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✮ 𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒔𝒊𝒆𝒕𝒆

07 - "The truth hurts."

Perspectiva de William Afton.

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- Ahora, William. ¿Qué ves en esta imágen?

- Una verga.

• Río ante mi respuesta, y puedo sentir la mirada de la psicóloga sobre mí. Dejo de reírme para volver a mirarla.

- Señor Afton, por favor. - La mujer suspira, bajando la imágen que sostiene en sus manos. - Solo estoy tratando de ayudarlo, su salud mental es important--

- Su puta madre. Ni a usted ni a nadie le importa mi "salud mental". - Respondo agresivamente, cansado de pasar tiempo con esta loca. - ¿En serio cree que unas fotitos con manchas de tinta van a decirle si estoy enfermo o no?

- Así no funciona. - La mujer se mueve en su asiento, tomando otra fotografía. - Esta prueba es para determinar ciertos razgos en su personalidad. Y mientras más tardes en responder, más tiempo estaremos aquí. - Ruedo mis ojos al oír eso, realmente quiero irme de aquí. - Dicho eso, ¿qué ves en esta otra imágen?

• Suspiro, mirando con mala gana hacia la imágen. ¿Qué veo? Nada. Una mancha. Hmm.
Bueno. Pensándolo bien...

- Veo... - No quiero decirlo. - tres niños. - Digo, en contra de mi voluntad.

- Ya estamos haciendo un avance. - Ella parece conforme con mi respuesta. - ¿Tiene hijos?

• ¿Tengo hijos? No lo recuerdo. Cierro mis ojos, tratando de recordar.
Cuatro niños vienen a mi mente. ¿Pero por qué cuatro?

- Sí. - Respondo fríamente.

- ¿Podría hablarme un poco sobre ellos? - La psicóloga se vuelve más molesta cada día. ¿Le pagarán más por cada pregunta que me hace?

- Disculpen. - Un guardia la interrumpe, entrando a la habitación. - Pero se acabó el tiempo.

- Ya veo. - La mujer se levanta, y el guardia me toma violentamente del brazo, levantándome de mi asiento. - Piensa en lo que hablamos hoy, William. Y trata de cooperar la próxima vez.

- Muérete.

• El guardia me golpea en la espalda, empujándome fuera de la habitación, llevándome de regreso a mi celda.
Llevo más de tres meses en esta cárcel, y aún no me acostumbro al lugar.

Caminamos por los pasillos, y yo arrastro mis pies para darle problemas al guardia. Él me golpea en el brazo, obligándome a caminar bien.

Él abre la reja de mi celda, metiéndome dentro y quitándome las esposas.

- ¡Ya volvió mi conejita! - Escucho a uno de mis compañeros de celda. ¿Cómo se llama? No me importa.

- ¿Cómo te fue, chamuscado? - Odio que mi otro compañero de celda me llame así.

• Solo ignóralos, Afton. Ignóralos, respira...