Caí dolorosamente sobre mis pies, sintiendo como mi columna me lo reprochaba, alcé la mirada y la luz de mi celular para ver los rostros de Ashley y Joseph asomados en el bordillo del agujero, Richard dio unos pasos examinando la estancia ayudado con su celular, después de varias indicaciones, mi amiga y el amigo de mi primo se dejaron caer, pero el tobillo de Ashley sufrió una torcedura haciendo que se quejara como una niña, con ayuda de su "amante", se colocó de pie nuevamente para empezar a caminar cojeando. Recorrimos todo el tramo hacia la puerta metálica en silencio, las antorchas seguían haciendo lo mismo que la primera vez, pude escuchar las incógnitas que revoleteaban en la mente de Joseph pero lo ignoré, Richard abrió la puerta de un tirón desvelando la sala de los huesos, cuando entramos para mi sorpresa esta había cambiado, las paredes que antes eran de piedra habían sido reemplazadas por paredes de hierro, el techo era visible y era de una reja también de hierro que sostenía los huesos que antes estaban esparcidos por el suelo, el suelo seguí siendo el mismo, terroso, pero unas cadenas se enganchaban de unas argollas incrustadas en el mismo hasta engancharse en el techo de la misma forma, la pared que estaba frente a nosotros conservaba sus piedras y el símbolo del linaje satánico, la puerta metálica se cerró dando un portazo haciendo que la sala se estremeciera con el estruendo creado por la misma, Ashley que era la que estaba más cerca intentó abrirla, pero sucedió lo mismo que en el sótano.
- Oigan estoy harta de esto. – Dijo Ashley con ojos llorosos, el rímel se le había escurrido por las mejillas dándole un aspecto descuidado. - ¿Qué demonios es esto? -.
- No lo sabemos, pero necesitábamos una salida, tal vez haya una por aquí. – Respondí mirando a todas direcciones.
- ¿Esos son huesos....huesos humanos? – Señaló Joseph los huesos en el techo.
- Presumimos que sí. – Dijo Richard tirando de las cadenas.
- Aline... ¡Eres una asesina! – Gritó Ashley estúpidamente.
- No. – Dije sin mirarla.
De pronto un rugido como el que habíamos escuchado en el sótano hizo estremecer la estancia, un estrépito hizo temblar el techo, como si una roca hubiese caído sobre él, instintivamente todos nos agachamos alzando la mirada en dirección al mismo, los huesos empezaron a removerse, no podíamos ver de qué se trataba, Ashley asustada tapó sus oídos, Joseph que había sacado su celular, alumbraba en todas direcciones, Richard empuñando la pala apuntaba con la misma hacia el techo, entonces las cadenas se volvieron flácidas, el techo se abrió haciendo que dos solapas de rejas colgaran liberando una cascada de huesos, rápidamente Richard quedó oculto encima de una montaña de los mismo, me abalancé sobre ella al mismo tiempo que Joseph y empezamos a escarbar para liberar a mi primo, pero era inútil porque cada segundo que paraba caían más huesos sobre nosotros, repentinamente dos cadenas más cayeron al suelo haciendo que el hueco del techo se hiciera más grande, se escuchó otro rugido, Ashley gritó, como si no fuese poco, empezó a caer sangre, la idea llegó a mi mente con una rapidez sorprendente, tomé un hueso, lo deslicé por la palma de mi mano y llevé a cabo el tributo de sangre sobre el símbolo, dos cadenas más se unieron a las caídas, las solapas de rejas se hicieron más grande cayendo a ambos lados balanceándose. Una bestia de cuatro patas, cola de serpiente y tres cabezas cayó sobre la montaña de huesos rugiendo ferozmente, era de color negro azabache, de sus enormes patas emergían grandes garras, sus lenguas eran como las de una serpiente y su boca estaba provista de macabros colmillos, la cola que era una serpiente era de color rojo, esta siseaba y abría su boca amenazante, los ojos de las tres cabezas eran rojo sangre y sus pupilas eran una raya fina, en la secundaria había leído sobre esa bestia, se llamaba Cerberos el perro que cuidaba las puertas del infierno, cada una de sus cabezas tenía un nombre, los cuales eran (de izquierda a derecha) veltesta, tretesta y drittesta, me percaté que la pared no se abría como lo había hecho hace semanas, estaba en shock, vislumbre la montaña donde había quedado cubierto Richard, no podía perder más tiempo, grité el primer nombre que recordé.
- ¡Veltesta!
Seis ojos rojos se posaron sobre mí, sentí la furia y el hambre de la bestia, propinó un brinco dejando el cerro de huesos, dio dos zancadas y ya estaba frente a mí, su aliento era nauseabundo, me quedé inmóvil mientras observaba sus garras a pocos centímetros de mí, su altura era colosal, medía como cinco metros de altura, sin esperármelo, una enorme pata me golpeó haciéndome rodar por el piso hasta colisionar con la pared de hierro, sentí un dolor agonizante, escupí aturdida saliva ligada con sangre, limpié mi boca con el dorso de mi mano y con la vista borrosa me percaté como Richard salía de la montaña de huesos con varios cortes en su rostro y brazos, al ver mi estado su rostro palideció como la cera, Joseph le quitó la pala de la mano y corrió en dirección a Ashley que luchaba por abrir la puerta, Richard corrió a mi auxilio pero la cola de serpiente de Cerberos siseo obligándolo a detenerse, la cabeza de en medio lanzó un alarido y las paredes metálicas empezaron a contraerse lentamente restándole metros a la estancia, la bestia alzó su pata derecha para propinarme otro golpe, saqué fuerzas de donde no tenía y me puse en pie y para mi sorpresa le propiné una patada haciendo volar al perro por los aires hasta colisionar contra la pared contraria, impactada por lo que acababa se suceder, me quedé petrificada con las rodillas temblAndo. La colosal bestia se incorporó sacudiéndose, las tres cabezas giraron a mi dirección lanzando un alarido que penetró nuestros oídos como una aguja, en décimas de segundo el animal se encontraba corriendo a mi encuentro, la cola de serpiente se abalanzó hacia mí, con agilidad que no sabía que tenía esquivé su mordedura, al mismo tiempo que sujetaba la lengua de una de las bocas para impulsarme hacia el lomo de Cerberos, caí encima de él aturdida. La bestia empezó a sacudirse para hacerme caer, pero con todas mis fuerzas me aferré a su pelaje. No sabía lo que hacía ni cómo lo hacía, Richard me observaba moviéndose de un lado a otro sin saber cómo ayudarme, su expresión era de impotencia y desesperación. Sentí el siseo de la serpiente a mi espalda, instintivamente me lancé hacia un lado y vi como la boca de la serpiente pasaba a unos centímetros de mí, iba cayendo al suelo no sin antes propinarle otra patada a la bestia en las costillas, la cual lanzó un chillido como un cachorro y fue a parar al otro extremo de la sala. Se escuchó un chirrido proveniente de la puerta, Joseph y Ashley habían usado la pala como palanca para poder abrir la puerta, que se abolló hasta abrirse de par en par, caí al suelo e instintivamente me coloqué de pie, Richard y yo corrimos apresuradamente hasta llegar al pasillo con las antorchas, Cerberos se incorporó y corrió tras nosotros, sentimos su asqueroso aliento en nuestra nuca, pasamos por el hueco de la puerta casi a unos centímetros de ser tragado por una de las cabezas.
Los cuatro caímos de espalda al suelo resoplando por la actividad física que habíamos hecho, escuchamos como Cerberos embestía la puerta, la cual se desprendió de sus goznes dejando un hueco donde se podía ver la mitad del rostro de la bestia, que nos observaba con uno de sus ojos rojo sangre.
- ¿Qué mierda es esa cosa? – Lanzo Joseph.
- Cerberos...
- ¿Perdón? – Dijo Joseph de manera retórica. - ¿Tienes al centinela de las puertas del infierno como mascota? -.
Todos me miraron esperando una respuesta lógica de mi parte, pero simplemente me quedé en silencio, desde hace unas semanas atrás mi vida se había convertido en una vorágine de sin sentidos, mientras mas me adentraba a esa caverna, mas secretos y cosas surrealistas salían a la luz, no sabía como funcionaba esto de los linajes, o qué querían exactamente de mí, había descubierto que podía dar patadas capaces de mover un animal de cinco metros, toda esa información giraba en mi cabeza como si de una lavadora se tratase, estaba agotada de siempre hacer descubrimientos que me dejaban mas y mas en penumbra. Richard que me observaba como un científico observa algo en su microscopio, identificó rápidamente que no tenía idea de lo que sucedía.
- Volvamos al sótano...
Recorrimos el tramo que nos llevaba al agujero sin mirar atrás, subimos al sótano y nos desplomamos en el suelo de madera nuevamente.
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El Diario de las Sombras (PRONTO EN FÍSICO)
Tajemnica / ThrillerEl Diario de las Sombras es una historia de misterio y suspenso con algunas gotas de romance ambientada en la actualidad. Los eventos se desarrollan en una ciudad inventada ubicada en Latinoamérica llamada Delta Río. Después de un desmayo al ver un...