17. Domingo

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Se despertó temprano por la mañana, pero a decir verdad, no es como si hubiese dormido muy bien en toda la noche, como si algo se lo hubiese impedido. La ventana arriba del escritorio lleno de libros y cuadernos estaba empañada por la humedad de la fría brisa mañanera y no le dejaba ver con claridad el color del cielo para poder deducir la hora. 

Pero por el tono azulino claro que se podía ver torpe y borrosamente supuso podrían ser quizá las seis o seis y media de la mañana. Se sentó sobre la cama sin ningún apuro, no estaba para apuros, ya que las palabras que su madre le había dedicado por teléfono el día de ayer aún sonaban una y otra vez en su cabeza.

—Las cosas que me obligas a hacer madre...— Se lamentó recordando lo de los libros, quizá solo había sido un ataque de rabia y no la había pensado con claridad, pero la cosa es que todavía tenía tiempo de pensar si iba a cometer una de las estupideces más grandes que cometería alguna vez en su vida o no.

Tendió la cama y cuando estuvo a punto de salir se dio cuenta de que el teléfono de su prima estaba tirado sobre el suelo, muy asustado lo tomó y lo revisó con rapidez, la pantalla no parecía tener rasguño alguno y encendía con normalidad, por lo que más tranquilo ya lo dejó sobre el escritorio.

Solo necesitaba un pequeño rocío de agua sobre el rostro para que lo de ayer pudiese pasar a simples recuerdos, o eso quería hacer más bien, ya que cuando estuvo frente al baño solo podía ver la puerta cerrada y escuchar el sonido de las gotas de agua cayendo una tras otra sobre el suelo de la ducha.

—¿Tía...?— Preguntó dando suaves golpes a la puerta. —¿Quién más podría ser, idiota...?— Pensó

—Ummm, ¿Chico...? si quieres usar el baño, ya casi acabo, solo dame unos minutos— Respondió ella mientras movía la llave de la ducha hasta apagarla para que el pudiese oírla.

—No descuida, solo quería usar el lavamanos, usaré el de la cocina— Dijo este mientras se daba media vuelta

—Oh... en todo caso puedes pasar si quieres

Adam enmudeció con estas palabras.

—E-¿En serio está bien?— Preguntó un poco nervioso.

—Por supuesto— Respondió ella con total normalidad.

—Pues... bien— Dijo mientras abría la puerta.

Ella abrió también la llave de la ducha y el agua comenzó a salir por la regadera una vez más. Al ser Pokémon de tipo fuego estos tenían que usar agua a altas temperaturas para no sufrir algún tipo de daño, incluso parecía que si pasaban mucho tiempo junto a esta llegaban a presentar un leve cansancio. 

Adam pudo ver con claridad la silueta de su tía a través de la cortina gracias a la luz encendida de la habitación. Por lo que cuando se dio cuenta de que ya había pasado mucho tiempo viéndola abrió rápidamente la llave y se mojó un par de veces el rostro, el vapor del agua hirviendo había dejado el vidrio del espejo completamente empañado.

 Por lo que cuando se dio cuenta de que ya había pasado mucho tiempo viéndola abrió rápidamente la llave y se mojó un par de veces el rostro, el vapor del agua hirviendo había dejado el vidrio del espejo completamente empañado

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El sobrino de la Delphox cuya hija se quitó la life.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora