Capitulo 26

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Voten y comenten mucho porfiiii.

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Hollydence

No quise hacer ni decir nada con mala intención, creo que los hijos también tienen derecho de saber lo que sucede con sus padres, quizá me precipité un poco en decirle al alemán pero tampoco creo que haya estado bien la manera en la que me habló.

—Siendo sincera... Yo hubiese querido que me lo cuenten —Dice Lisa mirando sus uñas.

—El problema es que quizás Klaus no lo hubiese querido, y está en todo su derecho —Dice Zac apretando el botón del control para cambiar el canal de televisión.

Estamos en mi casa y ambos vinieron a pasar el rato, Klaus se fue hace unas horas y no hemos hablado desde entonces.

—Hice lo que creí correcto. —declaro llevándome un puñado de palomitas a la boca.

—Ese es el tema... Hiciste lo que TU "creiste" correcto abejita.

—Ahora... Igual está mal lo que le dijo, porque básicamente le pidió que se callara y que no se metiera, además... —Liss hace una pausa frunciendo el ceño— Si el piensa que acariciar a otras está bien ¿Quién dice que él no lo ha hecho con otras?.

Me quedo en blanco pensando en ello y siento un enojo calarme los poros.

—No lo había pensado así —declaro.

Lisa me hace un gesto pensante colocando el dedo índice en la cabeza.

—A ver... Lo poco que he compartido con tu novio, se ve que está enamorado de ti... —Comenta Zac y no sé qué debió haber visto él pero "enamorado" no creo que esté, yo tampoco...

—Esto es solo lo que pensamos Holly, no significa que sea cierto.

—Exacto, solo debes esperar, él solo vendrá a hablarte.

Hago un mohin mientras pienso en ello y sigo llegando a la misma conclusión, creo que lo hice bien, que hice lo correcto.

Nos acomodamos en el sofá y el sonido abrupto de la puerta siendo cerrada nos sobresalta y miramos hacia allí.

No puede ser... Mi madre aparece con seis maletas a su alrededor, si rostro demuestra ira por donde la miren, su cabello negro está amarrado a su cráneo de forma que creo jamás se pueda desatar, su traje negro no tiene ni una sola pelusa y sus tacones brillan más que mi futuro.

—Fuera todos. Quiero hablar con mi hija —Dice mirándome a los ojos.

Los chicos se levantan tomando sus cosas y me dan una mirada lastimes antes de irse.

—Hola ma' ¿Cuando llegaste? —sonrio intentando apaciguar el ambiente pero es en vano.

Está por responder justo cuando aparece mi padre hablando por teléfono dejando sus maletas junto a las suyas dirigiéndose a las escaleras.

Mi madre me da una mirada fría y me señala con el dedo— Al despacho ahora.

Sube y me quedo parada respirando hondo juntando todas las fuerzas del mundo para evitar problemas y discusiones. Aunque sinceramente no creo que sea de mucha ayuda.

Llego hasta la oficina de mi padre y doy dos golpecitos en la puerta, escucho la aprobación y entro con cuidado de hacer silencio.

—Toma asiento —me indican y lo hago.

Mi mirada se dirige a mi padre que sigue hablando por teléfono y mi madre se da cuenta.

—Eso —lo señala— Es tu culpa.

El juego del amor #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora