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—Te ves diferente— musitó su padre, con la mirada fija en la calle mientras conducía —. Espero todo esté en orden. 

—Mitsuki, no deberías ser tan condescendiente, Kacchan esta en shock. Sé más amable.

— ¿Oh? Supongo que tienes razón.

      Bakugou, inmerso en la infinidad de pensamientos que lo consumían hasta la médula, miró a su madre desde el asiento trasero, a través del retrovisor donde ambas miradas se encontraron. No tenía nada que decir, aunque no era como si le hubieran hecho una pregunta pero el hecho de responder aquel (probablemente) trivial comentario se sentía peligroso; igual que ir caminando por una delgada cuerda sostenida en el aire, de cara al vacío lúgubre y oscuro.

       Durante el transcurso, Bakugou tuvo un breve recuerdo de su pasado con Izuku.


       El viento de Enero era mucho más helado que en Diciembre. A Katsuki le habían mandado a hacer unos análisis de sangre ya que sus periodos eran demasiado violentos, su testosterona se disparaba hasta los cielos y sus padres temían que pudiera ser un Stigma o quizás un Máxima Categoría. Sin embargo, todo era propio de un Alfa Dominante que transcurría la pubertad, se lo iban a controlar con unos supresores especiales.

      Llegó a la escuela un poco más temprano de lo usual ese día, sin embargo había olvidado tomarse su supresor. Su padre le reñiría si se enteraba, así que tenia planeado mantenerse alejado de los Omegas e irse a casa inmediatamente después que las clases hubiera terminado. No era un plan infalible pero era bueno, la mayoría de sus amigos eran Betas y uno que otro Alfa, así que no tendría problema en pasar desapercibido.

       Sin embargo, hubo una ligera variante. Midoriya estaba tumbado de bruces dentro del salón, en completa soledad, dando espasmos y respirando agitadamente. El aroma dulce de las feromonas golpeó su nariz al abrir la puerta y sus sentidos se vieron rápidamente cegados.

       Su cuerpo se movió de forma inconsciente mientras su mente gritaba con desesperación. Izuku intentó pararlo, le arañó el cuello y los brazos pero el imponente Alfa de dieciséis años lo aprisionó con el peso de su cuerpo, inmovilizandolo lo devoró por completo. Pudo haberlo marcado pero el chico llevaba su collar anti mordidas.

       Fue una mañana larga cuando los amigos de Bakugou entraron y lo separaron del chico inmediatamente. Le ayudaron a llevarlo a la enfermería y curarlo. Para cuando recobro sus sentidos, el daño ya estaba hecho. Acompaño a Izuku en la enfermería el resto del día, esperando a que recuperara la conciencia. Cuando lo hizo, Bakugou supo que su destino se había sellado en ese momento.

     No le gritó, tampoco se molestó. Parecía una marioneta sin vida, triste y que causaba demasiada lástima. Se sentó con cuidado en la camilla mirando a Bakugou, quien se estaba ahogando en culpa.

No te asustes, Kacchan. Es natural que pase, ¿cierto? Somos Alfa y Omega, si tengo mi celo es normal que reacciones, no te preocupes.

     No, aquello no era lo correcto ni natural. Si hacia daño de esa manera, ¡no podía estar bien!

      Sin embargo, a partir de ese día no podía parar. Cada vez que entraba en celo, Izuku acudía a él para aliviarse, hasta el punto que Bakugou sintió que todo había sido su culpa, que por aquel crimen lo había roto y vuelto de esa manera y si no podía ir preso, al menos debía tomar responsabilidad por lo que había creado.


       Llegaron al hospital en menos de diez minutos, era un edificio sencillo pintado de blanco hueso, nada ostentoso como donde Kyoka estaba siendo tratada. El viaje había sido especialmente incómodo para la señora Midoriya, quien no había dejado de frotarse las manos y ver de reojo la tensión casi palpable entre Mitsuki y él. 

ALPHA PRIDE || ♡KiriBaku♡ || ♂Omegaverse♂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora