Capítulo 21

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¿Qué se supone que le diga? Probablemente este realmente enfadada, han pasado muchos años de eso, pero todavía mi corazón late con fuerza por pensar en ella. Katherine estaba sentada en una de las sillas del pequeño bar, era rustico, pero tenía su encanto; yo me encontraba en la zona VIP rodeada de comerciantes, que querían de mi dinero y la herencia de Dixon, yo no estaba para nada atenta a la estúpida conversación, solo tenía mente para la linda doppeltgänger. No sabía bien ni como acercarme a ella pero lo haría. Suspiré, mientras me levantaba de mi asiento, y caminé hacia ella, estaba dándome la espalda concentrada, en no sé qué, pero me daba tiempo de admirarla un poco más.

-No creí que te gustarán los lugares concurridos.-le murmuré mientras me sentaba a su lado.

-No sabes casi nada de mí, no entiendo a que vendría ese comentario.-habló mientras tomaba de su vaso.

-En realidad sé mucho de ti, Katherine.

-¿Lo dices por los tres días en los que tuvimos sexo o por qué somos compañeras? -preguntó de forma irónica, me reí por ello.

-Ambas cosas, además de que nunca dejé de verte.

-¿Mandaste a seguirme?

-Tal vez,-ella me miró mal, y sonreí por ello-Bueno, sí lo hice, pero incluso desde antes, sé todo de ti, incluso el porqué estás oculta.

Ella me atacó sin dudarlo, poniendo sus lindas manos en mi garganta, y mostrándome su rostro, me tenía contra la barra, mientras los demás en el bar se asustaron.

-Joder, linda, eso de verdad me pone pero no deberíamos tener mayor privacidad.-intenté bromear, pero ella parecía realmente seria y asustada-D, encárgate de estas personas.-ordené lo suficientemente alto, para que él lo escuchara, así el establecimiento fue vaciado, prácticamente todos muertos. Dixon intentó acercarse a nosotros, pero se lo negué.

-¿Qué sabes? -preguntó, sin soltarme, pero sin apretar su agarre, sabía que por nuestra conexión, no me haría daño, eso no significa que este menos molesta.

-¿Por qué no me sueltas, y hablamos de las cosas? -sugerí sin moverme, dejando que ella tome el control de la situación. Ella se lo pensó, pero me soltó, y retrocedió, aún en alerta. Le señalé de forma cortés la mesa en la que estábamos -D, tráenos un trago.- ordené,-Los demás, a fuera, que nadie más entre.

Todos acataron mis órdenes, y Katherine, se sentó frente a mí, me miraba recelosa; después de hacer lo que le ordené Dixon se retiró del lugar, para darnos privacidad.

-Habla.-ordenó Katherine.

-¿Qué quieres saber? ¿El como te conozco o  quién soy?

-Empieza por quién eres.

-Bien, mi nombre real es Alexandra Mikaelson, y antes de que te termines asustando, ninguno de mis hermanos sabe de ti o de nosotras

-Eres una Mikaelson, ¿Por qué confiaría en ti? -gritó molesta.

-Eres mi compañera, jamás dejaría que nadie te haga daño, te prometo que si me dejas hablar, entenderás mejor nuestra situación, sé inteligente Katherine, si me tienes de tu lado ni Elijah, ni Niklaus, te tocarán.-ella parecía pensárselo, poco convencida, pero asintió.

-Bien, habla.

-Soy una de las originales, ya sabes, como mis hermanos, yo no sabía de tu existencia ni de para que mis hermanos te querían, hasta hace algunos pocos años, tuve que dejarte, porque ellos querían que nos reuniéramos, y no podía ponerte en peligro. Así que decidí irme, esperando poder protegerte de Nik.- expliqué, por su reacción corporal, sabia que dudaba de mí, pero necesitaba tenerla cerca, y yo sería su salva vidas.

-Bien, asumo que también necesitas, algo de mí.-señaló, sonreí por su inteligencia.

-Sé que estas buscando a la otra doble, para alguno de mis hermanos, yo sé donde esta la doble y también tengo panes para ella, ocuparé tu ayuda con algunos temas, pero te lo diré en su momento, mientras eso pasa, tú estarás bajo mi protección, y nadie te va a tocar.-prometí.

-No te amo,-fue lo primero que me dijo, no me sorprendió, pero sentí como que algo se aclaraba dentro de mí,-No sé como funcionan las compañeras, pero he vivido sin ti, durante muchos siglos, puedo seguir haciéndolo. Aún así tomaré tu oferta, y te seguiré, esperando que puedas conseguir que tu hermano me de su perdón.

Asentí, ante lo dicho, necesitaba empezar con lo planeado.

-Genial, me alegro que estemos en la misma página, doppeltgänger.-le sonreí de forma sínica -En la mañana, mi segundo al mando, vendrá por ti, termina lo que tengas que hace aquí, no soy paciente así que espero que sigas mis órdenes al pie de la letra.-me levanté de la mesa pasando a su lado,-Y no me provoques, si le tienes miedo a Nik, tendrás que saber que yo soy peor.

Salí del lugar, con Dixon, caminando a mi lado en silencio, con los años, entendió que hay cosas en las que en definitiva no puede meterse, ni opinar, sobre la doppeltgänger no puede opinar, aunque muy en el fondo sé que él tiene razón, pero no lo admitiré en voz alta.

-Quiero que llames a mi viejo brujo, necesito hablar con él.-ordené cuando llegamos al hotel donde nos estábamos hospedando. Él asintió.

-Espero que sepas, que tendrás que darme tiempo, no estamos en New Orleans.

-Eso lo sé, pero apresúrate, que sea para la cena.

Sentía que algo no calzaba, que la doppeltgänger me tenía en su mano, y había algo que yo no sabía de lo que ella tenía poder, y me molesta, que alguien me tenga así en su mano. Sé que es mi compañera, es decir ¿lo es? La necesidad de tenerla conmigo, no la he sentido con nadie más, aún cuando estamos lejos. Pero ¿la amo? ¿Me ama? ¿Lo dijo para molestarme? ¿Para probarme? Me sentía tonta, por pensar en todo esto, cuando debería de estar atenta a otras cosas más importantes, que ella, y eso me hace enfurecer todavía más, como puede llegar a hacerme dudar sin más, ponerme en contra de mis hermanos, para protegerla. Me senté en el pequeño balcón, mientras terminaba de organizar un par de cosas para el viaje, y acomodar mis reuniones sobre las pequeñas empresas, de comercio, las cuales he tenido desatendidas los últimos días. Al llegar la noche, tomé una ducha y cambié mi ropa, por un vestido blanco corto, y unas zapatillas del mismo color, tomé el ascensor para llegar al comedor del hotel, donde una mesa privada estaba reservada para mí, y mi invitado, un viejo brujo de confianza, su familia había cuidado de mí desde siempre, así que tenía cierta confianza con él.

-Señorita Alexandra.-se reverenció apenas llegué, le regalé una sonrisa y ambos tomamos asiento.

-Quisiera hablar algo importante contigo, brujo.

-Conmigo mi señora, puede hablar lo que guste, mientras sea de mi conocimiento se lo diré.-asentí por su respuesta.

-Doppeltgänger, quiero que me digas todo lo que sabes del tema.

Always and ForeverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora