El sobrino de la Delphox cuya hija se quitó la life.

21. Café de Alola

En esos momentos solo se miraba en el espejo arriba del lavamanos, intentaba verse lo mejor posible para la ocasión, sus grandes ojeras, que torpemente había querido ocultar con maquillaje se lograban ver todavía haciendo un poco de esfuerzo.

Eso no era todo, aún se sentía mareada, y las muchas píldoras que tomaba regularmente para solucionar esto las había vomitado al poco tiempo de haberlas ingerido. 

—¿Estás bien, Malta?— Preguntó su hermana menor del otro lado de la puerta.

—¡Estoy bien, Susan!— Gritó ella mientras trataba de acomodarse la ropa que tras semanas de ahorrar había conseguido.

—¿De verdad estás bien... no has estado vomitando mucho últimamente?— Volvió a preguntar ella con timidez— T-Tengo un mal presentimiento sobre esto, ¿No es mejor que descansaras hoy? Tal vez así...

—¡Ya te dije que estoy bien, anda espera en el puto coche!— Le gritó ella con molestia, sin embargo no lo hizo de la forma que normalmente lo haría, ya que le dolía mucho la garganta, cosa que su hermana pareció notar.

Solo dio un largo y entrecortado suspiro cargado de frustración al escuchar los pasos de la Braixen alejándose. La Delphox se miró una última vez antes de salir, tratando de esbozar una forzada sonrisa con sus labios pintados. 

—¿Qué vino exactamente en ese examen que no pasaste, Susan?— Escuchó a su madre preguntarle a su hermana, ella estaba en el asiento del conductor y la Braixen en el trasero.

Ella vestía el uniforme de su colegio, estaba anocheciendo, sin embargo su madre le había dicho que era mejor que lo tuviese puesto, de esta forma podrían ahorrarse explicaciones a las personas del lugar al que iban a ir. 

Pensaba que si su hija vestía el uniforme de aquella costosa escuela, tanto que gran parte del sueldo su esposo iba solo para ella, le daría mas posibilidades de... simplemente pensaba que esto sería de ayuda.

Malta le dedicó una horrible mirada su hermana. Esta solo bajó la cabeza culpable, le causaba... conflicto, por no decir otra palabra, verla vestir ese uniforme, no porque su hermana adoptiva fuera a una de las mejores y más costosas escuelas de la región, mientras ella iba a una pública, sino que realmente le desagradaba ver como sus padres podrían obligarla a hacer lo que ellos quisieran y esta no se opusiera en lo más mínimo. 

—Algo... algo muy difícil, señora Calvin— Respondió ella con timidez— ¡Señora Madre!— Corrigió casi al instante

La madre esperó unos segundos a que su hija biológica se sentara junto a ella en el asiento del copiloto.

—P-Pues es mejor así... ¡¿NO?! Q-Quiero decir, de esta forma ahora podrás ingresar a una universidad... no digo que ser una hechicera este mal... pero bueno... tanto tu padre como yo queremos que te dediques a algo más...

—Lucrativo— Interrumpió Malta sentándose junto a su madre y colocándose el cinturón de seguridad

Tanto Susan como Isabela quedaron en silencio.

—Mas real— Continuó su madre después de la pequeña pausa.— ¿Ya pensaste que te gustaría estudiar? Quiero decir... con todos los cursos que te adelantaste el otro año ya estarías en la universidad, quince años y ya en la universidad... ¿No se escucha eso increíble? T-Tu padre se pondrá muy contento

—S-Seguro...— Susurró Susan en voz baja

—Ponte el cinturón, Susan, tu también madre— Interrumpió Malta, Susan lo hizo incluso antes de que su hermana terminara de decirlo, su madre en cambio, solo ignoró esto y continuo hablando.