El Diario de las Sombras (PRONTO EN FÍSICO)

CAPÍTULO XXVII - Ninffa

El suelo se estremeció a nuestros pies, todos dimos un brinco, alertas. Puse mi mirada sobre la ventana que daba al patio delantero, la calle de enfrente estaba alumbrada por altas farolas, la casa de de la Sra Vilma estaba iluminada como de costumbre, incluso se podía ver su silueta a travez de la apolillada cortina de la ventana delantera, costumbre que había adquirido un par de años atrás. Mis ojos se secaron obligándome a pestañear, tres parpadeos después me encontré frente a la anciana "Stalker", esta vez restregué mis ojos con mis nudillos, y allí seguía la anciana, devolviéndome una mirada de aburrimiento, observé a todas direcciones, el corazón se me detuvo al percatarme que estaba en su patio, giré sobre mis talones para mirar el exterior de mi casa, la ventana delantera era solo un cuadro negro, daba la sensación de que no había nadie dentro de ella.

- Siento una energía particularmente familiar cerca de tu casa... - Soltó de pronto la Sra Vilma liberando un aliento a tabaco y mala higiene.

- ¿Qué cosa es usted?

- Tus amigos están a punto de morir y te preocupas por quién soy yo...no sabía que eras tan tonta... - Sentenció la anciana mientras cambiaba de posición para descargar su peso en su bastón.

- ¿De qué energía habla? – Dije ignorando el comentario.

- Alguien vino a hacer trampa... solo que aun no puedo descifrar quién...

- ¿Señora Vilma, usted toma alguna pastilla...o dejó de tomar algún...psico...

- ¿Cómo te fue con Cerberos?

- ¿De qué mierda hablamos?

- ¡Ahhhhh! Entonces a pesar de que tu vida los últimos días han sido una mierda, que va desde sala con huesos, lobas que hablan, hasta un enorme perro de tres cabezas cuidando algo...aun así, tú, niña estúpida no puedes comprender lo que te digo...

- ¿Cómo sabe usted todo eso? – Pregunté con el corazón latiendo fuertemente detrás de mis costillas.

- Soy una Ninffa.

- ¿Cómo la del Señor de los Anillos? – Exclamé.

- Somos un tipo de escuadrón de hechiceras, venimos de una linea de sangre mágica, pero no tenemos tiempo para clases de historia mágica. – Empezó la anciana, sin mas me propinó un golpe con su bastón en la espinilla derecha. – Alguien quiere interrumpir algo. – Terminó ignorando mis brincos de dolor.

- Sniff...seh...seh...ya eso lo dijo...

- Esa energía se parece un poco a la tuya...

- ...

- Necesito que estés enfocada, lo próximo que sucederá depende de eso, de tu enfoque y eficacía... - Dijo la Sra Vilma esta vez mirándome a los ojos. - ...Tu madre era una persona excepcional. Le prometí que te protegería en los momentos cruciales...siempre la protegí, pero no fue suficiente...esto no sucederá tres veces...

Tras las últimas palabras, sus ojos se empañaron de lagrimas, entonces dejó de mirarme y me dio la espalda. Pudo haber dicho algo mas para aclarar lo que acababa de decir, pero mientras estas palabras resonaban en mi mente en un bucle interminable, iba entendiendo parte de lo que se había guardado la Sra Vilma para ella. Por mi mente pasaron imágenes como diapositivas de la anciana asomada en la ventana, como una acosadora, cada que yo salía, ella lo sabía y se asomaba en la ventana. Ahora veía que no era una acosadora, era un guardaespaldas que me había dejado mi madre, había en la anciana una lealtad y devoción hacia mi madre que eran los cimientos de una labor que realizó por años, de pronto la última diapositiva pertenecía al día del funeral, algo extraño sucedía en ese pasillo, y ella apareció de la nada y todo había vuelto a la normalidad. Ella de alguna u otra forma siempre me protegió con su vigilancia, pero todo lo que mi cerebro analizaba y soltaba en estos momentos no me generaban mas que un impacto al grado de dejarme en shock.

- ¿Usted sabe que yo siento asco por usted?

- Sé todo de ti Aline...soy una hechicera, puedo ver a travez de ti...

- ¿Por qué? ¡Maldita sea! ¡¿Por qué no me dijeron nada?!

- No somos los únicos que tenemos magia a nuestro favor....

- ¡Eso no cambia nada!

- ¡Ya madura! Te he dicho que no tenemos tiempo para esto... - Sentenció poniendo los ojos en blanco y resoplando dejando una nube de vaho flotando en el aire. - ...escucha muy bien Aline. No sé cual es la prueba para encontrarlo, pero por lo que siento hoy es el dia que él se te revelará...

- ¿Quién es él?

- El Diario de las Sombras... es un cuaderno donde...

- ...están los secretos de las sombras. – Terminé la frase como si me la supiera de memoria. No recordaba haberla escuchado anteriormente.

- ...escucha niña, no puedes perder la cabeza allí dentro... - Continuó la Sra Vilma señalando mi casa con el bastón. – Enfocada y eficaz...no lo olvides, recuerda que necesitas de él...no puedes perder esta oportunidad.

Todo a mi alrededor se distorsionó, la Sra Vilma golpeó el suelo con su bastón y sin aviso el suelo empezó a temblar haciendo que aparecieran unas enormes grietas en él, Richard me tomó de la mano acercándome a él, Susan miraba a todos lados, mientras que Ashley se acercaba a Douglas aun con las manos en sus orejas, se escuchó un rugido por toda la casa y de pronto nuestros pies quedaron suspendido en el aire y al instante caímos por un agujero que había aparecido tras estallar el suelo en miles de pedazos.

De manera ilógica caímos en el sótano, Richard, Susan y Douglas cayeron sobre la estantería del centro haciendo que esta cayera al suelo, Ashley y yo caímos al suelo dándonos un gran golpe, la mesa de comedor cayó en medio del grupo haciéndose añicos y esparciendo porcelana de los platos, vasos y restos de comida, con los cuerpos aporreados todos nos pusimos de pie uno a uno. Cuando me incorporé puede ver que el aspecto del sótano había cambiado, las paredes de concreto habían pasado a ser de hierro, el piso tenía el mismo material, la lavadora, secadora y los demás trastos a excepción de la estantería habían desaparecido dándole un aspecto más espacioso, para mi sorpresa la escalera no subía a la puerta del sótano, esta vez bajaba a otra estancia, la puerta también había desaparecido, giré la mirada en busca del agujero, pero no había ninguno.

Richard se acercó a mí comprobando si no estaba herida, me besó acariciando mi brazo izquierdo, sus labios era suaves y a la vez azperos por la barba y el bigote, no puse resistencia, sentí en mi pecho el corazón latir rápidamente, un sentimiento que llevaba años retrayendo por fin estaba encontrando su alivio, pero con la misma rapidez que se dio, se terminó, ambos no nos miramos a la cara, simplemente respondí con una mueca que estaba bien dando unos pasos para marcar distancia. Douglas se acercó a Ashley mientras ayudaba a Susan a caminar, al parecer se había golpeado la pierna derecha. Todos sabíamos lo que sucedería solo con ver el nuevo aspecto del sótano, podía sentir la tensión de todos, pero por alguna razón yo estaba totalmente tranquila, confiada y sentía una valentía casi palpable, busqué con la mirada a la señora Vilma, pero no había rastro de ella, Ashley de pronto se agacho para tomar lo que parecía un palo de escoba.

- Este bastón me acaba de hablar... - Dijo Ashley con expresión de incredulidad.

- ¿Qué te dijo? – Pregunté por preguntar mientras buscaba alguna salida.

- Cuando todo termine, ven a buscarme...

Tras escuchar esto último, detuve mis pasos, giré sobre mis talones y me encaminé hacia donde estaba mi amiga, sin preguntarle, le quité el palo para comprobar que era el bastón de la Sra Vilma. Ashley caminó hacia la escalera.

- Puedo ver un lago. – Informó con voz entrecortada.

- Necesitamos que busquen una salida para ustedes. – Dije mirando a todos lados.

- ¿Para ustedes? – Dijeron Richard y Douglas al unísono.

- Sabes que esta es mi batalla. – Sentencié por lo bajo dirigiéndome a Richard.

- Si no te has fijado estamos todos encerrados aquí Aline, esta batalla no es solo tuya. – Bramó Ashley sorprendiendo a todos por su tono tenaz al misma tiempo que me quitaba el vastón y lo sujetaba con fuerza.

- ¿Qué batalla? – Dijeron esta vez Susan y Douglas.

- Busquen algo con qué defenderse. – Ordené con algo de preocupación por el grupo.