El sobrino de la Delphox cuya hija se quitó la life.

13. Una extraña pijamada.

—Una mierda— Protestó Adam tras ver el anuncio

—¿Dijiste algo?— Preguntó Jarumbio con vacilación— Estaba más atento escuchando la sexy voz de tu tía— Continuó

—Me voy con ella, estás loco si crees que iré a tu casa para hacer lo que sea que creas que haré contigo— Dijo caminando hacia la salida.

—Venga tronco, será divertido, te lo prometo— Le dijo tomándolo del brazo con un notable desespero

Adam lo miró como los que miran a alguien pidiendo dinero en la calle y no cargan un centavo encima.

—Ella no está en su mejor momento, no pienso discutir mas

—Una pena... creo que tendré que guardarme un poco de información sobre la Braixen para mí mismo supongo— Comentó en un suspiro.

Duplika los observó mientras salía del lugar con una expresión de molestia en su semblante.

—¡Nada de drogas!— Alcanzó a decir ella después de cerrar la puerta.

—¿Que...?— Se preguntó Adam mientras arrugaba la nariz.

—Está en su época de rebelde, no le hagas mucho caso, ¿Vienes?

Adam lo pensó por un segundo, era como si cualquiera de las dos opciones le sirviera, mas sin embargo, sus persistentes ganas por llegar a aquella respuesta que tanto afligía a su tía le parecía que tendría ciertamente más importancia, y quizá otro día ya no tendría el mismo humor que este, además de que quizá el mono tenía razón, y se merecía un pequeño descanso por todo lo que había pasado, ciertamente quiso convencerse con esto último, que ella le haya obligado a buscar un trabajo, que ella le haya obligado ir a ese restaurante y que pasara todo lo que ahí pasó, los cuchillos, el alcalde, "EL PUTO ALCALDE" Pensó, y que decir sobre el extraño incidente del revólver y...

—SI, que mierda...— Dijo no queriendo recordar esto último, parecía que cada vez que más lo recordaba, peor impresión podía llegar a tener sobre aquella Delphox, en realidad, sabia casi tan poco de ella que podía interpretar muchas cosas que no quería pensar, no era de pensar mucho en general, pero con ella parecía que hacia una excepción.

Jarumbio sonrió de forma maliciosa, y después de unos minutos de acomodar, limpiar y ordenar las mesas salieron juntos, este cerró la puerta con el manojo de llaves que cargaba, y mientras el hacía esto, Adam miraba el pueblo ahora en la oscuridad de la noche, con los pocos Pokémon que ahora caminaban por la plaza, pareciéndole raro esto, acostumbrado a las noches de discotecas y fiestas en la gran ciudad, puesto que obviamente se trataba de un pueblo y parecía que esas cosas eran algo ajeno a su extraña esencia.

—¿Por qué el cambio repentino de opinión?— Preguntó el mono comenzando a caminar

—Nada en especial, solo quería que me dejes en paz de una vez

—Lo siento por tu tía, no tendrá a su fiero tigre que la proteja del gallo pervertido, ¿No?— Se burló, Adam solo ignoró ese comentario.

Prefirió ver mejor la vista que le ofrecía el pueblo ahora, aquella tranquilidad y frio aire que golpeaba y entraba por su nariz le parecía muy extraño todavía, pero no por ello raramente relajante, vio por unos segundos la estatua del Pokémon en el medio de la plaza, ahora las fuentes estaban apagadas y las farolas un poco más alejadas de la estatua ciertamente le daba un toque tétrico con la luz que emitían y producían una gran sombra en el suelo. Más arriba, pero de esta estatua se encontraban gran número de cables que servían de puente entre grandes postes de luz que proporcionaban el servicio de electricidad a todo el pueblo.

—Si quisiera tomarme una foto con la estatua... ¿Se llegarían a ver esos cables?— Se preguntó, sin embargo, su expresión se vio diferente cuando vio como uno de los cables parecía producir electricidad seguido del característico sonido— ¡Un carajo!— Dijo asustado— ¡Ese puto cable va a estallar!