Capítulo 38

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No podía evitarlo, me sentía acosadora por hurgar en la mente de Caroline, pero no podía evitarlo ella soñaba conmigo y no algo particularmente romántico, si no algo demasiados sexy por Dios, podía oírla gemir aun dormida, era toda una tortura.

-C, -la llamé,- Amor despierta,-ronronee ocultando mi cara en su cuello para impregnarme de su aroma, ella despertó agitada, pude sentir como su corazón se aceleraba.

-Lo siento.-estaba avergonzada.

-No lo hagas, solo me vas a matar.-bromee sintiendo un golpe por su parte, no saque mi rostro del hueco de su cuello, ni me aparté, todo lo contrario, metí mi pierna entre medias de las suyas sin decir nada.

Ella no opuso resistencia, todo lo contrario se restregó contra mí desesperada.

-Amor.

-Por favor,-oírla suplicar me iba a volver loca un día.

Me moví rápido, colocándome entre sus piernas erguida, mientras ella seguía acostada, quite su short, dejándola solo con bragas, relamí mis labios, por la vista.

-Alex..-una suplica baja que me iba a volver loca, no quería quitarle las bragas rosas se le veían demasiado bien y estaban mojadas, pase mis dedos por encima de ellas, sintiendo su humedad.

Gimió bajo, mientras me veía podía sentir su mirada, y su corazón bombeando fuerte, su respiración se volvía rápida conforme la agraciaba por encima de las bragas, sabía que no le iba a ser suficiente pero, la imagen era demasiado deliciosa.

-Alex.-me llamó

-Lo sé, lo sé, solo déjame disfrutarlo un poco más.

-No seas pervertida.

-Amas a esta pervertida. -antes de dejarla decir algo, corrí sus bragas y toque directamente su coño, desde su clítoris hasta su hendidura, en la que no pude evitar hundir dos de mis dedos, haciéndola gemir fuerte.-Además ¿eso no fue lo que soñaste? Tú, yo, en un aula, mientras te acariciaba de forma suave hasta que no aguantaste más y..

-¡Joder, calla ya! -me regañó entre gemidos, seguí masturbándola rápido, fuerte, aunque no demasiado, sus mejillas rosadas, su coño húmedo, su boca entre abierta, todo me iba a volver jodidamente loca.

-¿Dónde soñaste qué te mordía? -una sonrisa perversa se me escapó, -Aquí.-toque sus muslos, -aquí.-toque su cadera.- o aquí.-termine de decir mientras tocaba por encima de su pecho derecho, en ningún momento dejé de bombear en su interior, no la mordería si ella no me lo pedía, lo de Daemon fue traumático para ella, no quería presionarla.

-Aquí.-respondió mientras quitaba su blusa y me ofrecía sus lindas tetas, solo para mí. Relamí mis labios y me fui a por ellos sin dejar de tocarla.

Las lamí, mordí y bese sin poder evitar querer más de su sabor.

-¿Podrías?-preguntó con los las pupilas dilatadas, estaba jodida si lo pedía en serio,- por favor.

-¿Hum? ¿Qué quieres mi niña? Tienes que decirlo.

-Quiero que me muerdas, Alex, quiero verte morderme, mientras me corro.

Demasiado directa, haciéndome palpitar a mi también, su petición me hizo gruñir, y la bestia en mi interior, ronroneo satisfecha, mordí encima de su pecho, mientras sentía como su interior succionaba mis dedos, en su orgasmo, el sabor de su sangre tan dulce y deliciosa, y sus gemidos solo me volvían más adicta. Cuando su orgasmo bajó, me separé y lamí la herida y mis labios, nada podía desperdiciarse, ella acarició mi rostro, en el que aún se veían mis venas negras.

-Un día, ¿me convertirás?- Su pregunta bajo todo rastro de excitación que tenía, y me hizo retraer mis colmillos y mi "otro rostro", ella notó ese cambio.

Always and ForeverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora