Capítulo 19

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Decidí que mi vestido sería azul intenso, corto, como a medio muslo, suelto, con pequeñas tiras sueltas, con tirantes finos; me sentía preciosa con el, hacia resaltar mis ojos y mi pelo castaño rojizo. Sonreí hacia la chica que estaba terminando de ajustar mi vestido, ya había mandado a Randy a buscar unos tacones negro, finos, deseaba poder destacar lo más posible, había hecho que los chicos que me iban a acompañar, se vistieran con esmoquin apropiados para la ocasión, deseaba destacar y era justo lo que haría.

Dejé que ella terminara, su trabajo mientras maquillaba ligeramente mi rostro, nada demasiado cargado porque amaba el color natural de mi rostro, con mis pocas pecas, me gustaban. Mi pelo quedó suelto al natural, y me coloque una diadema del mismo azul de mi vestido, me puse guantes negros, largos por encima de mis codos;  usaba un collar de perlas blancas.

Caminé fuera de mi habitación hacia donde estaban Randy y Alejandro, esperandome, ambos con esmoquin negros, se veían atractivos, hasta cierto punto; ambos me sonrieron al verme.

-Te ves hermosa como siempre, Alexandra-elogió Alejandro.

-Tú también, te ves guapo, y tú también Randy.-este asintió, y extendió su mano para que la tomara, me dirigió hacia el auto, donde tres de mis brujas nos esperaban. Ellas subieron a un segundo auto, y yo me fui con Randy, conducimos por las calles llenas de alegría, y fiestas, había brujas, lo supe por su olor, Randy me miraba periódicamente mientras conducía.

-Tranquilízate, no morirás esta noche-murmuré bromeando.

-Que esperanzadora eres.

-Lo sé, detente aquí, seguiremos caminando.-ordené.

Al bajar del automóvil, caminamos por un poco tiempo, llegamos a una gran fiesta, de mascaras, parecía el foco central de todas las fiestas, parecía exclusivo, había personas rondando el área se notaba que eran vampiros, y que en definitiva, yo no estaba invitaba, era una buena forma de hacer notar mi llegada, probablemente mis hermanos estarían ahí.

-Entraremos ahí, no dejen que nadie me toque,-ordené, mientras caminaba con elegancia con Alejandro y Randy uno a cada lado, mientras mis tres brujas iban detrás de nosotros. Me sentía ligeramente emocionada, a pesar de que la punzada de dolor al no estar al lado de Katherine y lo mucho que me hubiera gustado que estuviera a mi lado en este momento. Al intentar entrar un par de chicos jóvenes, intentaron detenerme.

-No creo que debas hacerlo, guapo.-sonreí con burla.

Una de mis brujas lo detuvo, él no logró tocarme, ambos recibieron a mi parecer un aneurisma, que los hizo retorcerse de dolor a mis pies, no los miré y seguí caminando pasando por en medio de ellos. A pocos metros de la entrada un mesero nos ofreció un antifaz a cada uno, yo me negué a aceptar uno, no lo iba a necesitar, mientras que Ale y Randy, los aceptaron, se veían graciosos, intentando colocarlos, parecían torpes y nerviosos.

-Dejen, yo se los pongo,-sonreí quitándoselos de las manos,  y colocándoselo rápidamente. -Mézclense y manténganse alerta.-dije para después alejarme de ellos.

Fui a la barra donde pedí una copa de vino blanco, el cual bebí de forma lenta, mientras ví a un chico moreno, con una sonrisa encantadora, iba con una chica rubia, tenía cierto parecido a Rebekah pero no era ella; ambos portaban antifaz así que era difícil de ver sus rostros completamente. Sabía que había llamado su atención en el momento, que se despidió de la rubia y caminó hacia la barra, donde yo me encontraba recostada, le sonreí sugerente. Al llegar a mi lado, su olor me inundo, olía a Niklaus, parecía fresco, debía de ser su nuevo segundón o algo por el estilo. Este mismo se volvió hacia mí, sonriendo con carisma.

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