Capítulo 8

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Sonreí son suficiencia al ver a las brujas temerosas de mí, y a los lobos también, son una de los vampiros originales, mitad lobo, y tal vez puedo hacer algo de magia. Todos en la estancia me miraban con miedo y respeto, a excepción de Isabel que me miraba con odio puro, no me inmute ni le demostré más que suficiencia, prefiero que me teman a que me amen, así sabré que harán lo que yo quiera sin importar lo que sea.

Dixon entró con una mujer en el hombro, una lugareño, olía a sangre y ella parecía desmayada, Dixon por su parte traía la camisa manchada de sangre y su boca y barbilla también, todos lo miraron extrañados, él se encogió de hombros y caminó hacia mí.

-Pensé que terminarías antes de la cena. - dijo con ligereza mientras ponía a la mujer de pie en frente de mí.

-Y yo que durarías más.

Él sonrió, y sus dientes relucieron en sangre, eso hizo que todos los presentes se estremecieran con miedo.

-¿Qué, que le vas a hacer? - tartamudeo la alfa.

-La cena. - le reste importancia con un movimiento de muñeca - Soy una original, ¿y qué? Al final si están en mi contra les ira peor que estar a mi favor, solo ganaran un enemigo innecesario.

-Yo, necesito pensar. - salió Isabel de la habitación, pensé que los demás la seguirían pero nadie se movió, todos miraban a Dixon y a la pobre chica de pie frente a mí.

Sonreí divertida, les daría un espectáculo del cual temerán de verdad, me levanté de mi asiento, y tomé a la chica del cuello, al parecer no estaba desmayada si no, más bien Dixon había usado su compulsión en ella, y la había dejado algo tonta, todavía le costaba usar la compulsión, aprendería con el tiempo.

Menee la cabeza, cuando vi el punto en su cuello que morderia, normalmente no era ansiosa por la sangre y evitaba tomarla, mucho más enseñarles, mi otro rostro, a extraños, pero quería asustarlos un poco, mis colmillos salieron de mi boca y mordí su cuello, su sangre sabía bien, pero nada fuera de lo común. La sangre me manchaba el mentón y se deslizaba por mi cuello, antes de matarla, me detuve, no quería romper mi maldición ahora, no soportaría eso.

Me alejo dejandolos verme, aterrados, los lobos se levantan de su asiento y retroceden, en sus rostros se nota que no han conocido a alguien como yo, la bruja Bennett ni se inmuta por mi demostración ella ya me había visto cazar y me había querido a pesar de todo, muy diferente a su demás aquelarre; pasé mi lengua por mis labios limpiando ligeramente la sangre que escurría por ellos.

-Llevátela. - ordené, él no entendía muy bien de auto control, así que sabía que la terminaría matando. - Si terminamos con el teatro, deberían empezar a ponerse de acuerdo en que hacer o como buscar el hechizo del que hablo.

Terminé por salir, frustrada por perder mi tiempo con ellos, y al final todo terminó en nada.

Después de la fallida reunión, me enteré que Isabel había aceptado los términos de las brujas, para mantener a su manada alejada de mí, no entendía cual era su problema, yo no le haría daño ni mucho menos, no quería problemas.

Con el pasar de los días, Katherina, había mejorado, pero había puesto una barrera entre nosotras, ya no dormíamos juntas, ni me esperaba para cenar, tampoco me miraba a los ojos. Fingí que no me dolió su nuevo comportamiento y lo acepté, le quedaban pocos días aquí, y estaba deseosa de saber a donde la exiliarian, la seguiría a pesar de todo, era mí compañera, la protegería ante todo.

Dixon notó este nuevo comportamiento y no dijo nada, se quedó a mi lado, como mi sombra, y me dio su hombro para llorar si lo necesitaba, por ahora no lo haría, no lloraría más.

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