《Orgullo Alfa》.
Katsuki Bakugou, tras comprometerse con una persona a la que no ama pero siente que le debe mucho, cree que ha perdido el control de su vida.
Desesperado por encontrar un poco de control en sus acciones, termina en un bar, donde con...
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OCHAKO URARAKA.
En la oscuridad de sus más profundas pesadillas, los recuerdos más dolorosos se hacían presentes. Aquellas ocasiones donde su padre era acosado por personas desconocidas que le gritaban nada más que insultos, cuando posteriormente tuvo que dejarla en manos de su tía y después el bullying en la escuela que le recordaba cada día que no tenía padres presentes en su vida; su madre había muerto y su padre la había abandonado.
Años y años de explicaciones estériles que no le decían nada, toda su vida giraba y se movía en torno a las mentiras de los adultos. Y esa no era la peor parte, pues esa noche había descubierto su posible verdadero origen. Estaba preparada para escuchar las mentiras de esa mujer que decía ser el padre de su padre pero todo lo que salió de su boca fue una insólita verdad que su padre no negó en el acto y que le heló la sangre. Y no por el descubrimiento sino por la prefabricada mentira de todos a su alrededor. Se sintió traicionada por enterarse de aquella manera y furiosa con quien se lo había contado. Sin embargo, también entendía que debía haber una razón para que su padre se lo ocultara.
La niebla en sus recuerdos se espesó por un momento para dar paso a un recuerdo igual de doloroso pero mezclado con más de un sentimiento. Era su primer encuentro con Izuku Midoriya. Recordó todo desde que se abalanzó sobre él hasta los días que pasó intentando no recordarlo demasiado; las noches enteras soñando con él e incluso haciendo una búsqueda en internet para encontrarlo en redes sociales. Ahí se encontró con una interesante y breve noticia de un pequeño periódico universitario; 《El prodigio asombra una vez más 》. Trataba de una prestigiosa Universidad fuera de la ciudad, donde detallaban lo prometedora que sería la carrera de Izuku Midoriya en la facultad de Derecho pues su aguda inteligencia y confianza al hablar proyectaba una imagen profesional y perfecta. No decía nada más. Le deseaban suerte y ya. Se notaba que era bastante querido. Cuando Ochako intentó indagar más a fondo se percató que el contenido más extenso sólo podía ser visto por miembros de dicha universidad.
《¿Habrá terminado su carrera?》, 《 ¿A qué se dedicaba en el presente》 , 《¿Cuáles eran las cosas que le gustan y disgustaban?》, 《¿Cuáles eran sus pasatiempos?》. Un sinfín de preguntas como esas habían pasado en diversas ocasiones por su cabeza en esa semana. Por un momento, la idea de tener a una persona que estuviera destina sólo para ella no le desagradó; la vio como alguien que quizás podía comprenderla y aceptarla. Como alguien que jamás le mentiría.
Cuando se encontraba siendo perseguido por aquella mujer, sólo pensó en Izuku y como deseaba verle una vez más. Entonces apareció, cómo si fuera la forma del destino de decirle que tenía a alguien. Aunque egoísta, ella deseaba aferrarse a esa esperanza.
Despertó sobre una incómoda cama, todo cuanto sus ojos veían era de color blanco, azul y derivaciones del color beige. Su cabeza punzaba tanto en la parte posterior como en la frontal; casi como si trajera una banda elástica muy apretada. Suspiró pesadamente. En el dorso de su mano derecha había una intravenosa suministrandole un suero con algunos supresores o al menos eso decía la etiqueta del medicamento colgado en un tripié junto a su cama. Era un poco doloroso pero no demasiado y además ya estaba a punto de terminarse.
