Jungkook ingresa a ChongSeon, una universidad exclusiva para alfas, dispuesto a estudiar arquitectura, con el pequeño inconveniente de que, bueno... el no es precisamente uno.
Por otro lado, Taehyung no entiende porque después de tantos años de atra...
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Jungkook contuvo el aire con la idea de que si dejaba de respirar aunque sea algunos segundos, podría mantener a su lobo al margen.
Y es que, era imposible de ignorar.
¿Cómo obviar algo tan... tan...?
Ah, el aroma de aquel alfa...
No encontraba con que compararlo. Tan grueso y salado que le recordaba al mar de Busan las veces que lo había visitado con su familia. Y dulce, controversial y anómalo, mas tan delicioso que el solo sentir le aguaba la boca.
Se encontró a si mismo buscando más del mismo, adormecido y atontado por los efectos que un alfa imprime sin siquiera pensarlo en un omega, un omega como él con la juventud alborotandole las hormonas en cada punto de contacto en el que se tocan.
-¿Estás bien?
¿Lo estaba? Podria decirse tanto que sí como que no. Aún no se decidía. Luchando contra un impulso que venía desde su inconsciencia animal, y que lo vulnerabilizaba hasta ser apenas un cachorro que había pasado un celo doloroso y frío en ausencia de cualquier atisbo de calor.
-Mh, eso creo.
Y lo que había parecido una buena idea al principio, resultó ser una pésima.
Taehyung frenó en medio del camino y saltó en su lugar para poder cargar con más comodidad al omega. Y Jungkook jadeó cuando sintió las manos fuertes sostener firme la parte trasera de sus muslos.
Ah ¿Cómo habían terminado en aquella situación?
Y fue la insistencia del alfa, aquella a la que no pudo oponerse lo que lo llevó a subirse en su espalda con la recompensa de llegar a su recámara más rápido.
Y malditos sean esos ojos a los que no podía decirle que no. No sabía si debía atribuirle aquello también a su lobo.
En el medio de la madrugada, prófugo de una fiesta a la que realmente no quería asistir, compartiendo con un alfa ajeno la cercanía que no había conocido nunca, Jungkook no sintió temor, al menos no del alfa. Y quizá era el temple que Taehyung llevaba en sí la mayoría del tiempo, lo que lo categorizaba en aquel pequeño grupo en el que podría confiar.
Amable, mas no inofensivo. Porque para que un omega se sienta seguro en la compañía de un alfa, implica que este parezca la fuerza de protegerlo frente a otros. Y es incluso tonto que el lobo de Jungkook se sienta protegido con un alfa que apenas conoce y que luce así, como si tuviera lástima de matar incluso a un mosquito.
