𝐓𝐡𝐞 𝐩𝐫𝐞𝐭𝐭𝐢𝐞𝐬𝐭 𝐚𝐥𝐩𝐡𝐚ᵀᵃᵉᵏᵒᵒᵏ

𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟖

 

  Cuando Jungkook despertó sintió el calor qumandolo en cada centímetro de piel. La humedad de la transpiración poniéndolo incómodo al instante, y el aroma a alfa en celo lo drogó en lo que intentó recuperarse a sí mismo.

  Cuando alzó la cabeza, la cual reposaba en el pecho del alfa, lo encontró mirandolo con la mirada quizá agotada, quizá adormilada por la fiebre.

  No objetó cuando Taehyung le besó la frente, y lo atrajo más a si mismo, apretandolo contra sí. Acomodándolo con todas las intenciones de que vuelva a dormir.

  Okey.

  —Tae... —y el alfa tarareó para hacerle saber que lo escuchaba, tranquilo, como si entre ellos existiera una confianza de toda la vida, y estuvieran suspendidos en el espacio tiempo— Tienes que tomar un supresor, tenemos que salir.

  El alfa le gruñó, aunque bajito, sonando más a un quejido caprichoso.

  —Tae...

  —No quiero.

  Jungkook suspiró considerando sus opciones.

  —Vamos a tu habitación ¿sí? —y pareció pensarlo mejor esta vez, motivo que aprovechó para tomar un poco de distancia, y el cuerpo le dolió cuando perdió poquito contacto. 

  Agradecía tanto que el alfa no haya encontrado su aroma en la media botella de producto inhibidor que se había rociado por la mañana. No sabe que podría haber pasado si el alfa detectaba en sí su verdadero aroma.

  Pese a eso, pese a no reconocer en si mismo la dulzura característica de un omega, el alfa de Taehyung lo había identificado como su omega sin pensarlo dos veces, lo que dejó a Jungkook bastante preocupado.

  ¿Y si los lobos si sabían que él era omega? Solo que el humano no captaba en sí su verdadera casta.

  Esperaba que el alfa frente a sí fuera el único capaz de reconocer a su lobo.

  Deseaba que Taehyung no fuera de la clase de persona que conecta tan bien con su animal como para recordar un celo. No suele pasar con normalidad, pero existen ese tipo de casos. Por lo que se inquieta aún más entre los brazos del alfa que reniegan para dejarlo ir.

  —Debemos...

  Y la palabra terminó colisionando con la boca de Taehyung, porque este lo besa cariñoso. Pequeños besitos que deja sobre sus labios, como piquitos que sonorizan el inminente silencio, para luego separarse y mimarle la mejilla con la punta de su nariz.

  —No te vayas.

  Kook se relamió los labios, sintiendo en su propia saliva el aroma del alfa. Y con las mejillas incendiadas recibió cada uno de los mimos que este le ofrecía. Dejando que le acariciara los brazos, y lo mantuviera cerca.