CAPÍTULO XXII - El apagón

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La resaca era algo que siempre me había acompañado después del consumo excesivo de alcohol, sentí la cabeza como si me la fuesen llenado de aire. Aturdida tomé asiento, a mi lado estaba Susan que dormitaba con la boca abierta, a mi lado izquierdo dormitaba Richard sobre un colchón en el suelo, tratando de no pisarlo, me encaminé hacia la puerta en trapos íntimos, recorrí el pasillo hasta llegar a las escaleras que llevaba a la sala, bajé por ellas y salí al patio, habían vasos de platico por todos lados, algunas zonas de la nieve que bordeaba el camino estaba teñida de amarillo y maloliente, tapé mi nariz, el sol del mediodía caía por todo el patio derritiéndola, camine unos tramos hasta llegar a un sillón tumbado, me senté en él, tome unos lentes que estaban al lado, me los coloqué y miré al cielo, varias nubes lluviosas empezaban a arremolinarse para unirse y formar unas más grandes, la brisa fría hacía que los vellos de mi cuerpo se erizaran, comprobé mi entorno para dar con una caja de cigarrillos, sin levantarme, extendí el brazo para alcanzarlos, dentro había solo uno acompañado de un encendedor, agradeciendo al universo enscendí el pitillo de nicotina, de pronto apareció Ashley en la escena, esta llevaba mi albornos puesto, corrió hacia mí acercando otra silla que estaba cerca, se tumbó en ella y prendió un cigarrillo.

- ¿Qué te pareció la fiesta?

- Ridícula...

- ¡Miénteme! – Pidió Ashley uniendo sus dos manos en señal de súplica.

- ¡Me encantó! – Dije con una sonrisa irónica.

- Bueno, en vista de que no la pasaste muy bien, hoy celebraremos pero entre Tú, Richard, Susan, Douglas y yo... ¿Si? – El nombre de Douglas fue pronunciado tan rápido que sonó confuso.

- ¿Quién? ¿Douglas?

- ¿Puede quedarse hasta más tarde Aline? ¡Please! – Suplicó Ashley una vez más.

. . .

Después de media hora de lucha para seleccionar lo que me pondría, Ashley y yo bajamos a la sala para unirnos a la reunión íntima, todo era como lo había querido al principio, la música sonaba a un volumen agradable, mis tíos estaban sentados en el sofá riendo y tomados de la mano, Richard reía y charlaba con un sujeto que no conocía, Susan charlaba con Douglas mientras bebían un coctel, todo estaba muy animado, esto hizo que me animara, hace semanas que no sabía de felicidad completa.

Richard interrumpió su conversación para observar mi descenso, me había puesto un bello blusón de chiffon color menta suave, unos pantalones ajustados de rayas negras, el cabello lo llevaba levemente recogido, según Ashley me veía espectacular, bajé el último escalón, para encontrarme con mi primo. Bailamos unas cuantas pistas, mientras todos charlaban y reían, de pronto mi primo me tomó por la mano y se dirigió al sujeto que no conocía.

- Aline, él es Joseph, mi mejor amigo... - Presentó Richard al chico.

Joseph era bajito, pero muy atractivo, tenía ojos color ámbar, cabello muy cuidadosamente cortado de color castaño oscuro, rostro cuadrado y de mentón partido, llevaba barba, y tenía un gran sentido de la moda, estreché su mano con una sonrisa tras decir mi nombre, Ashley, Susan y Douglas se acercaron a nosotros ofreciéndonos unos vasos con lo que parecía vodka, todo el ambiente estaba agradable, por encima de la música se alzaban las carcajadas de mis tíos que bailaban muy románticamente y reían de sus propios chistes.

Pasaron las horas y ya habían dado las diez de la noche, tío Victor se tambaleaba ya con varias copas encima mientras contaba un chiste de humor inglés, solo rieron tía Marge, que comía unos cupcakes, Richard que estaba a mi lado, Susan y Douglas que se encontraban sentados en un sofá cerca de tío, y Ashley y Joseph no sabía dónde estaban, de pronto las luces se apagaron dejando todo a oscuras, Richard me tomó de la mano fuertemente, Tía Marge pidió que todos nos quedáramos quietos, trasteó por la cocina, se escucharon unas cuantas ollas y de pronto apareció la luz de una vela que iluminó el regordete rostro de mi tía, una fría brisa entró por las ventanas abiertas e hizo un remolino en el centro del salón, la vela se apagó al instante, de pronto las ventanas y puestas se cerraron de golpe haciendo mucho ruido, Susan lanzó un grito haciendo que mi corazón se acelerara, escuché la voz de Tío Víctor lanzar un improperio, saqué el teléfono celular del bolsillo de mi pantalón, encendí la linterna incorporada en el aparato, y escasamente iluminé el salón, Susan llevaba las manos en la boca, inmóvil, Tío Víctor había tomado asiento en uno de los sillones, Tía Marge se había quedado parada en el umbral en forma de arco que daba a la cocina, Richard hizo emerger su celular haciendo lo mismo que yo, se dirigió a la puerta de entrada y tiró del pomo pero esta no se movió ni un centímetro, tragué saliva, lo sentía, algo malo estaba a punto de suceder, me dirigí a la puerta que daba al patio, y esta tampoco se abrió, tomé las llaves de la cocina, introduje la que correspondía en la cerradura de la puerta de entrada, para mala suerte esta se partió, desesperada hice lo mismo con la puerta del patio, recibiendo la misma respuesta que la puerta anterior, el corazón se volcó haciendo que me doliera el pecho, di tras pies tropezando con Richard que estaba tras de mí.

- ¿Dónde está la caja de fusibles de la casa? – Preguntó Richard con el ceño fruncido.

- ¿Has visto a Ashley? – Pregunté ignorando la pregunta de mi primo.

- Se escabulló al sótano con Joseph. – Respondió Richard inexpresivo.

- ¿Qué? ¡Por Dios allí está Douglas! ¿Por qué lo permitiste? – Exclamé por lo bajo.

- ...Se la prometí a Joseph. – Respondió Richard bajando la cara.

- ¡¿Qué?! ¿Tú? ¡Richard acabas de sorprenderme! ¡No puedo creer que hayas hecho eso! Por Dios tu eres muy racional... ¿Qué demonios te pasó? – Bramé resoplando.

Un estallido quebró el silencio, algo colisionó contra la barandilla de la escalera haciendo que varios pedazos de madera volaran por los aires, Richard y yo dirigimos las luces plateadas de nuestros celulares en la dirección del impacto para ver a Douglas tirado en el suelo inmóvil, Susan y Tía Marge corrieron a su auxilio, nos acercamos a él a grandes zancadas.

- Se acercó a la ventana y salió volando por los aires. – Dijo Susan con voz temblorosa.

Después de percatarnos de que Douglas se encontraba bien, Richard y yo bajamos al sótano en la búsqueda de la caja de fusibles de la casa, la luz de los celulares se deslizaba por paredes y piso como la mira de un rifle con visión nocturna, la atmósfera estaba tensa, tétrica, ambos sabíamos lo que había allí abajo, íbamos bajando los peldaños mientras los nervios se tensaban más como la cuerda de un equilibrista, para agregar más tensión se escucharon unos sonidos que no podíamos identificar, Richard me obligó a mantenerme tras él mientras dirigíamos la luz a todos lados, emergieron unos gemidos de la nada, los latidos frenéticos de mi corazón los escuchaba con claridad en el interior de mis oídos, la luz se deslizó por los estantes, vislumbré la lavadora que se asomaba por las rendijas del mismo, la luz de Richard iluminó algo que se retorcía en un rincón, bajamos el último peldaño y tomé una pala de excavar que reposaba al lado de la secadora, se la pasé a mi primo que caminaba delante de mí, entonces cuando nos acercamos un poco, vimos de qué se trataba, y la pareja también se percataron de nuestra presencia dando un gran respingo, Joseph subió sus pantalones, al mismo tiempo que Ashley alisaba su falda tras subir sus pantis, ambos nos observaban con los ojos como platos y las mejillas encendidas por la vergüenza. No pude contener mi enojo, apartando a Richard de un empujón me acerqué a Ashley a grandes zancadas.

- ¿Dónde diablos tienes la cabeza? ¿En tu entrepierna? – Rugí furiosa.

- Lo...

- No me importa, sube ya mismo, acaban de lanzar a Douglas por los aires y está algo golpeado, claro, si de verdad él te importa cómo para preocuparte por él. – Interrumpí a Ashley, resoplando.

- Aline...

- Ashley ¡Ve! – Bramé sin paciencia.

Fulminé con la mirada a Joseph mientras Ashley se dirigía a la puerta de entrada del sótano, giré sobre mis talones para ver como Richard buscaba la caja de fusibles ayudándose con la luz de su celular.

El Diario de las Sombras (PRONTO EN FÍSICO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora