《Orgullo Alfa》.
Katsuki Bakugou, tras comprometerse con una persona a la que no ama pero siente que le debe mucho, cree que ha perdido el control de su vida.
Desesperado por encontrar un poco de control en sus acciones, termina en un bar, donde con...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
SHOUTO TODOROKI.
Los días de Kyoka Jirou se había vuelto grises como las nubes en día lluvioso. Todoroki había intentado que se quedara en casa con él, pero ella no quería tener que disimular frente a su hija todo el dolor que estaba cargando; una muerte, un crimen impune, cicatrices en su cuerpo que duraría quizás tanto como las emocionales y que eran un constante recordatorio de los hombres que le arrebataron al amor de su vida. Luego del íntimo funeral tras tres días del fallecimiento de Denki Kaminari ya había pasado dos semanas. Shouto se había reincorporado con normalidad al trabajo y también se le había permitido participar en el caso de homicidio de su compañero como detective activo debido a la falta de persona. Sin embargo, no podía intervenir aún en la investigación de su ex esposa.
Se estaba manteniendo en comunicación con su hermano Eijiro desde el funeral y gracias a esto se enteró de lo que había acontecido con su hija e Izuku Midoriya. En cuanto a sus compañeros, todo parecía marchar con una insólita normalidad. Lo único que el Alfa bicolor podía resaltar era lo sorprendentemente callado que Bakugou se había encontrado en el transcurso de esos días pero Shouto no tuvo el valor de preguntarle de qué se trataba. El instinto le decía que era algo sumamente delicado y podía sacar sus propias conclusiones gracias a la llamada que le hizo anunciando la cancelación definitiva de su boda. Era cómo si hubiera perdido el rumbo y sólo quedara un cuerpo sin alma a la deriva. Incluso inspiraba algo de lastima.
Eso podía resumir con facilidad los acontecimiento importantes en la vida del Alfa. Yendo a cosas más exteriores, la pista de Gou Imasuji (uno de los presuntos sospechosos en el caso) había desaparecido. Sus padres habían reportado su ausencia a la policía del condado vecino pues residían ahí actualmente. Sus hermanos, sin embargo, negaron haberlo visto previamente a su desaparición; daban como referencias fechas de hacía meses y los tres tenían coartada para toda una semana lo que automáticamente los exoneraba. Pero existía algo sospechoso en todo aquello; todo era demasiado conveniente, demasiado perfecto, casi planeado.
Ese día llegó temprano, como habitualmente lo hacía, guardó un cambio extra de ropa en su casillero y llamó a Kyoka para saber como se sentía esa mañana; su voz sonaba igual de decaída que días pasados.
—Estoy entumecida desde la cabeza hasta la punta de mis pies. Se siente como tener el cerebro adormecido— le explicó lentamente —. He comido un poco más hoy, espagueti en salsa blanca.
—Excelente, la cocina de tu madre siempre ha sido impecable, debió haber estado deliciosa— dijo, aunque sabía que ella no podía saborear nada —. ¿Te tomaste tus vitaminas?
—Sí, lo hago sin falta, también algunos supresores ligeros, mi celo está cerca. Sinceramente desearía poder extirparme las glándulas, así no tendría que pasar por ese calvario.
—No digas eso, tus feromonas son muy agradables.
Kyoka soltó una débil risita a Shouto esto le causó una inmensa oleada de alivio.
