CAPÍTULO 35

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¡3.000! Así es, el 5/7/22 llegamos a las 3.000 lecturas, y no podría estar más contenta. Gracias por ayudarme a cumplir mis objetivos (también conocidos como "sueños"). Si has llegado hasta aquí es porque tendrás un mínimo de interés en mi novela. Tal vez es Lara y su particular forma de ser lo que te anima a seguir leyendo, pero, en cualquier caso, me enorgullece y me alegra saber que te gusta. Si tienes alguna sugerencia u opinión, estaré encantada de prestarse toda mi atención.

Pd: Me he creado una cuenta de Tik Tok, en la cual también me encontraréis como @ainarasav, en la que hablaremos de todo un poco, sin olvidar que nuestro ámbito favorito son los libros y lo que se esconde detrás de cada uno de ellos.


Todo este tema de los regalitos y cursiladas de Steve es muy curioso. No hablamos, ni siquiera nos dirigimos una simple mirada, pero todo lo que está haciendo por mí es tan... ¿bonito? No sé si esa es la palabra adecuada, pero cada detalle es mejor que el anterior, tal y como dice la canción de Ocean, de Karol G.

Así que, al pasarme todo el día sola y encerrada - vaya, igual que Rapunzel - no me queda otra que pensar continuamente sobre este tema.

No acabo de entender cuál es el objetivo de los regalos con mensajes y letras al azar, pero no me desagrada. Es entretenido y, además, es como si ahora viese a Steve con otros ojos.

Oh, y por fin he recordado de qué me sonaba este jaleo. Recuerdo que en el libro que me entregó Marcos, "Todas las razones por las que te quiero", Marcos - el personaje ficticio - le hacía una curiosa lista de regalos a Sofía. Se trataba de regalos anónimos que Sofía no descubrió hasta el final que eran hechos por Marcos y que, además, tenían un significado que, por supuesto, no voy a desvelar. Al menos, no ahora.

Así que ahora que por fin he recordado de dónde venía la parafernalia, muchas preguntas rondan por mi cabeza como si estuvieran flotando por el espacio.

¿Acaso Steve es el verdadero escritor de la novela y me lo quiere hacer ver de esta forma?

¿Steve sabe que he leído este libro y él también lo ha hecho solo para imitarlo? ¿Por mí?

¿O ha sido una simple casualidad?

¿O me estoy volviendo loca? Sinceramente, eso último es lo que más sentido podría tener.

No tengo ni idea. Y solo tengo una forma de averiguar mis sospechas.

Me pongo las bambas negras de siempre, ya que conjuntan con el pantalón y... esa camiseta. La que llevé cuando conocí a Bruno. Eso ya es agua pasada. Más o menos.

Salgo de la habitación y, sin pensarlo, me dirigo a la habitación 8K, a la izquierda del pasillo.

Cierro la mano en un puño y golpeo levemente la puerta, a la espera de que Steve abra.

Decir que me quedo sorprendida al ver a la persona que tengo delante es quedarse corta.

En cuanto se abre la puerta me dispongo a entrar, pero al darme cuenta de quién es la persona que hay frente a mí, el corazón me da un vuelco, no sé si de alegría, terror o nostalgia.

- Mhm... Princesa. - Susurra Bruno, acompañado por una sonrisa de lado y apoyado con un brazo en el marco de la puerta. Un brazo totalmente musculoso, cabe decir. ¿Cómo es posible que lleve meses en una cama y siga igual de fibrado? En fin, es Bruno.

Juro que intento decir algo, pero me resulta imposible.

¿Se puede saber qué hace Bruno aquí? O, mejor dicho, ¿se puede saber qué hace Bruno en un sitio que no sea el hospital?

Todas las razones por las que te quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora