Capitulo 31

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Seungmin no podía dejar de reír, incluso le dolían las mejillas de tanto hacerlo, pero a diferencia de él, Minho tenía una cara de pocos amigos. No entendía porque la madres siempre tenían que avergonzar a sus hijos, ¿qué a caso era un requisito para serlo?

— Era un bebé muy bonito —dijo ella con una sonrisa— Y tenía unas pompis suavecitas.

— Por dios señora Lee —se agarró el estómago porque le comenzaba a doler de tanto reír— Lo siento, lo siento.

—No te preocupes, cariño.

Ella se había encargado de enseñarle las fotos de Minho cuando era bebé, algunas eran tan lindas y tiernas, pero otras eran graciosas y las palabras de ella no ayudaban en nada.

—Bueno ya —habló él un poco molesto— Dejen eso.

— No te apenes, hijo —apretó su mejilla— Eras hermoso.

—Lo eras —aseguró Seungmin cuando se calmó— Perdón por reírme.

Aunque Minho por fuera demostrará que estuviese molesto, por dentro estaba feliz, pues le encantaba escuchar a Seungmin reír así. Se veía tan hermoso haciendo sus ojitos en una pequeña rayita.

— Bueno, debemos ir a mi habitación —tomó al rubio de la mano, pero su madre lo detuvo.

—Cuidado con sobrepasarte, eh —habló bajito y le miró con los ojos entrecerrados— Mantén esas manos quietas y lejos de su lindo cuerpecito.

—Mamá ya basta —susurró— No haré nada.

—Más te vale —le dejó un beso en la frente— Hasta mañana.

Aunque Seungmin quiso escuchar que se decían, la verdad es que no lo logró. Así que sólo se despidió —Que tenga lindos sueños, señora Lee. Gracias por dejarme quedar aquí esta noche.

—No hay de que, cariño —le sonrió dulcemente— Igualmente para ti, descansen.

Sin más, se dirigieron a la habitación de Minho y esté cerró la puerta detrás de si. Seungmin se sentó en el borde de la cama y miró todo como si fuese la primera vez que estaba ahí.

—Fue cruel reírte así de mi.

—Lo siento, algún día veras mis fotos de bebé y te permitiré reír también —aseguró.

— ¿Algún día conoceré a tu madre?

— Algún día, si —sonrió— ¿Qué haremos ahora?

— ¿Qué quieres hacer? —se sentó a su lado— Haremos lo que quieras.

Seungmin estaba nervioso de estar ahí, pero también muy feliz por pasar la noche a su lado. Pero sinceramente no sabía que quería hacer, con Felix miraba películas mientras se ponían mascarillas o ese tipo de cosas, pero ¿qué haría con Min?

—Lo que sea.

Él pelinegro asintió sabiendo que ese «lo que sea» era un «no tengo idea» así que en su mente, hizo sus planes y eran bastantes buenos. No quería ponerlo nervioso, ni que pensará que quería repetir lo que sucedió en la fiesta, por eso se encargaría de divertirse juntos.

Y así lo hicieron.

A Seungmin le sorprendió cuando Minho llevó unas mascarillas de miel —que en realidad eran de su madre— y helado de chocolate. Lo comieron mientras se colocaban las mascarillas y esperaban a que pasaran los minutos para que hiciera efecto y pudiesen retirarlas.

— Te vez chistoso, Minhonnie —soltó una risita tierna, mientras llevaba la cuchara a su boca.

—Pero tú también.

— Lo sé, pero no importa —tomó el celular del chico entre sus manos para tomarle una foto, pero se sorprendió al ver que tenía la foto que se habían tomado días atrás.

— ¿Qué, qué pasa?

—Eres tierno —sonrió y le enseñó la pantalla del aparato— Cada vez me sorprendes más.

—Sólo soy tierno contigo, Seungmin.

—Eso me gusta —aseguró para después abrir la cámara del celular y tomarle una foto a Lee con un efecto chistoso. El hecho de que le había permitido tomar su teléfono le había sumado puntos, porque así lo sabía; no le escondía nada.

Después de las mascarillas, le convenció para jugar a las luchitas, claro que Minho no iba a lastimarlo, sólo era un juego. Así que comenzaron el juego con pequeños empujones hacía la cama y un montón de risitas. Seungmin hacía lo posible para ganarle, pero era más delicado y perdía por mucho, porque él pelinegro lo cargaba para después dejarlo caer en el colchón y fingir darle golpecitos en las costillas.

—Eres débil Kim Seungmin —se burló sin bajarse de encima suyo.

—No lo soy —lo miró fijamente.

—Lo eres, pero me gustas así —besó su nariz— Y mucho.

Seungmin se sonrojó y su pecho comenzó a subir y bajar con rapidez debido a su respiración acelerada —Tú también me gustas mucho.

— ¿Cuánto?

—Muchísimo, pero no soy débil —lo empujó para quitarlo de encima suyo, rápidamente subió en su regazo y comenzó a hacerle cosquillas en el vientre.

Minho comenzó a reír sin poder evitarlo, pues siempre fue muy cosquilloso. — B-basta, no... detente —habló con dificultad, pero él no se detenía.

—Retráctate.

—Nunca —siguió riendo hasta el punto de que comenzaron a salir pequeñas lágrimas de sus ojos y sentía que ya no podía aguantar, en cualquier momento se haría pipí de la risa, así que sin estar consciente empujó al pobre chico haciéndole caer de pompas al suelo.

— Seungmin, perdón —se levantó rápidamente para ir ayudarle. Él rubio tenía el rostro serio, pero segundo después se echaron a reír a carcajadas hasta que les dolió el estómago.

Se quedaron ahí acostados en el suelo, mientras miraban el techo como lo más interesante del mundo tratando de recuperarse de ese ataque de risas.

Lejos de ser una noche dónde hicieran cosas pervertidas, estaban divirtiéndose como nunca y era mucho mejor.

— Me alegra mucho que estés aquí.

—También a mi —se dio la vuelta para quedar frente suyo y colocó sus manitas bajo su mejilla.

Sinceramente, jamás se imaginó que estaría haciendo este tipo de cosas con Minho, si hace unos meses atrás alguien le dijera que lo estaría haciendo, se hubiese burlado en su cara. Era algo que le parecía imposible en esos tiempos, pero ahora, estaba pasando y era real. Los sentimientos de ambos también lo eran, en especial los de Minho que habían sido desarrollados primero.

— ¿Te confieso algo? —preguntó Seungmin.

— Dime.

— Hace unas semanas atrás, me la pasaba pensado en quien sería la persona que me dejaba cartas en mi casillero, día y noche trataba de imaginarme quien sería y cómo —suspiró— Jamás creí que podías ser tú, pero ¿sabes? me alegra que si lo hayas sido, me siento tan feliz.

—Dame la oportunidad de ser tu novio y prometo hacerte mucho más feliz, Minnie —estiró su mano para acariciar su cabello rubio— No te vas a arrepentir.

— ¿Me lo prometes?

— Te lo prometo, bebé.

—¿Con el meñique? —le enseñó su pequeño dedo y Minho entrelazó el suyo con aquel.

—Con el meñique.

Gracias por leer<3

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