28. Viernes 13 (#2)

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A unos pocos kilómetros del pueblo conocido como "Flamestown" existe una pequeña isla cuya característica principal es la minería de piedras preciosas. Muchas de estas llegan a tener precios exorbitantes en las regiones más cosmopolitas como Kalos o Unova, algunos Pokémon incluso gastan meses de salarios enteros con tal de conseguir un pequeño diamante o rubí. 

Sin embargo algo que nadie sabe es que una vez por semana, quizá por el mal control de calidad del lugar o por descuido de los trabajadores al momento de llevarlos a los conteiners, alguna que otra gema, rubí o diamante suele caer al mar por accidente. 

Estos siguen un trayecto muy en particular, ridículamente específico y casi imposible hasta llegar al pequeño río a las afueras de "Flamestown" En donde son recogidos cada viernes por el alcalde del pueblo, quien se ha hecho de una interesante fortuna gracias a estos.

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El tiempo de un parpadeo fue el justo y necesario como para que la criatura desapareciese, como si nunca hubiera estado ahí en primer lugar.

—L-Lo vi...— Dijo el Magmortar, aterrorizado

—Q-¿Que creíste ver, Edgar?— Preguntó el Blaziken, titubeando

—El Pokémon de la estatua... "Victini" E-¿Es...

No pudo terminar lo que iba a decir, la pequeña mano tocándolo suavemente en uno de sus hombros le generó un escalofrio que recorrió cada parte de su cuerpo. El Blaziken pareció especialmente horrorizado por esto, había una mueca de terror mucho mas pronunciada que cualquiera de las anteriores, como si hubiese terminado de ver una horrible escena que sin embargo solo el podía comprender. 

Sintió como era sometido contra el suelo con una fuerza inconmensurable. Estando ya de rodillas le pareció ver como todo su cuerpo estaba siendo iluminado por un aura de color carmesí casi invisible por el color tan similar al de su piel. Intentó mover un músculo; no obstante, esto era impedido por la misma fuerza que lo tenia retenido.

—T-Tu...— Exclamó con extrema dificultad— ¡TU!— Le dijo en voz queda, siendo lo único que pudo decir

El Blaziken pareció romperse, ya que sus ojos solo indicaban terror y angustia. 

—¡TU! ¡¿TU TUVISTE ALGO QUE VER CON LA MUERTE DE ESA NIÑA, CLAUDIO?!— Interrogó con rabia

Había logrado liberarse un poco de aquella fuerza, sin embargo al terminar de decir esas palabras fue sometido una vez más, solo que esta vez con mucha más brutalidad y rudeza, tanto que incluso sus rodillas sangraron al chocar contra el suelo. 

—N-No... yo, p-puedo explicarlo— Respondió el Blaziken, comenzando a llorar

—Era una niña... ¡ERA UNA NIÑA! ¡¿COMO PUDISTE?! ¡¿COMO TIENES SIQUIERA EL VALOR DE VER A SU MADRE A LOS OJOS?!

—N-No... yo... yo no quise, t-tienes que creerme...

Su cuerpo levitó por unos instantes, solo para al poco tiempo comenzar a ser arremetido contra el suelo, una y otra vez y con una fuerza tal que cayó inconsciente al segundo o tercer golpe. El Magmortar ahora yacía sobre el suelo, con la cabeza sangrando ante la horrorizada mirada del Blaziken.

—N-No... no... no— Decía este desesperado, comenzando a rascarse la cabeza hasta el punto de hacerse daño

Lo sabe...— Dijo con calma la voz de la criatura a su oído

Antes de que pudiese responder fue empujado contra la pared por una fuerte onda psíquica. Previo a que su cuerpo cayera comenzó a elevarse por los aires, quedándose estático e inmóvil frente a la serena mirada de la criatura. 

El sobrino de la Delphox cuya hija se quitó la life.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora