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—_______... —murmuré su nombre, un poco nerviosa e impresionada por su presencia.
—Oh, así que sí estabas aquí. —comentó— Creí que había sido imaginación mía.
—Sí, bueno.. —pasé mi mano por mi cabello— Tú... ¿Estudías aquí?
—Así es, y veo que tú igual. —mencionó. Sus ojos me observaron fijo por un tiempo, y antes de que pudiera decir algo, una tercera voz se hizo presente.
—¡_______! —exclamó un chico, no muy lejos de nosotras.
Mi mirada pasó a él. Estaba apoyado contra una de las paredes del Instituto, con sus brazos cruzados sobre su pecho y su ceño fruncido mirando a mi contraria. ¿Ese era su novio?
Entorné mis ojos y mi mirada pasó a _______ cuando escuché un pesado suspiro de su parte.
—Hablamos otro día, ¿Si niña? —me interrumpió, subiendo su mano para dejar un suave toque en mi cabeza. Me sonrió levemente antes de darse media vuelta y caminar hacia el chico que, al parecer, la esperaba.
Ambos comenzaron a caminar, alejándose de mí. Y antes de perderse en lo largo del pasillo, ella giró a verme nuevamente y guiñó uno de sus ojos antes de sonreír y volver a ver a su frente. Sentí el calor acumularse en mis mejillas y esparcirse por mi rostro..
Y lo odié. Odié esa sensación que se hizo presente en mí.
Ella... Tiene pareja.. Y no puedo entrometerme en esa relación.
Solté un suspiro antes de afirmar el agarre en una de las correas de mi mochila, comenzando a caminar hacia la salida de la instalación. Solo quería llegar al apartamento y sumergirme entre las sabanas de mi cama.
— — —
El día siguiente después de aquel encuentro entre _______ y yo, volví a la universidad con normalidad. Quizá fue inconsciente, pero esperé encontrarla nuevamente, aunque fuera una sola vez...
No ocurrió.
No la ví en toda mi jornada en la universidad, y de cierta forma, eso me decepcionó.
Solté un suspiro, abriendo la puerta de mi salón de clase. Había olvidado mi billetera y el tacaño de Takeomi dijo que no me daría un solo yen hasta ver que no había malgastado el dinero de la mesada.
Pero, lo primero que ví una vez abrí la puerta, fue a ella. Mi ceño se frunció con clara confusión al verla, al ver a _______ sentada en mi asiento con mi billetera en manos. Su mirada se desvió de la ventana para observarme a mí y una vez nuestros ojos se encontraron sonrió.
—Ah, regresaste. —murmuró, levantándose de la silla— Estaba comenzando a pensar que no lo harías.
—¿Qué... Estás haciendo aquí? —me adentré en el salón, cerrando la puerta detrás mío.
—Bueno... —ella caminó hacia mí, dejando la billetera en el escritorio. Por inercia retrocedí, y me arrepentí de haber cerrado la puerta una vez que mi espalda chocó contra ésta. Su mano se apoyó en la puerta, cerca de mi rostro y me arrinconó ahí— Sólo quería verte.
Sentí mi corazón detenerse por un microsegundo una vez la escuché, y un intenso calor no tardó en invadir mis mejillas.
¿Quería verme?
—¿E-eh? ¿Por qué.. Querrías verme?
—Mhm... —sus ojos se posaron en los míos, observándome con intensidad. Nos mantuvimos así por un momento y no pude evitar tragar saliva una vez sus ojos bajaron a mis labios.
Su rostro comenzó a acercarse al mío, y yo, con toda la voluntad del mundo la quité de mi camino para caminar rápidamente hacia mi escritorio y tomar mi billetera. Una vez la tuve en manos decidí salir de ahí con la misma rapidez, sintiendo mi corazón latir a mil por aquel acercamiento. Sin embargo, antes de que siquiera llegara a la puerta, una de sus manos tomó mi muñeca y me aprisionó nuevamente, esta vez contra el escritorio del maestro.
—¿Por qué tan apurada, niña? —murmuró, sentí su aliento cerca y eso hizo que mi rostro se calentara aún más.
—T-.. Takeomi me está esperando... —respondí en un murmullo.
—Mhm... —sentí su aliento en mi cuello. Tragué saliva dificultosamente— Que espere un poco más... —sentí sus labios dejar un beso en lo largo de mi cuello antes de subir su mirada hacia mí, su mano sujetó mi mentón y me obligó a verla a los ojos— Ese idiota me lo debe..
Sin decir algo más, sus labios chocaron suavemente con los míos y aunque sabía que eso estaba mal.. Acepté su beso, moviendo mis labios al compás de los suyos. Sus manos fueron a mi cintura y me alzó, sentándose en el escritorio del maestro, llevé mis manos a su cuello y enrollé mis piernas en su cadera, acercándola un poco más a mí.
No obstante, mi cabeza reflexionó y me obligó a romper con aquel beso, separando nuestros labios abruptamente.
—No, esto no.. Esto no está bien. —murmuré, soltando un suspiro. Inconscientemente afirmé mis manos en su cuello— Sólo sé... Tu nombre, ni siquiera te conozco.. Además, tienes novio.
—¿Mhm? —me observó, su mirada denotaba clara burla— ¿Así que eso importa?
Guardé silencio, manteniendo la mirada baja para ocultarle mi sonrojo. Mi respiración era descoordinada mientras mis brazos se afirmaban a su cuello y mis piernas se enrollaban en su cadera.
—Por supuesto que importa... —finalmente contesté, y ahora fue ella quien guardó silencio.
Después de un tiempo su rostro se acercó al mío, así que por inercia cerré los ojos, esperando el contacto de sus labios nuevamente contra los míos. Pero, en su lugar, sentí sus frías manos recorrer mi espalda por debajo de mi camisa; solté un chillido ahogado ante el contraste de su fría piel contra mi calidez.
—Ya veo.. —la sentí alejarse por lo que alcé la mirada para verla. Sus ojos fijos en mi rostro con una pequeña sonrisa, una sonrisa que no supe deducir— Entonces conozcámonos.
