El teléfono sonó haciendo que despertara de mi profundo sueño, me había quedado dormida en el sofá y el periódico había ido a parar al piso. La luz del sol se colaba por la ventana que tenía en frente atravesando la tela de las cortinas como si de gasas se trataran, busque con la mirada el reloj del microondas, eran pasada las ocho de la mañana, Ashley también se había quedado dormida sentada, con el álbum fotográfico sobre sus piernas, yo saludaba a la nada en una fotografía con mi madre en el Salto Ángel, Venezuela, año 2005, aturdida me puse de pie pateando sin querer una copa que presumí que era de Ashley, me tambalee hacia el teléfono, lo tomé bostezando y respondí.
- Aló...
Ashley se despertó de golpe, al parecer tenía una pesadilla, miró a ambos lados en busca de alguien, puso los ojos en blanco, exhaló, y se tumbó nuevamente en el sofá haciendo que el pesado álbum cayera al suelo con un sonido sordo, escuche la voz que me hablaba al otro lado del auricular, era una voz gentil, pero a la vez fúnebre, pertenecía a una mujer. Me dio algunas indicaciones para el funeral de mi madre, se llevaría a cabo dentro de una hora, colgué el teléfono, tomé el álbum familiar, lo abrí y busqué la fotografía más hermosa de mi ella; era una del verano del 95, habíamos ido de vacaciones a Brasil, mi padre había ganado un viaje para cuatro personas en el supermercado donde trabajaba en aquel tiempo como vigilante, ese día había llegado muy emocionado, mi madre estaba muy feliz, en la playa de Jericoacoará se daban las puestas de sol más hermosas que había visto en toda mi vida, y allí estaba la escenografía de la foto que escogí de mi madre, estaba feliz, llevaba un vestido blanco con rayas azules, sostenía con ambas manos un sombrero artesanal que papá le había comprado en una tienda de recuerdos, el sol que se ocultaba en el horizonte del mar dibujaba un halo rojizo alrededor de su mata de pelo roja dándole el aspecto de un volcán en erupción, su cabello ondeaba con la brisa veraniega, me parecía mucho a ella, todo mi entorno se puso borroso, una capa de lágrimas había cegado mis ojos, las sequé con mi mano y la vista volvió, sonó el teléfono celular de Ashley, la cual dio un respingo, contestó con voz ronca.
- ¿Tú que harás ahora? – Me preguntó tapando el auricular del teléfono.
- Al funeral de mi madre. – Dije como si nada.
Me observó por unos segundos, y volvió a hablar por teléfono, tomé las escaleras hacia las habitaciones, los recuerdos de aquella noche vinieron a mi mente, por un momento tuve la engañosa impresión de ver el relámpago que hizo que botara mi vaso de leche, bajé la mirada, había una marca blanca amarillenta en uno de los escalones y, aun había trozos de cristal del vaso esparcidos por los escalones. Aparté los recuerdos, y subí rápidamente los escalones, sentí otros pasos tras de mí, Ashley me seguía con su peculiar sonrisa.
- Iré contigo al funeral...
- Gracias amiga. – Agradecí abrazando fuertemente a Ashley.
- Pero... ¿Puedes prestarme algo de ropa? No me dará tiempo ir a casa a buscar algo qué ponerme. – Dijo Ashley apenada.
- Sí, claro... - Coincidí.
Caminamos por el pasillo que llevaba a todas las habitaciones pasando frente a la de Anna, ignoré todo sentimiento y recuerdo, no quería derrumbarme, observé por un breve momento su puerta, de madera degastada, con un pomo de metal plateada, unas calcomanías de emoticones aquí y allá, seguí mi camino sin darle más tiempo a la tristeza para presentarse, Ashley puso una mano sobre mi hombro izquierdo y seguimos caminando, llegamos a mi habitación, abrí la puerta, Ashley entró primero y se lanzó en la cama. Aún con la foto en la mano, caminé hacia el tocador dejándola allí, a lo que mi amiga comentó "¡Buena elección!"; acto seguido abrí mi armario para buscar algo adecuado para mí y para Ashley, saqué unas cuantas prendas, que iban desde viejos vaqueros a suéteres de algodón, de hecho nunca me había distinguido por mi estilo, siempre me había considerado una chica poco interesada en la moda, siempre que escogía una prenda lo hacía por la comodidad que me brindaba más que por lo bien que me quedara, elegimos la que más nos gustaban, mi amiga escogió un vestido berenjena ceñido (ella no podía usar prendas holgadas, iba contra sus principios), zapatos de tacón cerrados color negro patentes y por último se colocó maquillaje como si no hubiese un mañana, yo, a notoria diferencia, tomé una blusa negra de encaje, recogí mi rebelde cabello en una cola de caballo, usé un poco de delineador, embutí mis piernas en unos ajustados jeans oscuros, me coloque unos zapatos de trenzas que eran de mi madre y aún seguían en mi closet, observé mi reflejo en el tocador, era la misma yo de siempre, solo que esta vez iría a enterrar a mi madre. Metí la fotografía en mi bolso de mano, tomé las llaves me miré por última vez en el espejo, le grité a Ashley que se apresurara, esta corrió desde el cuarto de baño a mi cuarto, tomó mi perfume y descargó sobre ella una gran cantidad dejando pequeñas motas flotando en el aire, tosí, se hizo con su bolso y se puso a mi lado para salir de casa e ir al centro velatorio.
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El Diario de las Sombras (PRONTO EN FÍSICO)
Mystère / ThrillerEl Diario de las Sombras es una historia de misterio y suspenso con algunas gotas de romance ambientada en la actualidad. Los eventos se desarrollan en una ciudad inventada ubicada en Latinoamérica llamada Delta Río. Después de un desmayo al ver un...