《Orgullo Alfa》.
Katsuki Bakugou, tras comprometerse con una persona a la que no ama pero siente que le debe mucho, cree que ha perdido el control de su vida.
Desesperado por encontrar un poco de control en sus acciones, termina en un bar, donde con...
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IZUKU MIDORIYA.
¿En qué momento su relación se había distorsionado? ¿En qué momento su corazón flanqueó ante sentimientos que tenían años de antigüedad? ¿En qué momento se había vuelto tan débil?
IzukuMidoriya era un Omega excepcional, de buen linaje a pesar de tener Betas en su familia. Inteligente y amable, reunida todas las características que a Bakugou le gustaban y aunque no habían tenido el mejor inicio, Izuku creía firmemente, dentro de su corazón, que Bakugou era el único Alfa para él... O al menos eso pensó hasta que conoció a Ochako Uraraka.
El crepúsculo se ceñía sobre la ciudad anunciando un pronto anochecer. Izuku había pasado el día entero con su mejor amiga, Tsuyu, una Omega a quien había conocido durante su estancia en la Preparatoria y también en quien depositaba toda su confianza. Ella lo había acompañado a su cita con el doctor, aunque lo esperaba fuera, en la sala de estar. Dentro del consultorio, el especialista le dijo que no había nada de malo con sus feromonas o ciclos de celo que todo se había regularizado rápidamente tras el ataque. Esto sólo generó más intriga y miedo en el Omega.
— ¿Tiene rechazo a su compañero? Eso es... bastante peculiar— le dijo el doctor Tenya Iida, un ginecólogo obstetra especialista en Omegas varones y quien lo había atendido tras el ataque de Ochako Uraraka —. ¿Ha notado algún otro síntoma?
Hablaba propiamente y lo hacía sentir seguro. Se removió un poco en el asiento, incómodo ante la idea de exponer tantas problemas de índole íntima.
—No es sólo rechazo— explicó, frotando sus dedos entre sí, nervioso, incapaz de aceptar lo que iba a salir de sus labios —. Es repudio total... cuando me toca, besa o incluso el sonido de su voz... Hemos estado juntos por casi diez años, es extraño.
El doctor Tenya asintió con lentitud.
—Todo empezó desde el incidente con su Alfa destinado, ¿cierto?— preguntó e Izuku asintió —. Realmente no hay bases científicas para lo que está sucediendo y no te puedo dar una respuesta concreta. Quizás los síntomas sean pasajeros. Por el momento, aumentaré su dosis de supresores a dos pastillas cada tercer día y esperaremos a que estos síntomas pasen. También te mandaré unos análisis de sangre para monitorear el medicamento y tus feromonas.
—Entiendo. Gracias, doctor.
No tenía nada más que decir. Si la medicina no podía explicarlo, ¿cómo se suponía que el Omega debía lidiar con eso? Había ido al consultorio en busca de respuestas, sin embargo la cita sólo dejó más incógnitas.
El doctor escribió los medicamentos en la receta médica, colocó su sello al pie de la hoja, la cortó y se la extendió al paciente. Izuku la tomó, leyendo con cuidado, aunque su atención se concentró en el género del doctor, el cual figuraba junto a su nombre y cédula profesional; algo que le parecía un poco discriminatorio pues no era lo mismo para Betas o Alfas.
