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Sentí sus frías manos acariciar mi espalda con suavidad por debajo de mi camiseta. Temblé ante el contraste de nuestras pieles, inevitablemente aferrando mis manos a su suéter color crema y solté un suspiro cuando sus labios comenzaron a dejar húmedos besos a lo largo de mi cuello.
—Es-.. Estamos en público. —susurré, mis dedos aferrándose aún más a su suéter— De.. Detente.
Y ella se detuvo.
Sus manos salieron de mi camisa y se alejó de mi cuello, mirándome directamente a los ojos. Comencé a regular mi respiración que se había acelerado un poco, sentía mis mejillas arder con fuerza mientras seguía aferrada a ella.
Sus besos comenzaron a hacer falta y el contacto de sus mano contra mi piel también, sentía pequeños cosquilleos en las zonas que sus manos recorrieron anteriormente con fervor.
Ella me observó nuevamente antes de alejarse de mí, sus manos se escondieron en los bolsillos de su pantalón y desvío la mirada hasta el suelo. ________ infló ambas de sus mejillas antes de soltar el aire y mirarme nuevamente.
—Lo siento. —murmuró, sus ojos mostraron clara pena y vergüenza— Déjame llevarte a tu casa..
Asentí lentamente con la cabeza, mirándola fijamente antes de reanudar nuestra caminata por las calles.
— — —
Dí otra vuelta en mi cama, no pudiendo conciliar el sueño. Sus toques seguían presentes a pesar de que ya no estaba ahí y se sentía extraño, era extraño.
Comenzaba a hacer calor a pesar de tener el aire acondicionado encendido, ¿Por qué sentía calor tan de repente?
Mi mano bajó por mi cuerpo hasta parar en medio de mis muslos, toqueteando este un poco. Quería hacerlo, pero no sería igual..
Quería que ella lo hiciera...
¿Cómo se sentirían sus manos en mi cuerpo? ¿Cómo se sentiría tenerla sobre mí? Quería saberlo... Quería gemir su nombre mientras pedía por más...
Meneé la cabeza y retiré mi mano de mi muslo antes de que esta llegara más allá, dando otro giro sobre mi cama y cerrando mis ojos para intentar conciliar el sueño.
Por Dios Senju, eres una universitaria, no una adolescente hormonal.
— — —
El día siguiente pasó con normalidad, es decir, con la misma rutina aburrida de siempre. Solté un suspiro una vez la maestra concluyó con la clase, saliendo del salón una vez tomó todas sus cosas.
Las voces mezcladas de las demás personas hicieron eco en el lugar, este desvaneciéndose poco a poco debido a que las personas salían del salón. Como siempre, esperé a ser la última en el salón para salir de este, dándole una mirada a los pasillos para ver si casualmente lograba mirarla.
En vano.
Me preguntaba... ¿Qué hubiera pasado si aceptaba su propuesta?
—¡_______! ¡Te esperaré afuera! —escuché una voz femenina. Giré mi cabeza en su dirección y ví como una castaña salía de uno de los salones del pasillo— ¡No tardes o me iré sin ti!
Sin decir más ella cerró la puerta y se dio la vuelta para desaparecer en el pasillo, entre las pocas personas que aún estaban en la universidad. Dudé un poco, pero al final si me acerqué a aquel salón, abriendo la puerta una vez estuve frente a este.
—¿Olvidaste algo, Nao-...? —_______ detuvo su oración al verme. Sus ojos pestañearon un par de veces, mirándome un poco incrédula de que yo estuviera ahí— ¿Senju?
—_______... —musité su nombre, dando pequeños pasos para acercarme a ella.
Mi cuerpo reaccionaba por sí solo, haciendo caso nulo a las alertas de mi cerebro. Mi razón decía que saliera de ahí, pero mi lujuria decía que me quedará e hiciera lo que tenía en mente. ¿Que quien ganó esta discusión? La lujuria.
Mis manos se posicionaron en el escritorio en el que estaba sentada, encerrandola entre el escritorio y mis brazos. Ella me observó confusa y un poco divertida.
—¿Qué haces, niña? —preguntó paulatina y algo burlona.
—Quiero... —mis mejillas comenzaron a arder un poco, pero me mantuve en mi lugar. Me acerqué un poco más a ella, enrollando mis brazos en su cuello y acercándome a su rostro— Quiero saber cómo se siente hacerlo contigo..
