CAPÍTULO 29

75 6 8
                                    

Esto no puede estar pasando. Los sitios cerrados me causan molestia.

Soy incapaz de pasar aquí cinco minutos más. De hecho, no puedo quedarme ni medio segundo. Necesito salir.

- Oye, y... ¿No hay ninguna ventana? - Consigo articular, reuniendo todas mis fuerzas.

- ¿Te encuentras bien? - Interroga Bruno, evitando mi pregunta.

- Sí, yo...

Pero en estos momentos mentir no va a servir de mucho.

- No, no estás bien. - Acierta como genio que es.

- Tampoco había que ser un genio para adivinarlo.

- Pero tampoco estás fatal; sigues conservando tu particular sentido del humor.

De repente siento que las paredes cada vez se van acercando más a mí. Empiezo a sudar y la cabeza me da vueltas. El techo también empieza a bajar. Es estresante. Dios mío, mi cuerpo se va haciendo pequeño. No me caben los huesos.

Luz. No hay luz, y eso no es de gran ayuda.

A medida que transcurren los segundos, el calor que siento va aumentando.

Y entonces me viene a la mente un suceso no muy lejano, pero sí bastante parecido: ayer, por la noche, en el Drinkaraoke con Liam, pero aquello estaba abierto y dejaba pasar algo de la luz de la luna. En cambio, aquí, nada.

Así que empiezo con mis paranoias. Porque es posible que Bruno ya no esté aquí. No lo oigo, así que se puede haber ido. Es imposible ver algo. Seguro que ya no está. Se ha marchado y me ha dejado aquí, sola.

- ¿Bruno? - La desesperación es evidente en mi voz.

- ¿Qué?

¡Uf! Qué alivio...

Pasamos unos segundos en silencio hasta que su teléfono empieza a sonar.

- Es Liam, me está llamando.

- Pues deja de perder el tiempo y cógelo.

Antes de que acabe la frase descuelga y pone el altavoz.

- ¿Dónde estáis?

- En la sala VIP. - Respondo rápidamente. - ¡Estamos encerrados!

- Se han quedado encerrados. - Se oye susurrar a Liam, explicándole la situación a Maikel.

- ¿Estáis bien? - Ahora es Maikel el que habla.

- Yo sí, pero Lara... - Bruno no parece encontrar las palabras adecuadas.

- No hay luz, ¿verdad? - Interpreta Maikel totalmente seguro de sí mismo. - Y está cerrado. - No sabría decir si es una pregunta o una afirmación.

- ¿Cómo... - Empieza Bruno.

- Porque me conoce de toda la vida. - Consigo decir. - Maik, haz algo. - Le pido.

Durante unos segundos solo se oye a la multitud. Sin embargo, no es el típico sonido de un partido de baloncesto. Suena diferente, como si de una guerra se tratase.

- Veréis... Eh... - Balbucea Liam. - Tenéis que intentar salir de ahí.

- ¿De verdad, Liam? Menos mal que nos lo has dicho. - Bruno y su ironía.

- Me refiero a que es urgente. - Se corrige inútilmente.

- ¡Claro que lo es! - Chillo.

- ¡Que ha habido un incendio! Estamos desalojando el edificio.

¿Qué? No, no, no, no, no, no.

Espacio cerrado. Oscuridad. Fuego... No es muy buena combinación. De hecho, es la peor. Probablemente, por no decir que así es, estos sean mis mayores miedos.

Todas las razones por las que te quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora