Capítulo 10

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Como lo había planeado, convertir a varios jóvenes salió como un completo éxito, sus padres no los vendieron, pero sí decidieron seguirme, Dixon parecía ligeramente enfadado por mi nueva adquisición, ya que estaban tomando todo mi tiempo para entrenarlos, lo había intentado incluir a nuestros entrenamientos pero su poca paciencia asustaba a mis novatos.

-Tienes que relajarte, D. - dije tomando sus hombros y dándoles un apretón suave.

-No me gusta, no puedes simplemente hacer esto. - explica alejándose un poco de mí.

Lo miré sin entender.

-Mira, no es que tus nuevas adquisiciones me disgusten pero son muy...

-¿Muy? - repetí.

-Son poco discretos, llaman mucho la atención, estamos corriendo hasta Bulgaria, y ellos parecen querer devorar todo lo que pasa enfrente de ellos.

-Es normal, están aprendiendo.

-No creo que sea eso.

-Tenemos que seguir, hablaremos de esto después. - señale, para después llamar la atención de los novatos, para empezar a correr.

Hace un par de días, una de mis brujas nos envió una pequeña carta, que alarmó mis sentidos, Katherina había sido convertida y no contenta con eso, hizo enojar a mi hermano Niklaus, cosa que no me sorprende. Íbamos de vuelta, para proteger a la familia de nobles que me acogió y para que los lobos que se habían quedado con Isabel; no podía dejar solos a los novatos así que no nos podíamos mover con magia, pero con nuestra velocidad llegariamos pronto, o al menos eso esperaba.

Corrimos por un par de días sin cazar, esperaba que ellos no perdieran el control pero al parecer la menor de ellos era ligeramente incontrolable, siempre que tenía sed, no podíamos mantener sus colmillos fuera de alguna persona.

Dixon no toleraba a los nuevos, pero parecía a fin de esta niña, no parecía tener más de dieciocho años, a pesar de su perspicacia había endulzado a Dixon, cosa que le aplaudo. El silencioso sonido de la aldea donde estábamos, me preocupaba. Isabel tuvo que haber venido a recibirnos pero no había nadie, ni lobos, ni brujas ni siquiera humanos.

-Dixon-, lo llamé - Ve en busca de los lobos, llévate a los nuevos, si están mis hermanos no quiero que los maten.

-Como ordenes.

Camine hacia la mansión con tranquilidad fingía, era una noche muy oscura, no había luna, y las nubes tapaban el cielo.

Un gritó ensordecedor me asustó y corrí hacia la mansión; Elijah sostenía a Isabel del cuello levantandola varios centímetros del suelo, ella despedía olor a sangre y parecía luchar con su agarre.

No pensé solo actúe, empuje a Elijah mandandolo a volar haciendo que Isabel cayera al suelo en un golpe sordo, fui hacia ella y sostuve su cabeza, respiraba lento, y yo empezaba a entrar en pánico absoluto, no podía perderla. Mordí mi muñeca ofreciéndosela y obligandola a beberla, cuando reaccionó la apartó bruscamente.

-Isabel. - la llamé cuando se alejó un poco.

-Él es un monstruo. - sollozo asustada - Nunca había visto cosa igual, nosotros vinimos a protegerlos como habíamos acordado pero, ellos son muy fuertes-murmuró.

-No te preocupes ya estoy aquí. - intenté consolarla - No dejaré que nada malo pase, te prometo que...

-Hermana. - me llamaron a nuestras espaldas.

Me tense al instante, no pensé que Elijah viniera acompañado por Niklaus, me levanté del suelo tomando a Isabel conmigo, poniendola en mi espalda, para protegerla, haciendo un muro entre ella y mis hermanos. Venían acompañados pero no les presté atención.

-¿No están muy lejos de Inglaterra? - pregunté, observandolos de arriba abajo, no habían cambiado nada, pero parecían más sedientos de sangre que antes.

- ¿Y tú no dirás nada? - habló Elijah esta vez, Isabel se encontraba tensa atrás de mí.

-Lo dice el hermano que me persiguió por el bosque con intención de atarme, muy lindo. - respondí con tanta irónica como pude.

-Lo lamento, hermana, en ese momento no veía con claridad.

Su intento de disculpa me hizo enojar, como podía ser tan hipócrita de disculparse después de tanto tiempo.

-No sé porque no te creo, Elijah.

-Por favor, hermana, somos familia, no podemos seguir esta pequeña disputa. - medio Niklaus, me reí un poco por su vago intento. Esto desconcertó a ambos.

-Lo siento, Elijah es el mediador no Niklaus, así que se siente extraño.

Mi comentario sacó una sonrisa burlona de parte de ambos, Isabel se aferró a mi brazo como si fuera una niña y no una gran alfa que me entreno durante meses y que amenazó más de una vez en cortarme la cabeza.

-Venimos porque cierta doble, hizo enojar a Niklaus. - explicó Elijah.

-Tú no sabrás nada o ¿sí, hermana? - pregunto esta vez Niklaus, mi cuerpo completo se tenso y sentí como el aire abandonar mis pulmones y no volver a entrar.

-No, hermano, no sé nada de una doble.

-¿Entonces que haces aquí? - preguntó Elijah, señalando la mansión.

-Conocí a estos lobos, cuando pase por la aldea, unos brujos nos avisaron que ellos corrían peligro y vine aquí por eso. - mentí descaradamente, no mentí sobre querer ayudarles, pero tenía que fingir no conocer a Katherina.

-Bien, lamentablemente estos lobos han obstaculizado mi venganza, no puedo dejarlos ir. - Niklaus sonrió de forma cínica acercándose peligrosamente hacia nosotros, no me moví por nada.

-Está bien, original, sé que debimos irnos pero no lo hicimos, ahora enfretare las consecuencias para que la manada no lo haga.-habló en búlgaro Isabel saliendo de mi cuidado.

-¿Que? - pregunté sin entender, agarrando su brazo.

-Esta bien, cuida de la manada por mí ¿si? - me miró despidiéndose y llendo a donde estaba Niklaus.

No entendía nada, de pronto mi mundo se derrumba porque Katherina no me quiere, intento reconstruirlo y termino huyendo; me pierdo de algo y no sé que es, porque Isabel no es de sacrificarse y todo se siente tan vacío desde hace un tiempo, y ver a mis hermanos parece una tortura, porque somos familia, pero parece como si fuera diferente como si no me hubiera torturado lo suficiente al estar lejos de ellos.

Niklaus despedaza el cuerpo de Isabel en segundos, el olor a su sangre inunda el lugar, mi control se deslizaba peligrosamente de mí.

-Dixon no vengas, mantente a salvo hasta que vuelva. - murmuré muy bajo, tan bajo que temí que no me hubiera escuchado, no quería que nada le pasara. Temí por los hijos de Isabel, por perder el poco poder que me quedaba.

Mentiría si digo que me dolió ver la muerte de Isabel, no sentía más que respeto por ella, más no nada más, no la quería ni le sentía cariño, así que realmente no me importaba mucho su sacrificio, sin embargo, me importaba Dixon, me importaban mis hermanos, me importaban los niños de los cuales me había encariñado y no quería ver morir.

-Ay hermana, ¿sabes lo que les hago a quienes me traicionan? - habló Niklaus, sonriendo mientras caminaba hacia mí, retrocedí por instinto.

-No puedes matarme, Niklaus, somos familia.

-No te voy a matar, Alexandra, pero si mereces un castigo por tu traición. - alzó una estaca acercándose rápidamente a mí, sostuvo la estaca cerca de mi corazón, mientras sostenía mi cintura para mantenerme cerca, - Esconder a la doble, hacerte amiga de lo lobos que la protegían y que fueron los causantes de la muerte de nuestro hermano, aliarte a las brujas, y por último volver a casa,-siguió diciendo mientras sentía la estaca incrustrarse en mi pecho - Es hora de que aprendas, por y para siempre, ¿recuerdas? - siseo cerca de mi cara, terminando de enterrar la estaca en mi pecho y de pronto, todo estaba negro y ya no había nada.

Always and ForeverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora