CAPÍTULO XXIII - Buscando otra salida

6 2 0
                                    

Joseph siguió a Ashley a la puerta, subieron las escaleras del sótano para salir de él, pero fue inútil, la puerta se cerró dando un sonoro portazo, di un respingo y mi amiga gritó, Joseph intentó abrirla pero el pomo no giraba, arremetió contra ella pero no se movió ni un centímetro, vencidos y resignados, bajaron a nuestro encuentro.

- Parece como si la fuesen cerrado desde afuera. – Afirmó Joseph dirigiéndose a Richard.

- Busquemos la caja de fusibles y después intentemos abrir la puerta... - Dije mirando a Ashley que estaba empezando a asustarse.

A tiendas empezamos a buscar, nunca había tenido la necesidad de buscarla en el pasado, debido a esto era que desconocía su paradero; al cabo de unos instantes Richard encontró lo que buscábamos, era una caja negra incrustada en la pared contraria donde estaba la lavadora que escondía el hueco a las espeluznantes cavernas, mi primó abrió la pequeña puerta desvelando los interruptores que controlaban la corriente de la casa, por la dirección que tenían las palancas de encendido y apagado, debería de haber corriente en la casa, Ashley se aferró a mi brazo libre tras ver el ilógico descubrimiento; lo presentí, algo sobrenatural sucedía, me acerqué a una ventana que se encontraba al nivel del suelo del exterior, observé el exterior, las casas de los vecinos conservaban su electricidad con normalidad.

Lancé una mirada de soslayo a Richard sin pronunciar ni una palabra, los nervios estaban a punto de colapsar, tomé asiento en el último escalón, apreté la coleta que sujetaba mi cabello, estrujé mis ojos tratando de aclarar mis ideas, Ashley tomó asiento encima de la secadora, Richard y Joseph subieron hasta la puerta y empezaron a aporrearla, al otro lado nadie respondía, cosa que hizo que mis cabellos se erizaran, de pronto mi amiga empezó a llorar ya con los nervios destrozados, me puse de pie para subir y ayudar a los muchachos, pero el esfuerzo era en vano, no importaba la fuerza con la que golpeáramos la puerta, esta no se abría. Un rugido se irguió en el silencio haciendo vibrar las paredes, di un respingo y perdí el equilibrio, Joseph y Richard me sujetaron rápidamente por ambos brazos evitando la caída, Ashley corrió gritando hacia donde nos encontrábamos, la situación se estaba tornando más espeluznante, cuando la vibración cesó se escucharon gritos y pasos en el salón, escuché la voz de Tía Marge gritar el nombre de mi primo y mío, me agaché y puse las manos en mis orejas para no escuchar nada, mientras apretaba con fuerza mis parpados para tampoco ver, Ashley no dejaba de sollozar, entonces sentí la voz temblorosa de Richard que me ordenaba a bajar las escaleras, todos bajamos nuevamente, sin saber qué hacer, el ruido proveniente de la sala no cesaba.

- ¿Qué está sucediendo? – Sollozaba Ashley temblando de pie a cabeza.

- No lo sé. – Respondió Richard mostrando entereza.

- Tenemos que hacer lo posible para salir de aquí y averiguar qué cojones sucede. – Soltó Joseph con la mirada clavada en la puerta.

- Si eso ya lo hemos intentado. – Corté malhumorada.

- ¿Crees que no quiero salir de aquí? Mis padres y mi hermana están allí arriba, así que ¡calla! – Bramó Richard.

Sin previo aviso la lavadora que tapaba el agujero del suelo se movió a un lado haciendo un ruido metálico, giré sobre mis talones para vislumbrar la acción, miré a Richard que me devolvió la mirada atónito, Ashley se aferró al brazo de Joseph, que observaba en silencio, inescrutable, se escuchó otro rugido seguido de varios gritos, instintivamente tapé mis oídos con ambas manos, las paredes vibraron, algunas se agrietaron, respiré profundamente buscando con la mirada otra salida que no fuese la que se había mostrado, no quería volver a las tétricas cavernas, las ventanas eran muy estrechas para que pudiéramos escapar por ellas, Ashley corrió hacia ellas teniendo la misma suerte que Douglas, Joseph la auxilió ayudándola a colocarse de pie tras haber colisionado contra el estante, Richard buscaba algún ducto de ventilación, pero no había uno lo suficientemente ancho como para que pudiéramos entrar en ellos, me lanzó otra mirada, esa mirada que estaba esquivando por varios minutos, no quería, por qué la felicidad me costaba tanto, siempre que era feliz, el destino se encargaba de quitármela hasta dejarme marchita, comprobé la señal de mi celular y esta era nula, no podría llamar a emergencias, entonces todo se aclaró en mi mente.

"Las lobas se convierten en bestias violentas

para proteger a sus cachorros"

Miré el agujero, negro como la noche, otra vez mas gritos, escuché la voz de Susan, vi como el rostro de Richard palidecía, Ashley sollozaba aferrada al brazo de Joseph, que apretaba cada vez más los puños cada vez que se escuchaba otro grito.

- Tendremos que ir...no hay más remedio. – Dije tratando de contener el llanto, Richard me tomó de la mano con fuerza, haciendo que sintiera su compañía.

- ¿De qué hablas? – Quiso saber Joseph.

Richard y yo bordeamos la estantería hasta llegar al agujero, Ashley y Joseph hicieron lo mismo, y sin pensarlo dos veces, respiré profundo, me abalancé sobre el negro hoyo, dejándome caer por él aun de la mano de mi primo, este aún sujetaba con la otra la pala de jardín, escuchando como se alejaba el grito ahogado de mi amiga.

El Diario de las Sombras (PRONTO EN FÍSICO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora