo también me he quedado flipando. Pero cada vez entiendo mejor por qué esta estación se llama "Summer": están las dos piscinas, hay unas pequeñas cabañas que por lo que he leído son para los alumnos que pasan el verano en el campus, dos restaurantes, otro par de bares y el 24 horas.

Entro a la tienda y es mucho más grande de lo que parecía. Acabo comprándome un bocadillo de queso que me como mientras voy a clase. Llego rápido, en unos siete minutos.

Falta un cuarto de hora para que empiece la clase, pero yo ya estoy preparada. Ahora me toca francés. Se podía escoger entre esa lengua o italiano.

Aprovecho este rato para seguir leyendo un poco hasta que empieza a entrar gente a clase. Veo a Bruno, pero no a su hermanastro... Dios... qué raro se me hace llamarlo así.

- Oye, Lara, ¿qué has escuchado antes? – Susurra Bruno.

- Con que esa es tu mayor preocupación. – Afirmo, negando con la cabeza.

- En serio, ¿qué has oído?

- Todo. – No sé por qué le digo nada porque no lo merece, así que añado mi toque personal. – Encima tienes novia... tengo unas ganas de explicarle todo...

- ¿Crees que te va a crear? – Me dice con aires de superioridad.

- Desde luego. Sobre todo si tengo la grabación de la conversación.

Eso es mentira, pero nadie lo sabe. Cualquiera diría que es muy cruel, tanto decirlo y que no sea verdad como haberlo hecho, pero es mucho peor lo que se han dedicado a hacer esta panda de anormales.

- Bonjour. – La profesora entra y nos empieza a hablar de no sé qué.

- Qui es-tu? – Pregunta dirigiendo su mirada hacia mí.

- Je suis une étudiante. – Digo con la mejor pronunciación posible.

Es que es verdad, soy una estudiante, ¿qué quiere que le diga? Me mira con una ceja en el aire, tal vez... ¿algo sorprendida?

No me dice nada más en toda la clase. Como el temario empezó hace unos días voy un poco perdida, pero gracias a los tres años que llevo haciendo francés consigo ponerme al día, así que no me preocupo demasiado.

Al final de la clase me parece que Bruno quiere hablar conmigo, pero está claro que yo no. Eso sí, necesito saber por qué Maikel no se ha presentado.

- ¡Eh! – Le chillo en un susurro para captar su atención.

- Sí, em... yo también quería hablar contigo.

- Son de temas distintos, te lo aseguro. – Le digo rápido, con ansias por saber mi respuesta. - ¿Dónde está Maikel?

- Hace italiano. - Responde él también con prisas. - Oye, en serio... – Me cambia de tema otra vez, claramente, pero me marcho antes de que podamos entablar una conversación que acabaría en un infierno, para él, claro está.

En fin, debí imaginar que Maik haría italiano, lleva toda la vida diciéndome que quiere vivir en Roma por algo que jamás me he molestado en entender y, además, es la otra optativa que hay. No quedaba otra.

Me dirigo hacia la clase de historia y allí lo encuentro, sentado en una silla alejado del resto de los alumnos. No me sorprende, nunca ha sido muy... ehem... sociable, que digamos.

Podría explicar cómo ha ido la clase, pero solo en el hipotético caso de que me hubiera enterado de algo. No sé ni cómo se llama el profesor. De hecho, ni siquiera sé si era un tío o una tía.

Todas las razones por las que te quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora