33. Apagar los sentidos

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El cuerpo de Jimin  estaba experimentando una abrazadora ola de experiencia que lo invadió de repente, iniciando por el cosquilleo y suave ardor en su nariz, agregando la adrenalina de saber que estaba haciendo algo que no debía, los efectos de la droga pronto comenzarían. Mientras tanto a su lado Taehyung observaba cruzado de brazos y con sus piernas cruzadas la una sobre la otra, su mente seguía reprochándole sin parar lo irresponsable que estaba siendo y sin embargo al mismo tiempo se recordaba como consuelo el poco derecho que tenía de prohibirle al bajo el consumir y esconderlo, justo como él mismo lo hacía.

-Quita esa cara amarga, cariño, toma una pastillita y sonríe - Le dijo al pelirrojo un cualquiera que claramente ya estaba drogado y se había acercado a la mesa al notar las bellezas que eran Taehyung y Jimin.

-Piérdete, tarado - lo empujó con mal humor ahuyentando lo y sin embargo había aceptado la pastilla de todos modos, la observó y reflexionó, no era lo mismo un cigarrillo de marihuana que una pastilla de éxtasis... Aún así su carne era demasiado débil y pensó "una no es gran cosa" para luego colocar la pastilla sobre su lengua dejando que esta se disolviera en su humedad, sí sabía bien que ahora estaba cruzando más limites, limites que el mismo se colocó, pero en su menté creía que era capaz de controlarlo.

De repente el mundo a los ojos de Taehyung comenzó a tomar nuevas formas y colores, parecía que todo lo demás no importaba porque se sentía como flotando en una ola, como si estuviera dentro del agua sin sentir aflicción en sus pulmones, se había desconectado de su cuerpo y ya no pensaba en nada, de repente olvidó, olvidaba el recuerdo de la amarilla sonrisa de su madre y su risa tosigosa y burlona mientras quemaba sus piernas con cigarrillos, olvidaba el toque frío, repulsivo y agresivo que Yan an lo había obligado a sentir esa noche,  por primera vez en días no estaba sonriendo porque no quería preocupar a nadie, si no porque su mente no sufría ninguna preocupación. 

La noche transcurrió en la euforia de aquellos dos jóvenes, que bailaban juntos bajo las luces estrambóticas del bar en el que estaban, flotando por la vida como si solo ellos dos existieran. Al alcanzarles a ambos el cansancio decidieron rentar una habitación en un motel, cansados se tumbaron en la cama, Taehyung fue el primero en caer en un sueño profundo, por otro lado Jimin se quedo con los ojos abiertos de par en par, mirando el techo mientras que su mente revivía voces, revivía tactos y escenas como si lo estuviera torturando. 

-¿Señor Yoo, porque nos escondemos de Hobi hyung? - la voz suave, dulce e inocente del pequeño Jimin resonaba con un eco.

-Quiero mostrarte algo muy especial, cariño ¿puedes confiar en mí? No traigo a tu hyung porque no quiero distraerlo de sus tareas. -Esa voz era demasiado convincente, demasiado persuasiva, ¿Cómo negarle algo?  ¿Cómo identificar engaño o malicia alguna en él? 

Sobre la dura y fría cama de un motel, Jimin sin razón aparente comenzó a llorar, como si algo doliera, sus recuerdos eran tan vívidos que dolían.


A la mañana siguiente los jóvenes se dieron el lujo de faltar a la primera clase, pues su estado sin duda no era el mejor, llegaron a la hora del desayuno, tratando de aparentar el malestar del desvelo en de todo lo demás que habían hecho la noche anterior, se sentaron en la mesa con Jin y Jaekyeong. 

-Dios, qué caritas- mencionó Jaekyeong dándoles a ambos sus desayunos acompañados de dos vasos de café.

-Si, mejor guárdate las burlas, querida- Dijo Taehyung tomando su café con cansanció -¿Donde está, Kook? - Preguntó 

Euphoria |KV|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora