Ese día pasó como si cada hora constara de 180 minutos, y aun mas sorprendente era que no sentía cansancio. En la capilla solo quedamos tía Marge y Ashley, la cual dormitaba profundamente sobre un sofá algo pequeño. Llevábamos dos días durmiendo así, eso solo lo hacía una verdadera amiga en definitiva. Tía Marge bebía su quinta taza de café, sus cabellos habían escapado del moño cebolla y el maquillaje pedía a gritos un retoque. Mi mirada estaba fija sobre las coronas al final del ataúd de mi madre, tenía el trasero entumecido así que me coloqué de pie y me encamine a las afueras del centro velatorio donde aparcaban los autos, saqué de mi bolso un mechero y una cajetilla de cigarros, me hice con uno, lo puse en mis labios lo encendí y le di una larga calada, el humo bajo por toda mi garganta hasta llegar a mis pulmones, sentí como la nicotina cumplía con el efecto de relajación, volví a sentir mis nalgas, esa zona volvía a tener sangre. El sol empezaba a salir, mientas que las estrellas iban desapareciendo una a una en el firmamento, una larga calada después, un automóvil apareció en una de las esquinas que bordeaban el centro velatorio y se detuvo frente a la entrada, frente a mí, se trataba de un taxi, pasaron unos segundos para que salieran los pasajeros, eran un chico y una chica, el sujeto era tío Víctor unos años antes de que su cabello pasara de negro a gris y su piel fuera cortada por varias arrugas. Se trataba de mi primo Richard, mi eterno e imposible amor, se acercó a mí a grandes zancadas propinándome un gran abrazo, tuve que colocarme de puntillas para medio igualar su estatura, me dio un largo beso en la mejilla para luego ceder el paso a mi prima Susan, otra pelirroja de la familia, era bajita, de senos y caderas grandes, había heredado los ojos azules de mi tío, con lágrimas en los ojos me dio un largo abrazo, se separó de mi aun con una mano sobre mi hombro izquierdo, boté el cigarrillo, y me dispuse a conducirlos hacia la capilla, ella me había contado que no pudieron abordar un avión el día anterior debido a que ambos estaban en un campamento de verano en Liverpool, por ende tampoco habían podido verla, Susan corrió a abrazara Tía Marge mientras estallaban en sollozos, Ashley despertó autimáticamente dando un gran salto y estrujando sus ojos se colocó de pie, se acercó a Richard dándole la bienvenida con un abrazo, pidiendo permiso se retiró hacia el cuarto de baño, mi primo solo besó a su madre mientras le daba unas palmadas en la espalda, mi tía y prima, abrazadas se acercaron féretro para ver a mi madre, mientras que mi primo me lanzó varias miradas interrogativas.
- ¡Estoy bien! – Respondí.
- ¿Segura? – Insistió, con una voz grabe que no reconocía, hace cinco años que no nos veíamos, ellos debieron mudarse a Inglaterra cuando Tío Victor fue transferido por su empleo, Richard estaba más alto, llevaba barba y un cuerpo bien formado, estaba hermoso, y me trataba de una manera hermosa.
- ¡Sí! Relájate... - Dije con una sonrisa tranquilizadora.
Tomamos asiento, y empezaron a llegar más personas, ya estaba harta de sentirme como una víctima, o mejor dicho, que me vieran como una. Richard me contó todo toda su transición en Inglaterra, desde aprender otro idioma, hasta adaptarse a una nueva cultura, sufrió burlas en la escuela, pero todo eso se fue cuando se convirtió en el capitán del equipo de futbol, ahora iba a la universidad donde estudiaba Relaciones Internacionales, entonces fue cuando caí en cuenta que toda aquella conversación era para distraerme, eso siempre era lo que hacía mi primo, siempre que me encontraba en una situación difícil, él se las ingeniaba para que me olvidara por unos segundos de ella; pero la burbuja no pudo expandirse más antes de reventarse a consecuencia de la presencia de los obreros del centro velatorio que llegaron para alzar el ataúd de mi madre y llevarla a la carroza que la llevaría al cementerio, Tía Marge sufrió una crisis, gritaba y lloraba sin control, mientras que yo solo me abracé a Ashley la cual acariciaba mi espalda, Richard había ido a auxiliar a tío Víctor y a Susan que luchaban por controlar a mi tía, varios familiares lejanos y amigos, se despidieron de mí y otros me preguntaban donde se llevaría a cabo el sepelio.
Ya nos encontrábamos todos en el cementerio, donde le daría el último adiós a mi madre, observé el blanco ataúd, lleno de coronas y flores, un cura leía versículos de la biblia y hacía reflexiones para justificar la partida de una hija de Dios, tía Marge seguía llorando y sorbiendo por la nariz, me aferré al brazo de Ashley, de pronto aquel sentimiento emergió de mi interior como un ave fénix, lo odiaba, odiaba a mi padre, por haber hecho lo que hizo y haberme obligado a odiarlo, a no poder tenerlo allí y abrazarlo, siendo él el que me consolara, no mi amiga, él, sentía como el corazón pedía auxilio, dolía, una maquina bajó el ataúd de mi madre a las profundidades de la tierra de una manera tan rápida que se me hizo antinatural, hace unas horas la vi con vida, luego tendida sobre una camilla, ahora la enterraban como las raíces de un árbol, solo que esta no florecería nunca más, los obreros provistos de palas cargaban y descargaban la arena encima del ataúd, alcé la mirada para despejar mi mente viendo el horizonte, lo logré por unos segundos.
ESTÁS LEYENDO
El Diario de las Sombras (PRONTO EN FÍSICO)
Mistero / ThrillerEl Diario de las Sombras es una historia de misterio y suspenso con algunas gotas de romance ambientada en la actualidad. Los eventos se desarrollan en una ciudad inventada ubicada en Latinoamérica llamada Delta Río. Después de un desmayo al ver un...