𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟎

3.5K 541 54
                                    

  Cruzó las piernas por puro instinto, reacomodándose como pudo en el banco del aula

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


  Cruzó las piernas por puro instinto, reacomodándose como pudo en el banco del aula. El clima frío le dolía en la piel caliente, y la cabeza le bombeaba con cada latido. Jungkook acostumbraba a levantar fiebre en periodos de celo, mas se había tomado los supresores correspondientes apenas se había levantado con síntomas en la mañana. Las horas habían pasado y aunque eran cerca de las cuatro de la tarde y al omega no le quedaba más de unos minutos de clases, sentía que ya no podía más.

  Se levantó empleando toda la sutileza que disponía para pasar desapercibido, aunque no escapó de un par de alfas curiosos que lo miraron avanzar por las filas sonrojado con una mano en el cuello y otra en el abdomen inferior, tratando de contener lo inevitable. Y fue un tonto, porque no quizo desaprovechar las clases de consulta preparcial y aunque Hobi había dado todo de sí para retenerlo asistió igualmente a todas las clases.

  El supresor que tomó es el mismo que le recetaron cuando fué al ginecólogo apenas se presentó a los catorce. Es el único que usa y jamás, jamás tuvo algún problema. Aunque nunca estuvo tan expuesto a otros alfas. 

  Sus celos en casa eran de los más tranquilos. Su padre se aseguraba de dejarle los supresores necesarios con dos botellitas de agua y las galletitas con las que solía antojarse sobre la mesita de luz apenas sentía el dulzor provenir de su cuarto temprano en la mañana antes de ir al trabajo. No sufría de mucho dolor más allá de un conquilleo incesante en el vientre y en los muslos, y la tonta necesidad de querer ser mimado. Jungkook se rodeaba de peluches y prendas de su padre y dormía hasta que se sentía un poco mejor. No desarrollaba algún otro deseo más allá del ser contenido. 

  Cada seis horas se levantaba entre mantas y tomaba una cápsula del supresor que reposaba en la mesita de luz. No solía tener apetito, así que apenas mordisqueaba el almuerzo y la cena que su padre le dejaba en el escritorio, no sin antes ser atacado por un asalto de mimos y abrazos. Seokjin solía huir cada vez que se lo cruzaba por el pasillo rumbo al baño, porque Jungkook solía pegarsele como una garrapata.

  Caminó por los pasillos con una mano sobre la boca y el reflejo de las neuseas raspandole la garganta. No entendía porque estaba sucumbiendo así si incluso no le tocaba tomar el supresor hasta después de las seis de la tarde. Y de hecho, imprudente y desinformado creyó que al duplicar la dosis, el efecto sería mayor. Grave error, porque para contrarrestar con los miligramos de medicamento opto por añadir dos horas en el tiempo entre las ingestas, que normalmente era de seis. 

  Jungkook no entendía como su celo podría haber empeorado tanto, si incluso había tomado dos pastillas en lugar de una, y como primer instinto de supervivencia, creyó que algo malo le estaba pasando. 

  Corrió todo el camino que lo llevó a la residencia y si bien se cruzó con varios estudiantes, las nuevas botellas de neutralizador que Jimin le había conseguido en Busan parecían ser eficaces.

  Se desmoronó sobre el retrete una vez estuvo en el baño del piso tres, y vomito hasta que las contracciones del tracto digestivo no pudieron sacar más que jugo gástrico y saliva espesa. La garganta le ardio y Jungkook jamás había sentido el celo hasta este punto. Le quemaba la piel.
Las lágrimas se le escurrieron por la obstrucción de su garganta durante el vómito y le costó obligarse a lavarse la boca en el lavabo como pudo, temiendo que en cualquier momento un alfa entrara y lo evidenciara.

𝐓𝐡𝐞 𝐩𝐫𝐞𝐭𝐭𝐢𝐞𝐬𝐭 𝐚𝐥𝐩𝐡𝐚ᵀᵃᵉᵏᵒᵒᵏ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora