CAPÍTULO 22

80 6 9
                                    

Me despierto cansada. Bostezo. No estoy en mi cama de la residencia. ¡Oh, claro! Estoy en casa. Pero esta no es mi cama, tampoco. Es la de... ¿mi madre?

Me levanto confusa y bajo a la planta principal de la casa. Mi madre está en la cocina.

- Mamá.

- Buenos días, cariño.

- Sí. Eh...

- ¿Qué ocurre? - Se limpia las manos con un trapo y se da la vuelta hacia mí para prestarme toda su atención.

- ¿No habrás dormido en el sofá?

Sé la respuesta. Más bien, estoy casi convencida al cien por cien de ella. En seguida paso a estar totalmente segura. En cuanto me mira con una ligera mueca sin responder sé que ha pasado una mala noche.

- ¿Cómo he acabado en tu cama?

- Ayer estabas muy cansada cuando volvimos. Supongo que demasiadas emociones y sensaciones en muy poco tiempo. - Me sonríe con delicadeza. - Como tu habitación está ocupada no quería hacerte dormir en el salón. Así que te ayudé a subir a mi habitación y pronto te quedaste dormida.

No lo recuerdo.

Y todo por culpa de Alika. De hecho, es culpa de mi madre, la organizadora y directora principal de la película "Adopción innecesaria".

- No deberías haberlo hecho.

- Preferiría un "gracias". - Sentencia riendo.

Permanecemos un rato en silencio, mientras le ayudo a limpiar la cocina y a guardar la compra en su sitio. No sé qué hora es, pero ha tenido que madrugar para ir al supermercado. ¿Por qué lo habrá hecho?

En cuanto mi cabeza deja de darle vueltas al asunto recibo la respuesta.

- Lara, cariño.

Chasqueo la lengua en cuanto oigo mi nombre.

- ¿Qué? - Murmuro.

- Tendrás que ayudarme a preparar la comida. Hoy seremos muchos.

- ¿Y eso?

- Volveremos a retomar aquellos tiempos en los que la familia de Maikel venía a comer, pero ahora ha crecido, igual que la nuestra, de modo que seremos algunos más.

¿Qué ha querido decir con eso?

Estoy dispuesta a preguntarle cuando se escuchan pasos rápidos bajando las escaleras.

- Cuidado, hijas, no os vayáis a caer.

"Hijas". En plural. Supongo que sí...

Las niñas ríen. Olivia viene a darme un abrazo que, por supuesto, no le devuelvo. Alika se mantiene al margen hasta que mi hermana le hace un gesto y provoca un abrazo grupal.

Mi madre me pone una cara de advertencia y, agotada, les devuelvo el abrazo a las chicas.

- ¿Va a venir alguien a comer, mami?

- ¿Cómo lo has sabido?

- Porque hay mucha comida. - Sonríe orgullosa de haber acertado.

- Solo la hemos sacado para que la recojas. - Le explico a Liv con mi característico sarcasmo.

Ella se limita a poner una espantosa cara y Alika se ríe con ella.

- Vendrán papá y los vecinos.

- ¿Maikel?

- Exacto.

Olivia lo celebra y, tanto mi madre como yo, nos extrañamos.

- ¿A qué viene tanta alegría?

Todas las razones por las que te quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora